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Arqueología subacuática: recuperación de un patrimonio cultural


 

 

  • Pilar Luna es precursora e impulsora de la arqueología subacuática


  • Importantes hallazgos de fauna pleistocénica, de restos humanos y de hogueras que fueron encendidas hace más de 10 mil años


  • La información que se obtenga de las investigaciones permitirá completar páginas de nuestra historia 


    Buceando en las misteriosas cavernas o en mar abierto entre jade, oro, obsidiana, copal, madera, cerámica, concha; hallando prendas que quizás pertenecieron a doncellas mayas ofrendadas al Dios Agua, pasando por caminos que conducen a sitios en los que yacen huesos humanos y de animales extintos hace más de 10 mil años; explorando entre pasadizos de lo que antaño fueron navíos que guardan secretos de nuestra historia...

      Lo que encontramos detrás no son los buscadores de tesoros, sino a quienes practican una disciplina que pretende dar a conocer la riqueza del invaluable patrimonio cultural sumergido: la arqueología subacuática.

    Pilar Luna.
    AMC/Carlos Ramírez.
    Pasos firmes
    En 2001 se adoptó formalmente
    la Convención de la UNESCO
    para la Protección del Patrimonio
    Cultural Subacuático.

      La Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia, a cargo de la arqueóloga Pilar Luna Erreguerena, fundadora e impulsora en México de esta disciplina, desarrolla destacados proyectos en diversas partes de nuestro país.

      Como fruto de uno de ellos, este año se publicará el libro que describe la historia del naufragio de la Flota de la Nueva España que quedó atrapada en el fondo del océano. 

     

    Las huellas de la navegación  

    La Flota de la Nueva España -que inicialmente partiera de Cádiz a México en 1630 y que estuvo en nuestro territorio durante un año- zarpó el 14 de octubre de 1631 de San Juan de Ulúa, Veracruz, con destino a España. A los pocos días enfrentó una tormenta que hizo que se dispersaran las naves, varias de ellas naufragaron, algunas regresaron a Veracruz, otras llegaron a Campeche y eventualmente a España. Entre las que naufragaron se encontraban las dos naves insignia, la Capitana y la Almiranta: Nuestra Señora del Juncal y Santa Teresa.

      La pérdida de la flota fue un gran descalabro para la corona española porque lo que iba en aquellos barcos sería el sostén de los ejércitos y de la clase noble. A bordo, una de las mayores riquezas que salieron de la Nueva España durante el virreinato, sigue siendo hoy día tema de interés para arqueólogos, antropólogos, historiadores y, por supuesto, también para buscadores de tesoros.

      Lo que yace de la Flota de la Nueva España en el fondo del Golfo de México -además de los restos de los tesoros del virreinato y los de los navío-– es una cara de la historia de la Nueva España que todavía permanece sumergida y que gracias a los esfuerzos de Pilar Luna y su equipo empieza a conocerse. 

    El reto de la arqueología subacuática
    "Para nosotros lo más importante es crear conciencia de que en las aguas de México existe un patrimonio cultural subacuático que tiene un potencial de información tremendo,
    que investigándolo de manera adecuada va a producir ese conocimiento y va a asombrarnos llenando páginas de la historia
    que hoy día desconocemos".


    Visión holística

    Pilar Luna explica que una de las finalidades del Proyecto de la Flota de la Nueva España de 1630-1631, que nació en 1995, es hacer una investigación desde el punto de vista antropológico, arqueológico e histórico que reconstruya la historia del antes, durante y después de esta flota.

    "Hemos hecho tres temporadas de campo, dos en la Sonda de Campeche y una en la plataforma veracruzana. Desafortunadamente no hemos encontrado ninguna de las embarcaciones pertenecientes a la flota, sin embargo se ha logrado reunir e investigar gran cantidad de documentos en los acervos de España (Archivo General de Indias en Sevilla y otros en Madrid, Simancas, Cádiz y el País Vasco), de México (Veracruz, Puebla, Tabasco, Campeche, Yucatán y ciudad de México), y de La Habana, Cuba."

      Con toda la información recabada hasta el momento será publicado este año el libro sobre toda la historia de esta flota y de lo que estaba sucediendo desde diversos puntos de vista.

      Paralelamente al trabajo de localización de los naufragios de la Flota de la Nueva España, la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH también inició el Proyecto del Inventario y Diagnóstico de Recursos Culturales Sumergidos en el Golfo de México, "ya llevamos más de cien sitios con barcos o restos de éstos (anclas, cañones, cadenas, etcétera) que van desde el siglo XVI hasta el XX".

    Cortesía:
    Subdirección de Arqueología
    Subacuática/INAH

      Asimismo, en 1999 empezó el Proyecto de Atlas Arqueológico para el Registro, Estudio y Protección de los Cenotes de la Península de Yucatán, el cual surge ante la necesidad de atender el universo del patrimonio cultural sumergido en aguas interiores.

     

    Lo que encierran los cenotes   

    Dentro de los hallazgos más sorprendentes en aguas continentales, están sin duda, los vestigios de las culturas prehispánicas que se asentaban cerca o alrededor de los cenotes, lagos, lagunas, manantiales y ríos para suministro tanto personal, agrícola y para ofrendar a las deidades.

      Han sido hallados restos de animales extintos como el caballo americano, un tipo de llama, y de murciélago, así como restos humanos. Además, se descubrieron hogueras que fueron encendidas hace más de 10 mil años.

    El equipo de investigadores de la Subdirección de Arqueología Subacuática ha desarrollado técnicas especiales de registro en cenotes avanzando hacia el conocimiento de nuestro patrimonio bajo el agua e interpretando in situ los hallazgos. Además de los arqueólogos, participan especialistas en otras disciplinas afines. Aunque no todos bucean, pueden presenciar los pormenores de los descubrimientos mediante cámaras y cables umbilicales que transmiten las imágenes hasta un monitor instalado en la superficie, lo cual permite en ciertos casos tomar decisiones de manera conjunta. 

    Cortesía:Subdirección de Arqueología Subacuática/INAH

     

     

     

     

     

     

     

    Cortesía:Subdirección de Arqueología Subacuática/INAH


     

    La Luna detrás de la arqueología 

     

    La primera exposición de arte prehispánico en Bellas Artes fue en 1980 y el caracol del Templo Mayor fue la pieza clave de esa exposición, fue nada menos que Pilar Luna la arqueóloga quien lo descubrió. Por la importancia de este hallazgo el caracol estuvo junto con la Coyolxauhqui en los antiguos billetes de 10 mil pesos.

      Al preguntarle cuáles han sido de las experiencias más satisfactorias a lo largo de su carrera como arqueóloga, la incansable investigadora habló del significado que tuvo para ella encontrar bajo el agua en Gran Cayman una espina de mantarralla, que se empleaba como aguja para la elaboración de redes.   "Así como la aguja a la red, esa espina de mantarralla me cosió directamente con la gente que la utilizó para tejer sus redes", declara Pilar. La entusiasta arqueóloga expresa que los arqueólogos finalmente estudian al hombre y no a las cosas: "Más bien, por medio de ellas, estudiamos a quienes las hicieron, las usaron, las desecharon, las perdieron y a la vez perdieron su vida en todo ello, y es por eso que nos acercamos a nuestros ancestros a través de la arqueología para entenderlos y a la vez acercarlos a las culturas actuales y futuras". 

    AMC/Carlos Ramírez.

     

    Unida a la gente

    "La parte más enriquecedora de mi carrera ha sido la experiencia humana, que me ha permitido compartir el objetivo común de la búsqueda del conocimiento de nuestros antepasados a través de una metodología específica."

      Algunos de los proyectos en los que ha participado Pilar Luna:

  • Trabajó con el doctor George F. Bass en Turquía un barco de la época bizantina y otro de la época helénica
  • Recorrido e identificación de pecios en Gran Cayman ·
  • En la ciudad hundida de Port Royal en Jamaica (a fines del siglo XVII quedó hundida una tercera parte de la ciudad por un terremoto y un maremoto)
  • También trabajó en un proyecto de National Geographic sobre aspectos de la navegación maya.

      Las palabras de la precursora de la investigación latinoamericana en arqueología subacuática ponen de manifiesto la necesidad de conocer, proteger y entender todo lo que encierra el patrimonio cultural que se encuentra en las profundidades como un potencial del innegable conocimiento que nos dejaron nuestro antepasados.

    Orígenes

    Entre los antecedentes de la arqueología subacuática se cuenta la recolección de objetos por parte de pescadores en el Mediterráneo en cuyas redes quedaban atoradas las piezas arqueológicas; al transcurrir el tiempo algunos coleccionistas se interesaron en saber por qué esas piezas estaban allí, de dónde venían y de qué época eran.

      Es en la década de los sesenta cuando el arqueólogo estadounidense George F. Bass viaja a Turquía para investigar acerca de informes sobre un barco de la época clásica. Así fue como en principio se llevaron los métodos de la arqueología tradicional terrestre bajo el agua para emprender el registro minucioso y la interpretación científica de la arqueología subacuática.

      En México, el antecedente más remoto se da en el Cenote Sagrado de Chichen-Itza cuando el vicecónsul de Estados Unidos, Edward Thompson, compra la hacienda de Chichen-Itza que incluía parte de las ruinas y el cenote. Sabiendo de la existencia de los ritos que se celebraban en éste, se interesa por recuperar las preciadas piezas asociadas a los sacrificios humanos en esa Tierra de Dioses Mayas. Es así como lleva buzos con escafandra para explorar el cenote dragando una gran cantidad de artículos relativos a aquellos ritos.

      En los sesenta ya había proyectos de arqueología subacuática que dirigía el doctor Román Piña Chan, pero esos estudios eran dirigidos desde tierra. Fue hasta febrero de 1980 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) crea el Departamento de Arqueología Subacuática para que desde éste se haga la investigación, conservación, protección y difusión del patrimonio cultural que yace sumergido en aguas mexicanas.




    Reportero de la Agencia y Coordinación de Prensa y Difusión de la AMC Nancy Cabanillas Terán
    Correo electronico: ncabanillas@yahoo.com
    Material publicado en: www.amc.unam.mx en Agencia de Noticias No. 42. Regresar





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