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Hibridismos en el habla del yucateco



 

Preámbulo

Cuando un hablante de español o, más claro, cuando un no yucateco "hablante de español" se sumerge en la vida social cotidiana del yucateco, es seguro que queda sorprendido al escuchar evidentes diferencias léxicas, semánticas, morfosintácticas, fonéticas y fonológicas entre el habla a que está habituado y aquella otra, la yucateca, en medio de la cual se debatirá al principio por ponerse al día y, particularmente, en el uso demasiado frecuente de voces y locuciones mayas y/o híbridas de maya y español, cuyo sentido es probable que no logre desentrañar sino después de prolongada estadía en el ámbito de la "cultura del uayeísmo".

    No se requiere gran perspicacia para explicarse este fenómeno, lógico resultado de la convivencia de dos lenguas, la española y la maya, durante cuatro y medio siglos a partir de la fundación de Mérida; bastaría repetir una vez más la observación del maestro Alfredo Barrera Vásquez para tener una explicación general del fenómeno: "La lengua maya ha influido mucho en el español de Yucatán a causa de su persistencia durante 400 años de convivencia".

    La explicación del fenómeno antes bosquejado es la misma que está en la base de ese complejo cultural el de la Península de Yucatán, que hemos configurado en el concepto, en apariencia paradójico, de "insularidad peninsular yucateca"; las dos corrientes de la ósmosis cultural imponen su marca, con mayor flagrancia y nitidez en las características de la lengua resultante, al margen por supuesto de otras coyunturas específicas actuantes a través del tiempo, sobre los dos idiomas hablados indistintamente, como sucede en la Península de Yucatán, por una mayoría de la población que se expresa ora en maya ora en castellano -y no arbitrariamente por cierto- cuando las circunstancias lo exigen, como lo veremos después.

    El inicial y mantenido bilingüismo, vigente hasta nuestros días, es "pecado y penitencia", causa y efecto pues, de las características que presenta tanto el habla del yucateco en la lengua aborigen como el "español" de la península, aunque parezca que, al afirmar lo anterior, hagamos una antinomia de la sinonimia entre el "habla del yucateco" y el "español que se habla en Yucatán", pero no pretendemos decir tal cosa, puesto que el "español de Yucatán", el que se habla y escribe, bien visto no es sino "el habla del yucateco" a duras penas cernido entre las mallas de una sólida formación académica; y aun así, el habla del yucateco tiene caracteres, rasgos y matices que, como ciertos virus, traspasan los poros de los más apretados filtros; el bien decir y el mejor escribir, son más vulnerables a los embates de la lengua que se habla en la calle, que ésta a los retoques, enmiendas, pulimentos y perendengues que puede injertarle el lenguaje que se habla en los salones: con Don Andrés Quintana Roo, a propósito de ciertas malas palabras, podríamos repetir que el idioma que se habla en los salones no baja a la calle; pero que muchas veces el de la calle sube a los salones.

   Toda lengua posee voces cultas que en su origen no lo eran; también voces formadas por signos lingüísticos de una lengua que se hablaba en determinada área, cuando otro pueblo, de lengua diferente, llegó a conquistarlo y someterlo; así aconteció con todas las lenguas que ahora conocemos como lenguas romances, por el hecho de haberse formado a partir de una lengua indígena local y el bajo latín, modalidad de un idioma que traía en sí dicciones derivadas del griego, el bajo latín y otras lenguas coetáneas; en cuanto al español, muy "romanizado" hasta antes del predominio arábigo, llega a nosotros más árabe que latino. Y es aquí en América donde ha de enriquecerse aún más, con la incorporación de términos de los idiomas autóctonos: del náhuatl particularmente en lo que fuera Mesoamérica y del quechua en América del Sur.

   En Yucatán, la Península, como en el resto de lo que ahora es México, las primeras locuciones híbridas serían los nombres de lugares: los toponímicos. Al nombre original de un asiento humano se añadiría, casi siempre, el de un santo del panteón católico romano. En la península este fenómeno, el de la toponomástica, lo mismo que el de la patronominología, seguiría otros caminos. Y así vemos cómo hasta el presente, de los 106 municipios del Estado de Yucatán, la cabecera de casi todos ellos tiene nombre ciento por ciento maya, aun cuando a algunos de ellos se les haya antepuesto una partícula que facilite su pronunciación; tal prefijo generalmente es el locativo ti, que significa "allí" o "allí en", lugar, como en Ti-xpéual, Ti-xkokob, Ti-xméuac, Ti-tzimin (Tizimín), Ti-cul (Ticul), etc.

   Tres de tales cabeceras tienen por nombre locuciones híbridas por referirse a algún hombre epónimo: Dzilam de Bravo, Dzilam González y Tekal de Venegas; otras tres ostentan por nombre frases híbridas, porque teniendo el mismo nombre maya, una es puerto y otra pueblo: Telchac Pueblo y Telchac Puerto; y en cuanto a Chicxulub Pueblo; hay otro Chicxulub que no es cabecera de municipio, sino comisaría del Municipio de Progreso; Chicxulub Puerto.

   Cuatro cabeceras se nombran con un mayismo: Cenotillo, diminutivo de "cenote", a su vez mayismo originado en dzonoot ; Espita, del maya X-p'it-ha'; Izamal, del nombre del dios maya: Itzamatul; para otros del epónimo Zamná, caudillo, sacerdote y sabio maya; llamado también Itzamná.

   Siete toponímicos son propiamente castellanos: Mérida, (capital del Estado) que algunos aún llaman en lengua maya T-ho' vocablo en el que, después de Montejo, el locativo expresado por la "T" se convirtió en Ti: Tiho'; Progreso, puerto de altura de 36 Kms. al norte de Mérida; Quintana Roo, o simplemente Quintana, población del cercano oriente del Estado; Río de Lagartos o sin la preposición (Río Lagartos); San Felipe, puerto cercano a Río Lagartos; Santa Elena, cabecera del municipio del mismo nombre, el cual, ubicado al suroeste, colinda con Campeche y Valladolid, la segunda ciudad del Estado hasta antes de que, con el auge de la ganadería en la región oriental de la península, Tizimín desplazara, por el número de sus habitantes, a Sací (Saki'), como aún nombran algunas personas a Valladolid.

   La fundación de nuevos centros de población (rancherías, parajes, sitios de ganado, núcleos ejidales, etc.) sigue dando lugar al nacimiento de nuevos hibridismos o denominaciones mayas, como en el caso de X-Luch, cerca de Mérida ("La Jícara", en castellano); Papacal de Sierra (que antes era Sierra Papacal), Chi'ichi' de Suárez; San Antonio Ch'el; San Antonio Mulix y otra retahila de santos, todos con su correspondiente modificador maya. En el oriente del Estado la costumbre de designar los ranchos y otros parajes que comienzan a fomentarse, con hibridismos, es práctica seguida desde hace siglos y en el sur los nombres de beatos del santoral romano son los más frecuentes. El municipio de Tahdziú tiene los siguientes: Santa María, San Gregorio, Santa Clara, Santa Cruz, Santa Rita y San José; el de Peto: San Felipe, San Diego, San Francisco, San Mateo, San Agustín, San Sebastián, San Dionisio y Guadalupe; los de Oxkutzcab y Chikindzonoot tienen cada uno cuatro santos; y así, unos más, otros menos, los demás municipios; generalmente esto se debe más que a devoción, a que el nombre de la propiedad rural lleva el de pila de su fundador o primer propietario. Como quiera que sea, los nombres mayas simples, compuestos y los hibridismos, predominan.

   Otras de las razones determinantes de la abundancia de hibridismos en la península es la de que los mayas, particularmente los del estado de Yucatán, o nunca osaron cambiar sus apellidos por otros castellanos, como se hizo en otras partes desde mediados del siglo XVI, o no se les permitió hacer tales cambios en el momento del bautizo y asiento del recién nacido en los libros de una parroquia; surge el Registro Civil a fines del Siglo XIX, con las Leyes de Reforma, y la costumbre ya establecida se sigue en Yucatán tanto en la Iglesia como en las instituciones civiles; en consecuencia, como los apelativos son por regla general españoles y los apellidos, mayas, hay hibridismos en los nombres de las personas, los cuales son sobresalientes, cuando un apellido es maya y el segundo castellano o a la inversa, circunstancia que ha venido favoreciendo la desaparición de los apellidos mayas.

   Las dos razones anteriores, determinantes de hibridismos, están favorecidas por coyunturas de otra índole, cuyo mecanismo en la formación de mayismos e hibridismos es por demás interesante. En primer lugar está el disimulo: supongamos que a un yucateco se le da a probar una golosina, un guisado, un "antojito", etc. y a renglón seguido se le pregunta su opinión; si no le agrada y no tiene la suficiente confianza para decir que se trata de una porquería, dirá, si sabe maya: Ma' uts in t'an -no me gusta-; o dirá: Ma' patali' -no sirve-. Lo anterior, dicho en castellano, se siente más desolador, por más rotundo. Otras veces, la carencia de palabras para expresar un concepto que no existe en la otra lengua, obliga al uso de voces que los suplan; por ejemplo: cuando el piso y las paredes de una alberca están resbalosos, se tiene la sensación de que no hay como decir "están jojolkí" o en plural, "jojolquíes", para expresar con propiedad lo que se quiere decir. El médico yucateco nunca indicará que se chupe una pastilla (un trocisco por ejemplo) cada tantas más cuantas horas un enfermo, sino que dirá: "que la anole", mayismo del verbo nol, mover dentro de la boca algo que con la saliva debe diluirse, si es soluble, o formar más saliva si no lo es, como una canica, cosa metálica, etc.

   La carencia de vocablos mayas para nombrar objetos desconocidos en la cultura prehispánica local, ha hecho que varios mayistas se embrollen el cacumen componiendo neologismos mayas; así quisieron que se dijera tzimin k'a'ak' (caballo de fuego) por locomotora o ferrocarril; bok'obxut'en, al batidor, utensilio con que se bate el chocolate; sutulché, rueda, rueda que gira, carreta; ch'eneb-it, bacín, orinal, bacinica o bacinilla, pues literalmente ch'eneb'it dice acecha-culo; kis-buts' "pedo-humo", peedor de humo, el que pee humo, el automóvil; chuc chho (pesca- ratón), por ratonera; ch'uyub saas, por linterna de colgar, quinqué de viento, lámpara en general; hiichoch, por violín, (tripa que se plancha, porque las cuerdas se "planchan") con las cerdas del arco; hi'i, planchar y choch, tripa; hul-tu-chil-ttan (huk tu-chil t'an), mandar la voz enhebrada, según el maestro Pacheco Cruz y huntuchil nach ts'ib, mandar lejos la escritura enhebrada o por una hebra de alambre, según el doctor Ermilo Solís Alcalá, ambas frases o enunciados oracionales para nombrar al telégrafo.

   Cuando D. Santiago Pacheco Cruz crea la frase que va a designar, según el, al cinematógrafo, se disculpa con estas palabras:"Pec-ochel-zaazil": denominación que he aplicado al cinematógrafo, como apreciación particular.

   No es voz conocida por mestizos y blancos, menos por indígenas que gran parte de los actuales no conocen el cine como tampoco los del Territorio. Nadie la pronuncia.

Mucul-tuchil-dzib (mucul-tuchil-ts'ib) o correo, otra apreciación personal de Pacheco Cruz, que quiere decir: "escritura que se manda enterrada", mucul, enterrar, que aquí es encerrar en un sobre (V. cuja en Voc.) Tuchil, mandar y dzib (ts'ib) escritura.

   Todas esas "apreciaciones personales" a lo Pacheco Cruz nunca prosperaron, tal vez porque el idioma maya es, como el inglés, una lengua que con breves signos lingüísticos casi siempre monosilábicos dice mucho y bastante y que, a costa de la yuxtaposición de tales breves dicciones dice mucho más. La cosa es que ocurrió lo que al tartamudo que, cuando logró decir cinematógrafo, ya se decía cine simplemente.

   Para el hablante de español "el uso de la lengua maya es clave" en Yucatán, cuando se vale de ella para hablar en presencia de extraños sin revelar sus pensamientos. Lo es también para vituperar, embromar, burlar, motejar y otras tantas cosas que puede hacer, graduando la intensidad de su acrimonia, cuando la asesta, con la palabra maya que lo dice todo, bien y exactamente bien dicho. De ahí que los apodos en lengua maya sean más abundantes, exactos y decisivos que en español; podría uno decir, por ejemplo, sin sentirse autoagredido: por "ahí viene vómito de perro". Seguramente no. Por eso se dice "ahí viene xeh pek".

   Para hacer poesía burlesca no hay como la lengua maya entreverada con la castellana. Oigamos la canción del

P'urux ts'oncahuich:

P'urux Ts'onkawich/ nacido en Tahmek' /
fue un pobre winik / con cara de pek' /
Y siendo un tsiris / su tata, don Sos /
lo dejo k'olis / de tanto uask'op.
Ya grande el p'urux / trató de hacer mek' /
en la hacienda Luch / a la linda X-Pet.
(Ay fo! -dijo X-Pet/ yo no estoy tan poch/
para que un werek' / quiera hacerme loch. /
si es que estás poch / de hacer a alguien jich' (jich') /
ve a tu wotoch / y abraza a tu chich.
Con cara de pek' / y hecho un nohoch ik /
se volvió a Tahmek' / p'urux ts'onkawich. (1)

   Hubo una época en que en Yucatán se pusieron de moda los versos que pudiéramos llamar "de cabo maya". El Lic. D. José Hernández Fajardo sobresalió en el género. Pero, algo de lo más importante es observar de que manera la sintaxis maya nos hibridiza nuestro "español". Un alumno de D. Rodolfo Menéndez de la Peña, teórico notable de la pedagogía en Yucatán a fines del siglo pasado y primeras décadas del presente, en su afán de "educar" en la civilización occidental a sus discípulos de la Normal de Maestros, que a su vez debían educar a otros yucatecos, solía reconvenirlos diciendo por ejemplo a alguno de ellos, cuando olvidaba ponerse la corbata: -"Ricardo, muchacho, esa corbata. La cabra tira al monte. Y el tal Ricardo, que llegaría con el tiempo y el alcohol a ser poeta tabernario, se dice que le respondió una vez con la siguiente cuarteta: "Permita usted que me excuse / porque no traje corbata; / lo comieron por la rata / y por eso no lo puse". La factura retórica de la redondilla es perfecta: Pero su barbárica sintaxis es "uayeista". Mas no alarguemos más esta advertencia preliminar; tratando de hacer una recopilación exhaustiva, seguramente hay muchos hibridismos que, habiéndosenos escapado al acopio, figuren en el vocabulario anexo al ensayo "El uayeísmo en la cultura de Yucatán".

Al chen tu tuz (al chen tutús) Lit. "al sólo mentira"; de chen, sólo, solamente, puro y sin mezcla; y tutuz, suplicación encarecedora de tuz, mentira, (tuz tuz) contraída en "tutús", mentirísima, si así pudiera decirse en castellano. Esta expresión que se usa para indicar que un juego será sin apuesta; como quien dice "al mentis", en el altiplano, lo contrario del "al devis", deformación del famoso "de a de veras". (v. voc. tuzquep, tuskep).

A nadie le apesta su ta'. : miarda. El contenido de este dicho es el mismo que el de la moraleja de la cuerva que consideraba a sus cuervecitos las criaturas más hermosas del mundo.

Boxito (a) lindo (a). Se pronuncia "boshito", mayismo de morfología castellana, con terminación de diminutivo. Se trata de dos expresiones que lo mismo pueden ser de afecto, literalmente "negrito o negrita lindos" que de sorna, ironía o iracundia. "Eso sí que no entonces, boxita linda. Agarra tus porquerillas y largate de esta casa", puede oírse decir cuando se despide a una sirvienta (o varón en su caso) que ha cometido una falta imperdonable; puede decirse que, hoy por hoy, aun cuando surja la falta, los tiempos ya no están para correr a ninguna criada.

Box toro. Toro negro. Apodo. Aplícase a personas demasiado morenas y de fisonomía no muy agradable a la vista

Cal palo. Cuello o garganta de palo. Persona que, de algún modo, presenta cierta manifiesta rigidez en el cuello, cualquiera que sea la posición que éste dé a la cabeza: de aparente arrogancia, de inclinación hacia un lado, etc.

Coox virar (ko'ox virar). Literalmente "vamos a virar", es decir, a pasarnos al otro lado de la trinchera, a cambiar de partido político, de ideología, etc. La flexión verbal co'ox, que en el maya moderno se pronuncia tal como lo hemos escrito con clausura seguida de O sencilla, no figura en el Cordemex como primera persona de plural del verbo ir: vamos D. Juan Pío Pérez consigna cox y coxeex (que hoy se dice coneex) por vamos, aunque sin relación derivativa de verbos que significan ir, andar, caminar, etc., como binel, irse, binzah, irse, llevando; talel, ir, viniendo hacia el que habla; etc. El Cordemex consigna xen, imperativo de ir, segunda persona de singular (ve o vete); es posible que cox (coox o co'ox) signifique vamos, en modo indicativo español y coneex, suena a imperativo: vámonos.
El hibridismo co'ox virar está empleado sarcásticamente en uno de los "dichos" más sugerentes que ha inventado el yucateco y que se ve en la sección correspondiente: "más vale un co'ox virar a tiempo que un aguántate como Gualberto", dicho cuyo origen y significado se aplican donde queda dicho.

Comer k'abax. "Sin condimento o sin guisar". Por ejemplo: "frijol k'abax", otro hibridismo, que quiere decir, frijoles salcochados o simplemente hervidos en agua, eso sí sin que le falte su ramita de epazote y su dosis de sal. Comer k'abax es como decir "comer sin manteca", lo contrario de "comer con manteca", porque la situación económica de una familia lo permite. El "frijol k'abax" no sólo se come por falta de medios para condimentarlo y que deje de ser k'abax, sino porque es acompañante indispensable de otras comidas o platillos; no se concibe un "k'irix hé" (huevo revuelto cocido con manteca y su tanto de sal) sin el acompañamiento de frijol k'abax, puesto que en tal caso el yucateco usará uno de los aspectos actitudinales de su manducación el chuk', lo cual quiere decir que hará cucharita con un cuarto o un tercio de tortilla si ésta es pequeña, cucharita con la que habrá cogido una porción de su "huevo k'irix" y tomará con ella caldo y frijoles de la taza, en un movimiento rápido de picada. Los habitantes del altiplano acostumbran cerrar su menú con una dosis de frijoles de la olla o fritos; se oye decir allá que si no toman frijoles como platillo final, no sienten que han comido; el yucateco, a menos que los frijoles no sean su único platillo, los come al mismo tiempo que otra vianda que requiere del acompañamiento de frijoles; aun cuando sea así, en la mayoría de los casos la comida del yucateco es "de un solo son", es decir, de un guisado único, sin acompañamiento de sopa aguada o de arroz, que sólo se toman con terminados guisos.

Coox-dziz centenario, tras cueva. (ko'ox ts'is centenario, tras cueva). La parte maya quiere decir, "vamos a cohabitar". Centenario alude al parque del mismo nombre, a cuyas espaldas hubo una cueva. La expresión tiene una gran carga de prejuicio racial, si el oyente o leyente no está sobre aviso; son los señoritos con automóvil los que hacen la proposición a humildes mujeres que salen a su paseo semanal, después de largas jornadas como "domésticas". Hemos dicho "que hacen la proposición", debiendo haber dicho "que hacían", pues el enunciado que se analiza, adolece intencionalmente de barbarismo, como si el hablante tratara de "autorregularse" para ser comprendido; hoy ya se puede hablar en correcto castellano para hacer tales proposiciones y para cumplir el acto que se propone ya hay lugares adecuados y discretos; por lo demás la "cueva del Centenario" hace muchos años que desapareció.

Cruz-oob. Cruzoob. Hibridismo creado por el antropólogo Alfonso Villa Rojas para designar a los adoradores de la Cruz, religión nacida al calor de la Guerra de Castas y aún superviviente, en un sincretismo que también estudia el antropólogo Juan Ramón Bastarrachea (V. Reed, Nelson. La Guerra de Castas de Yucatán. Caps. 7 y 9).

Cuch pantalón (kuch). Literalmente: "carga pantalón"; es expresión de la terminología del prejuicio racial. Cuch pantalón se llama a quien por ser o suponerse que es indio no debe vestir como la "gente de razón", es decir a la europea o lo que es lo mismo como catrín; lo cual quiere decir que carga la prenda, aun cuando no tenga el derecho de usarla. Con los cambios socioculturales aportados por la Revolución, esta frase, ha ido desapareciendo.

Chac huevos (chak huevos). Advirtamos -ya lo hemos dicho en otra parte- que, en maya, el adjetivo es siempre determinante, es decir, precede como en las lenguas anglosajonas, al sustantivo, de tal modo que una palabra se sustantiva en maya, cuando al preceder a otra la modifica, determinándola o calificándola. Así chac huevos literalmente es huevos colorados, expresión en donde la voz huevos se refiere a testículos. Chak huevos es la persona varón, rubicunda, de quien se supone que como tiene lo que se ve (la cara por ejemplo) tiene o debe tener lo que no se ve (los huevos en este caso). Así se dice, apodando, el chac huevos Castilla, por ejemplo.

Chac queso. Este hibridismo es a la mujer lo que chac huevos al varón. Si una mujer es rubicunda, seguramente será chac queso; y da la casualidad de que el queso que más come (comía) el yucateco, es el queso de bola de Holanda, que viene siempre protegido de una cubierta de color rojo y la palabra queso alude al sexo de la mujer en Yucatán.

Chan cenote. (Cenote pequeño o chiquito). Aquí cenote es un mayismo originado a partir de dzono'ot (ts'ono'ot), cuerpo de agua, subterráneo, natural, originado por la naturaleza "kárstica" de la península, originalmente contenido (el cuerpo del agua) en una oquedad abovedada; el cenote puede tener una entrada natural o practicada por el hombre, cuando éste lo descubre casualmente en el proceso de cavar un pozo; otras veces el cenote queda a cielo abierto por derrumbe de su bóveda, cuando el proceso de erosión y la antigüedad geológica así lo determinan; este es el caso de los conocidísimos Centro de los Sacrificios y Cenote X-Toloc, del núcleo arqueológico de Chichén Itzá; otros ejemplos son los cenotes que por la depresión del terreno o su proximidad al mar, están casi a flor de tierra: como K'anab, Hots'ob y Xk'olak, cerca de Izamal, sobre el camino a Sitilpech; el de Dzibichaltun, a la vera de camino Mérida-Progreso y la Laguna de Yalahau (Yalajau) cerca de Homún. Estos cuerpos de agua enumerados nunca se secan, no así las llamadas aguadas, que son receptáculos hechos por los mayas prehispánicos, para captar el agua de las lluvias; esto tuvo que hacerse en lugares donde no había cenotes.

Chan Santa Cruz. Ultimo reducto de los mayas que después (¿?) de la Guerra de Castas se refugiaron en el hoy Estado de Quintana Roo; tomando a sangre y fuego en 1901 por el general Ignacio Bravo, hoy Carrillo Puerto. "Era Ignacio Bravo, general del ejército mexicano y amigo íntimo del dictador Díaz. A pesar de su edad y aspecto lo habían enviado a hacer lo que tantos generales habían intentado sin conseguirlo: vencer a los mayas rebeldes y silenciar a la Cruz Parlante. Era un hombre paciente, metódico y decidido". (Reed. Nelson. 225).

Chi'costilla. De chi', orilla, borde; y costilla. Se nombra así al borde del costillar del cerdo en canal, parte del animal muy apreciada para cocinar "frijol con puerco", debido a los cartílagos de las costillas flotantes de la res; el mismo costillar, cortado en tiras no más anchas que tres traveses de dedo, es otra parte del cerdo que se acostumbra cocer en el guiso de que se habla; se mejora la calidad del platillo si se le añade un buen trozo de "lonja", esa que en el altiplano se llama "lardo", y que tiene la propiedad de convertirse en manteca por el cocimiento. (V. frijol con puerco, para más detalles, en el Vocabulario anexo a El Uayeismo en la Cultura de Yucatán.

Chichan cuenta. De chichan, chico, ca; pequeño, ña. Cuenta chica, en toda ocasión llamada por el hibridismo que se comenta; era la que se llevaba a un peón de hacienda, por las pequeñas deudas que contraía, generalmente en la tienda de raya, anotación que, como la cuenta grande (V. nohoch cuenta) contribuía a mantener siervo, de por vida, al peón así endeudado (V. adeudado)

Chi'iba luna. Literalmente "luna mordida", de chii', morder. Nómbrase con este hibridismo al "angioma venoso" que se presenta como mancha negra y velluda, desde el nacimiento; está constituído el angioma venoso por una red de venas capilares, cuya área se carga de pigmento melánico y se envellece. Cuando el angioma se ubica en la cara y en las cercanías de la nariz, la persona así marcada recibe el nombre de box ni', nariz negra. Existe la creencia de que, cuando una mujer está embarazada y ve un eclipse de luna, si no cumple con los ritos acostumbrados, su bebé puede nacer con una chi'iba luna. Y su deber es hacer lo que los demás, bulla, ruido, golpear objetos sonoros, para acompañar al bullicio que producen los demás, a veces hasta disparando armas o elevando cohetes voladores, para espantar al monstruo que trata de devorar a la luna, monstruo que no es más que el sol transformado en enemigo.

Chi'iba sol. Angioma arterial que, por estar formado por una intricada red de arteriolas superficiales, se presenta bajo la forma de una mancha rojiza irregular; como el angioma venenoso es también muy frecuente en la cara; a los que lo presentan no se es llama chac ni' (nariz roja o colorada), como parecería lógico, sino, en castellano manchaos (manchados). El "manchao fulano". Se dice que la persona nace con esta condición porque su madre, cuando estuvo embarazada, vio un eclipse de sol, sin tomar la precaución de contribuir a salvar la gran luminaria de ser devorada por el monstruo que trata de engullírsela, como en el caso de la luna. Los angiomas arteriales no son velludos.

Chile max. Max-ik o maax-ik, Capsicum frutescens L. Solanáceas. Es una planta silvestre, alimento de aves canoras. Cuyo canto se estimula y mejora con el picor, según creencia popular; es propaganda pues por las deyecciones de los pájaros; de ahí que se llame también "chile de monte", lo cual no quita que sea cultivada en los patios o en el "caanché", para ponerlo fuera del alcance de los animales domésticos herbívoros. Es parecido por su pequeñez (la del fruto) y su picor, al llamado "chile piquín" del altiplano.

Choco culo. Lit. "culo caliente", es decir excitado permanentemente o susceptible de ser excitado muy fácilmente. V. Zak (sak') culo; zazak (sasak'culo) x-tempranillo; bizbirinda, etc.

Chocolomo. (De choco, caliente y lomo). Guiso de carne de res y vísceras de lo mismo, hervidas y condimentadas con pimientas negras enteras, hojas de orégano seco, ajo, cebolla y sal al gusto. Se sirve por separado el caldo, que se hace más rico, si se ha incluido la parte músculo-grasosa de la res llamada "pecho", además, naturalmente, de pedazos de hígado, riñón y sesos; se sirven por separado caldo y partes sólidas; el primero en una amplia taza "caldera" y, junto a ésta, en el mismo plato que contiene la taza, unas tortillas cuidadosamente doradas o tostadas, (op', pl. op'es; dim. op'ito,s). Algunos prefieren los op'es a medio dorar (k'as op', d'azop'es. Véanse). El aderezo se presenta en plato aparte; los componentes de este aderezo deben quedar separados, ocupando un área determinada de la vasija: rabanito finamente picados; chile "javanero"(habanero) en rodajitas; a veces el propio chile, entero, soasado, pues así resulta más picoso y de sabor especial; cuarterones (octavos, mejor dicho) de naranja agria; sólo cuando se trata del puchero yucateco se añade una salsa de "chile seco", tatemado en el comal y bien "tamulado" en el chilero (k'utub) y rebanadas de limón y lima agria, que es posible que no le hagan falta a quien no sepa cómo se come el chocolomo y cómo el puchero; en ambos se puede servir salsa de chile verde y jitomate (chiltomate). Cocineros y meseros deben estar preparados para servir nuevas tazas de caldo y más op'es por supuesto, a los comensales, que por regla general, llegan al chocolomero con el amplificado apetito de las copas. Porque el chocolomo, como el k'abik de panza, en las madrugadas, "hay que merecerlo", como decía mi compadre trovador.

Chocorabo. (De choco y rabo); rabo caliente). Significa lo mismo que chococulo, aplicado a la mujer; Pero es más bien epíteto aplicable al hombre raboverde.

Ch'op calle. Literalmente "calle tuerta", aun cuando quiere decirse "calle ciega". Una calle ciega en Yucatán, en Mérida particularmente, es la que al llegar perpendicularmente a otra, no se continúa, Pero tiene salida bien a un lado, ora al opuesto; calle ciega (ch'op calle) no es pues un retorno, callejón sin salida, cuadrante, rinconada, plazuela o alguna teratológica traza urbana. El llamado hasta hoy Callejón del Congreso es un doble ch'op calle, pues lo es en sus dos extremos y de largo solo tiene una cuadra. (V. cuadra, esquina). Para decir calle ciega con un hibridismo, correctamente, tendríamos que decir ek'mail calle Pero como que suena mejor "calle tuerta". ¿Mas si no?

Dios bootic tech. (dios bo'otik tech) dios te lo pague. Exclamación de agradecimiento del mendigo yucateco o de cualquier otra persona que necesite dar las gracias en lengua maya. Lit. dios páguetelo.

Dzejeretazo (ts'eheretazo) Derivado castellanizado de dzejel (dzehel); herida de la piel, razante, que produce pérdida de una porción de la epidermis y es posible que hasta de la dermis; esta herida por tal apariencia recibe el nombre de Dzehel. De donde ts'eheretazo, el golpe o contusión que causa o produce o, mejor dicho, "da lugar" a que se produzca un dzehel. Es término del lenguaje coloquial. El vocablo de que se deriva dzejeretazo, se usa también para indicar menoscabo de conceptos o casos abstractas: ")Maare Xtacum, qué a tiempo asomas, me da mucho gusto verte, aunque me pegas cada dzejel en mi reputación, su p-uchis! (1) (V. Voc. su puchis).

Dzirul. Se trata de una voz que ni es maya ni tiene nada de español, como no sea el fonema "r" que en el maya yucateco debe haber empezado a colarse a partir de la conquista, en voces como turix, tulix; k'antirix, k'antilix; kiridz, cicidz; neret' nenet', etc. Dzirul lo hemos oído aplicar, en lugar de dziriz, que significa, niño, rapazuelo, como se dice en Yucatán; rapaz, párvulo. Dziriz es corrupción de

Dziliz. En este término nos hallamos el morfema dzil (ts'il) más iz; el primero vale por desnudar, pelar, deshollejar, etc., y el segundo es camote, tubérculo, riñón (viscera humana); la voz dziliz es relativamente nueva en el maya de Yucatán; es voz del maya moderno y el Cordemex lo anota con la clave 13lrf (Luis Romero Fuentes, mayista contemporáneo); muy pronto dziliz pasó a ser, por lo mayista contemporáneo); muy pronto dzizil pasó a ser, por lo que se ve dziriz y es probable que de aquí surgieran dziril y dzirul; dziril no existe, sino como etapa desaparecida hacia dzirul, otra forma de decir en maya moderno, niño, rapaz, párvulo, rapazuelo, es concebible.

Dzirulito, TA. (ts'irulito, ta). Este diminutivo de dzirul, rapaz, nos lleva al conocimiento de que dzirulito es rapazuelo, diminutivo de rapaz. Lo único híbrido que hay en dzirulito, es su morfología castellana.

Dziz con lomo. Esta frase es un dislate, tan grande como lo "porno" de su sentido. Dziz es coito, cópula; se sabe que el lomo de la res es un músculo semicilíndrico alargado con el que se está comparando el miembro viril, en la locución que se analiza. Lo irracional de esta frase se entiende en el dicho: "Con paciencia y saliva, un elefante violó a una hormiga". Por descontado la frase que se examina pertenece al habla de las antiguas pandillas.

Dzonoot carretero. Dzonoot, cenote, pozo subterráneo natural, abovedado o al cielo abierto por derrumbe de su bóveda; carretero, porque a este poblado sólo se podía llegar por un camino o brecha apenas transitable por carretas y "bolanes"; construida la carretera pavimentada, ésta terminaba en la plaza del pueblo; cuando se prolongó más allá del poblado, se cerraron ambos extremos comprendidos en la plaza, mediante empalizadas y rejas, para controlar la entrada y salida de vehículos.

Este poblado es famoso por un ensayo de esos que acostumbran hacer ciertos funcionarios que cuentan con presupuestos millonarios; el proyecto, pecuario porcino, fracasó en sí y en perjuicio de los miembros de una sociedad de crédito ejidal, Pero no en el de los funcionarios promotores, que salieron "millonetas" del fracaso, que se dijo deliberado.

Dzop sandía. De dzop (ts'op) "clavar con cosa puntiaguda" y sandía, fruto de una cucurbitácea. Como juego es un atractivo de ferias. "Corridas de toros, dzop sandía, carreras de cintas, sin faltar el sabroso puk'k'eyen", rezan, más o menos, los volantes y carteles que anuncian las ferias de pueblo. Consiste en hincar el dedo pulgar, emergiendo del puño entre índice y dedo medio, como se hace la "higa", es una sandía que pende de una cuerda y que, mediante una garrucha o carrillo puede ser subida para ponerla fuera del alcance de los jugadores o bajada para darles oportunidad de penetrarla y romperla; los jugadores, a caballo, vienen a la carrera y tratan de alcanzar el fruto y romperlo, horadándolo con el pulgar según se ha dicho; una persona experta en la maniobra es la encargada de izar la fruta, cada vez que un hombre a caballo está a punto de alcanzarla. Como quiera que penetrar con el dedo, así sea el pulgar emergiendo del puño, es cosa difícil, los jugadores hacen trampa golpeando con el puño cerrado esta piñata vegetal. Cuando la sandía cae hecha pedazos -o más bien cuando estaca de las amarras que en varios meridianos de mecate la sostienen- los niños se lanzan a disputarse los pedazos de fruta (V: Juegos:x-pa'p'ul).

Frijol tzamá (tsama') "tsama" 10 (clave de origen: Ralph L. Roys) phaseolus, nombre de una variedad antigua de frijol, también es el nombre de un linaje de la Isla de Cozumel" (Cordemex) . El caso es que esta variedad tzama', de grano un poco mayor que la variedad siguiente, es muy apreciada por el yucateco.

Frijol x-col. En maya x-colibu'ul. Frijol negro de la milpa; variedad de grano más pequeño que el frijol tzama', Pero que como él se cuece rápidamente, bien parejo y espesando el caldo . Frijol colado, chulibu'ul, toczel, panucho, polcan).

Haber pan en el lec. Lec o homa', cucurbitácea que, seca y vaciada de su pulpa y semillas, sirve para conservar las tortillas (pan de maíz); ante los utensilios de plástico han desaparecido estos trastes de cocina que mi maestro D. Zenón Cisneros bautizó como "redomas para las tortillas"; la boca de estas vasijas se tapaba con la porción que se sacaba del fruto seco para convertirlo en continente y, cuando no, con una servilleta adornada con labores de aguja: xocbichuy (hilo contado) o bordados; otras veces los leques se esgrafiaban o se pintaban con figuras y diseños diversos. Alguna vez el que esto redacta presentó en la Escuela de Bellas Artes de Mérida una exposición plástica titulada "Cinco Lagenarias Eróticas". El material de estas micro-fito-esculturas fueron el lec, el chuh, el tuch', y el p'ixton; sólo este último no es una cucurbitácea. Mediante cortes geométricos, paralelos o más o menos oblicuos con respecto al eje longitudinal de cada Lagenaria, se obtenían formas escultóricas más o menos hermosas; cuando sobre una lagenaria se dibujaba previamente una figura y luego se calaba, se obtenían formas de gran vigor y dinamismo. La idea principal del autor era propiciar el cultivo de estas plantas (cucurbitáceas del género Lagenaria) y, a la vez que crear belleza artística con ellas, contribuir a que los campesinos tuvieran una nueva fuente de ingresos, pues el cultivo de estos frutos, como ya se dijo, estaba poco menos que abandonado.

Hacer bits' (bidz). Con el verbo hacer como auxiliar de otros, mayas, se forma, en el habla del yucateco, una serie de verbos compuestos que se refieren a varias acciones para las que en castellano no existe símbolo lingüístico o que, de otra manera, hacen más gráfica la acción significada o, por último, facilitan la elocución del verbo maya utilizado. Hacer bits', un líquido, es uno de los aspectos, muchos, de la manducación del yucateco. Sólo se puede "hacer bits' " un líquido y esta expresión verbal significa tomar dicho fluido de un tirón, como quien dice, "hasta ver el fondo" del recipiente; se hace bidz la leche, un refresco, el chocolate sólo con agua o con leche, los licores, los atoles, etc. bidz conlleva también la idea de que no se acompañará la bebida con nada sólido comestible: por ejemplo, pan, elote, yuca hervida, macal idem, etc. -"Doctor, le dí una jícara de leche a este chiquito; la hizo bits' y al ratito estaba pegando de gritos con dolor de barriga" -Claro, mujer dirá el médico- la leche no debe hacerse bidz; debe sopearse; o beberse a traguitos; porque si se hace bidz, se "corta" o coagula en grandes grumos en el estómago y entonces viene el dolor. -Pues hasta que no "trasboco", no se le quitó el dolor.

Hacer chuk'. Tomar de una taza de alimento líquido o semilíquido con la tercera parte de una tortilla yucateca; la tortilla del altiplano, llamado memela, en Yucatán se llama pemchuc; y éste es un nombre peyorativo, cuya semántica abarca a la mujer que osa "echar" (tortear) semejantes monstruosidades llenativas y el tercio de tortilla, hecho cucharadita, se lo lleva a la boca. ( tortilla, tortillas de manteca, iz-wah, pemchuc, pim y sus derivados castellanizados: pimes pimitos). Hacer chuk' o simplemente chuk' es uno de los numerosos aspectos actitudinales del comer del yucateco, como lo veremos enseguida.

Hacer chul. Consiste en barrer la salsa del plato, con la cucharita de tortilla mencionada, bien para terminar la salsa que contenga el cacharro, ora para tomar una porción de ella y llevársela a la boca; las cocineras quedan muy complacidas y halagadas, cuando los comensales hacen chul su plato y no dejan ni huella de la vianda servida. Hacer chul es aspecto actitudinal de la manducación del yucateco. Cuando el yucateco no ve tortillas frente a sí Bni espera tenerlas a su disposición por estar fuera de su contexto cultural-; cuando se ve en presencia de "pan de trigo", "bolillo" o "pan de caja" tipo hogaza, su determinismo cultural lo impulsa a ensayar el chuk', el chul y otros aspectos actitudinales del comer regional; ahora que cuando su cultura se occidentaliza al sobrepasar lo maya, sabe que debe coger un trozo de pan con el tenedor y barrer la salsa del plato, haciendo chul, como lo haría cualquier comensal no yucateco.

Hacer hedz mek'. Cargar a un niño, a partir de determinada edad, a horcajadas sobre uno de los cuadriles del cargador; sosteniendo al pequeño con el brazo correspondiente alrededor de su tronco. "Han de saber que cuando el niño maya aún no comienza a caminar, se le escoge un nuevo padrino. El primero es el de bautizo. Este nuevo padrino, será el padrino del "hedz meek". Los padres de los niños mayas escogen a personas de su simpatía y que sean gente buena, de honradas costumbres, para la ceremonia del "hedz meek" (...) Este lo toma (al niño) y le abre las piernas para colocárselo a la jineta en la cadera (...) Y cuando se trata de una niña, la madrina será la señora y procederá igual en la ceremonia". (Llanes Marín, Elmer. Los niños mayas de Yucatán. 1970. 20. Ed. Costa Amic. pp. 30:32). Una vez que el niño ha pasado esta ceremonia, cualquier persona puede hacerlo ya hedz mek' particularmente sus hermanos mayores, que cooperarán a cuidarlo con la madre, o la cuidadora (V. kanan pal) si la hubiera.

Hacer k'oy. K'oy, en maya, es escarbar todo lo que no sea el suelo y hacerlo con uno de los dedos de la mano, generalmente el índice; escarbar o cavar la tierra se dice pam. El ser humano puede hacer k'oy en cualquiera de sus agujeros naturales: narices, oídos, ombligo, etc. Puede dejarse hacer k'oy, especialmente si se trata de una mujer (v. el Hibris. k'oy queso); Pero también puede hacer k'oy cosas que no forman parte de su cuerpo: el queso de bola, por ejemplo. -"Haz k'oy ese queso del tiro (de una buena vez) para que lo comamos en relleno"(Queso relleno). Generalmente el queso de bola se hace k'oy poco a poco, sacándole cada día un poco de su contenido, hasta que queda una cáscara delgada, a veces casi traslúcida, que despojada de su capa protectora roja de parafina, queda lista para rellenar (V. chac chi, cortaqueso, poch queso. En dichos: llevarse a k'oyasos) Por extensión hacer koy es tocarle la línea interglútea a una persona, junto al lugar que ocupa el orificio en que podría hacerse verdaderamente k'oy (como se ve precisado a hacerlo un médico cuando el bolo fecal se amazacota en la ampolla rectal). Cuando se dice que dos personas "se llevan a k'oyazos" se quiere dar a entender que la amistad entre ellas es tan íntima, que se pueden permitir todo mutuamente, sin que ello quiera decir que lleguen al verdadero "k'oy". Hacer k'oy es pues tocarle el trasero a una persona a manera de broma, o con el franco ánimo de molestarla, ofendiéndola. En el caso del queso de bola, hacerlo k'oy, equivale, aquí sí, a escarbarlo. Porque se oye decir: -"Termina de escarbar ese queso para que yo lo rellene; mañana tenemos visitas", por ejemplo.

Hacer k'ut. Majar en un mortero con la mano del mismo algunos condimentos como el jitomate, crudo o hervido, el chile verde o alguno otro y todos los demás recaudos de la cocina yucateca. (V. tamular, nahuatlismo).

Hacer loch. Sin malicia alguna significa poner el brazo de una persona bajo la nuca de otra, hombre a mujer o a la inversa, cuando se está en la hamaca y las dos personas se disponen a dormir. -Hazme loch -puede decir el hombre a su mujer en busca de calor y ternura; o la mujer al hombre. Maliciosamente hacer loch, es practicar el acto sexual. -Anoche dormí con fulana -¿Y la hiciste loch? -Cómo que si la hice. Me canso, bech'.

Hacer mak'. Comer en abundancia y sin pan una vianda. -"Vamos al puerto de Progreso a comer pescado frito. -Sí, pero vamos a llevar pan o tortillas, porque cuando lleguemos ya no habrá donde comprarlos. "No importa, si no hay pan ni tortilla, hacemos mak' el pescado". Lo contrario de hacer mak' sería o es comer zapat; sólo que aquí se trataría del pan, cuando éste no se acompaña de vianda; se dice comer pan zapat.

Hacer nich'. Morder con los incisivos quitando algo de la porción cogida entre los dichos dientes. -"Te comiste mi guayaba, ¿mas si no? "Yo sólo le dí (o le hice) un nich' y la dejé en la mesa. Quién sabe quién se la acabaría de comer. Dar un nich es permitir que a lo que uno está comiendo, otro le haga un nich' o mordisco para comerse el pedazo que alcance a retirar con su mordida. Cuando decimos dale un nich' a fulano o mengana, se produce anfibología, pues lo mismo es dar cosa comestible a que fulano o fulana muerda, que morder a fulano o fulana, particularmente a esta última. Ay es que el bocado valía la pena. Cardenales y obispos y simples criaturas hubieran deseado morder aquella manzana. Un mordisco; no más. Un nich' en el idioma popular de la tierra. Un abrazo de su cuerpo muchacho, torneado, de carnes sensuales y piel de canela. Un reposo fugaz sobre los sólidos conos del pecho, olorosos a limpio, a jabón "Nube Azul", a perfume "kananga" y a "polvillo" Roger y Gallet "Flores de Tokio". O sobre el embrujo de su cabellera ondulada, larga y sedosa, de discretos reflejos de "aceite de Oriza". Porque esta historia es de cuando lo había y andaba los pueblos de Yucatán el vendedor extranjero de "santibarat", muñequillas de "ceroloide", santo y barato. (No se podía pedir más! (JAG. Relatos de la Tierra Maya. "Un muerto en la milpa". Mérida, Yuc. 1972. pp. 89:90).

Hacer puch' y hacer "el puch". Se hace puch' una cosa cuando se la comprime contra una superficie dura, directamente con los dedos, con algún instrumento o mediante caída desde una altura, por estallamiento. - Se maduró la guanábana, se cayó de la mata y se hizo puch'. Si por ejemplo se toma un jitomate, crudo o hervido, y se pone en un plato, podemos hacerlo puch' al presionarlo con nuestros dedos contra el plato; esto es la que hace el yucateco con algunos de sus alimentos, sólo que no con los dedos, sino con un pedazo de tortilla o con el tenedor; si esto mismo se hace en el molcajete con la "mano" del mortero o "tejolote", ya no es hacer puch' sino "hacer kut". Cuando se come el puchero yucateco el comensal hace su propio puch': corta en su plato las diversas carnes y verduras del guiso, les añade pedazos de aguacate, hace el todo puch' con su tenedor (o con un pedazo de tortilla), lo condimenta con salpicón (V. salpicón) o aderezo que está en plato aparte y tomando con su "tercio" de tortilla hecho cucharita, parte de este puch', hace chuk', como se explicó en (hacer chuk') y se lleva el bocado a la boca. Cuando el puchero (por ahora dominical y ya casi ni ello por la carestía) sobran elementos como carnes de res, puerco o ave y verduras, se hace un puch' con el que se rellenan tortillas dobladas en dos y se ponen a freír o simplemente al comal y estas "dobladas" así rellenas, se llaman pu'uch'es (V. dobladas, pu'ch'es, chancam, empanada, panucho, salbut').

Hacer dziz (ts'is). Fornicar.

Jugar al chente. Deformación del hibridismo jugar al chen tu tuz. Chen tut tuz quiere decir "sólo miente". Jugar al "solo miente". Como quiera que chen significa también "puro, único", se podría traducir el "sólo miente" como "puro miente". Jugar al chente o jugar al chentetuz es pues jugar de mentiras o mentirijillas; en una palabra, jugar sin apuesta de dinero. En el altiplano sería jugar al mentís (de mentís), lo contrario de jugar al devis (de veras) o debis (de deber) o con el absurdo barbarismo "de a de veras"

K'as loco, ca. k'as es mal, malo, pero se usa aquí como "a medias" o "mal hecha o mal lograda una cosa". Así se dice k'as tak'an, medio cocido por no bien cocido; de suerte que k'as loco quiere decir loco a medias y no mal loco o loco malo. K'as loco es "medio loco" y k'as loca, medio loca (y nunca el barbarismo media loca).

K'oyazo. Aumentativo de k'oy, escarbar; sacar o extraer su contenido a alguna cavidad natural, animal o vegetal o fabricada por mano de hombre, como el queso de bola (v. Hacer k'oy) por extensión tocar el trasero a una persona con fines maliciosos; algo parecido al modo que tienen de felicitarse los peloteros norteamericanos, después de que uno de ellos realiza una hazaña beisbolística: palmearse el trasero.

K'oy queso. Dícese de la persona que hace k'oy el queso con uno de sus dedos, generalmente el índice y, con mayor frecuencia el del corazón; aquí no se trata del queso de bola de Holanda, sino del sexo de la mujer. (v. baxa, baxamisear). En todo caso no tiene el mismo significado k'oy queso o dzop queso que hacer k'oy el queso, donde el auxiliar hacer y el artículo "el" determinan que se trata, aquí sí, del queso de bola de Holanda.

Meex chivo. Apodo: barbas de chivo. Me'ex lo mismo es barba que bigote. Existe una planta: Tillandsia usneoides L. Bromeliácea, epífita y semiparásita que bajo la forma de pequeños agaves, vive en las ramas de los árboles; el uayum o "waya" es uno de los árboles que más se plaga con esta parásita: en maya se llama me'exnuxib y con un vocablo semihíbrido soskilchaak. (nem. P. 294) A propósito de Soskilchaak, que dice Barrera Vásquez (nem. P. 139): el sosquil de Chaak. Sosquil es un mayismo que significa fibra de henequén. De modo que soskilchaak significa literalmente la Fibra de Henequén de Chaak. Esta bromeliácea epífita también se llama meexchaak, Barbas de Chaak y meexnuxib, Barbas de Viejo".

No decir ni ch'e'. No decir ni pío. Agarró y se murió sin decir ni ch'e'. Ch'e' es la onomatopeya que se supone que dicen ciertas aves cuando mueren accidental y/o repentinamente: de un escopetazo por ejemplo; o de un "tirahulazo" (v. tirahule); o de una pedrada con honda o sin ella, etc. Probablemente de esta voz ch'e' venga el mayismo ch'enebito que quiere decir "duermevela" o sueñecito informal y muy breve que se echa una persona después del alimento de medio día.

Ocol-diario. (Okol diario) De okol, robar y ladrón y diario, salario, sueldo, emolumentos. Este hibridismo es de nueva creación, pero en cambio muy ilustrativo de lo que se quiere decir con el auxilio de la lengua maya; ocol diario es el que no devenga su salario; el que convierte el cargo para el que fue nombrado, por el gobierno o por entidad privada, en canonjía o sinecura. Surgió así: se constituyó a mediados del sexenio gubernamental (1976-1982), la Campaña de Alfabetización de Adultos y se nombró responsables en cada uno de los estados; en Yucatán esta campaña se inició ciento por ciento nocturna; una vez llegó el Director General de Educación de Adultos y se dirigió en busca de un centro de alfabetización, cuya ubicación conocía, siendo las primeras horas de la noche; encontró el local cerrado. Una señora "tomaba el fresco" a las puertas de su casa y el funcionario la interrogó. La respuesta fue: -Nunca viene nadie; los que deben enseñar son puro "okol diario". Como el funcionario era "wach", preguntó el significado de aquella expresión y la dama le dijo: "el que roba su sueldo sin trabajar".

Pan chuchul. Pan, aquí, se refiere a tortilla: tortilla chuchul, en maya: chuchul wah. La tortilla fría cueruda, deformada por la resequedad, de varios días de hecha, preferentemente, recibe el nombre de pan chuchul. Por extensión una persona anciana, de piel arrugada, se dice que está chuchul y, con algo de cariño, que está chuchulita. Cuando el pan es de harina (se dice también, de trigo) no se le apoda chuchul, sino "pan duro" y cuando una panadería lo vende para alimento de animales, lo anuncia como "pan de baja", es decir, "dado de baja". ¿Por qué será que en los hospitales, a los enfermos que salen de ellos, curados o no se dice que se les dio de alta? ¿O es que sólo se da de baja a los que mueren? -"Salió; pidió su alta".- Ciertamente, nunca supe que nadie pidiera su baja.

Pax-trago. Lit. traducido sería "trago que toca" y trago aquí es "copa de aguardiente"; pero no se quiere indicar que exista un "trago" que toque algún instrumento, sino que el pax trago es la persona que toca la guitarra y canta solo o acompañado, a cambio de ser invitado a la copa y, de ser posible, a la buena copa, pues por regla general el "pax trago" siempre tocó para la gente de dinero; luego vinieron otros tiempos y el "pax trago" comenzó a tocar para la clase media, esa misma, arrogante, que vivió a la sombra de la oligarquía local yucateca y compartía con ella muchos de sus goces y diversiones; sólo la clase humilde de la Península yucateca, ni tuvo su canción, ni cantó nunca, ni canta ahora lo que cantan o se hacen cantar los descendientes del estrato dominante de otras época; esto es tan cierto que la clase humilde a que aludimos, al sobrevenir la música electrónica, está más cerca de las melodías sajonas estridentes que de la llamada "trova yucateca", una de las manifestaciones más selectas de la música popular en México.

Pelar k'olis (k'oliz). Cortar el cabello al rape; mejor si con la máquina número cero: por castigo, por comodidad, por indicación médica, etc. k'olis no es sólo modificador; se emplea también como sustantivo y acepta el diminutivo k'olisito.

Pibil-cochinita (pibicochinita). Cochinita pibil. La cochinita piblil es verdaderamente pibil cuando se cuece bajo tierra, al abrigo del aire, como se hacía en otro tiempo con el mucbil pollo, un tamalí (forma maya de decir tamalli, voz náhuatl que dio origen a la palabra tamal) ceremonial de las conmemoraciones mortuorias en Yucatán. En la actualidad tanto el mucbil pollo (o pibil pollo, ahora simplemente pib) como la cochinita se cuecen en horno de panadería o en horno casero.
    Entre las cinco palabras mayas que mencionamos en la llamada de pie de Pág. 1 del Capítulo I del estudio: "El uayeismo en la Cultura de Yucatán", mismas que se repiten en el 71. Parágrafo del Cap. II. Citadas en Indoamericanismos Léxicos en Español (Nueva Revista de Filología Hispánica, Tomo XIX, No. 2, 1970, El Colegio de México) está pibil, que se dice usada ya en la Capital de la República Mexicana; si la afirmación es verdad, no es posible usarla aisladamente, sino como modificador de cochinita, pues nadie osará pedir un platillo de pibil, puesto que se trata de una cualidad o concepto abstracto. Las cuatro voces restantes salbute (sic), ixtabentun, maquech y papazul en cambio, siendo como son sustantivos, pueden usarse aisladamente.

P'irixon. Lit. "el del p'irix grande", nalgudo o nalgón: de gran caderamen en la mujer p'irixona o alopígica. Esta voz se usó hace tiempo para designar a los yucatecos que estudiaban en la Universidad Nacional de México desde algunos años antes de la autonomía hasta la década de los sesentas, aproximadamente. Hola p'irizon- se decía, por ejemplo, aunque sin la glotalización de la "p" casi siempre.

Pibil pollo. Se usa más pollo-pibil. (Véase) Conforme a la sintaxis maya, el adjetivo pibil debe anteceder al sustantivo pollo; si se hubiese respetado esta norma en el hibridismo pibil-pollo, el yuxtapuesto se hubiera seguramente contraído en el término pibipollo, mediante pérdida de la "ll" intermedia.

Quedar birich. Birich es corrupción de bilich, glabro, liso, alopécico, sin vello o pelo: un calvo por ejemplo o que queda así; un cuero cabelludo con placas de "pelada"; un sexo de mujer que quedó rasurado previamente a una intervención quirúrgica, etc. Será bueno reproducir el epigrama de nuestro Marcial (D. Marcial Cervera Buenfil), epigrama no exento de cierto prejuicio racial; dice así: "Cuando a la india se "pisa" /no se roza la cabeza /porque la naturaleza /le lizo la natura lisa. /Por eso la longaniza /se desliza con presteza". Como se ve birich es otra de las palabras del maya yucateco que han tomado "r" en lugar de "l".

Se le retentó el wah. (Wah, en maya "mancha mongólica", también llamada macal). Dicho discriminador étnico. Dejar salir a la superficie caracteriológica, un individuo, lo que tenga de india o se supone que tenga; dejarse ver el cobre de la indiedad.

Tres piedras y un ch'ich'iltun. Ch'ich'iltún quiere decir guijarro; "tres piedras" (estar), significa ser o estar (una persona, animal o cosa) estupendos, incomparables, bonitos en grado sumo, etc. Este dicho se modifica también diciendo: "Tres piedras y un cocoyol" (coyol en otras partes).

Uak'-bomba. (wak). Wak' significa hacer explosión un explosivo: pólvora, dinamita, objeto cargado con explosivos: granada, bomba, cohete, etc. Estallar, reventar. Uac-bomba es un reventador de bombas, en plan terrorista; en un tiempo hubo muchos atentados de esta clase en la ciudad de Ticul, Yucatán; desde entonces los nativos de esa población, se les conoce por mal nombre, como wak'bombas; el trabajador que tiene que dinamitar piedras, es decir, reventar bombas o bombear la piedra, recibe el nombre de "poblador" ¿Por qué? Nadie me lo ha podido decir. Se dice que los de la villa de Muna, Yuc., son llamados hich'cal (jich-kal), estranguladores, tal vez porque ahí hubo algunos asesinatos, mediante estrangulación, en alguna época no precisada; hich'kaL es ahorcar, estrangular, dar garrote.

Xix de sebo. Aquí no se llama xix a ningún residuo, sino a los chicharrones mismos; sólo que las chicharras lo son de ganado vacuno; el xix de sebo es por antonomasia el xix; basta decir; deseo comer xix, para que se entienda que es el chicharrón de carne de bovino; se llama también chincaste (V) se apellida de sebo, porque si no se toma caliente, la grasa natural de la res, al enfriarse, toma el sabor desagradable del sebo. (V. sebo, Velas de ... esperma, idem. velorio, ochavario, cabo de año. Dichos: Campechano Japa (hapa) xix...).

X-ma' oficio. Ma' igual a "no", adv. De X-ma'oficio, "el o la que está sin oficio ni beneficio". Holgazán, vagabundo, inactivo por perezoso. Se aplica igual al hombre que a la mujer a quien, por la X que precede a la locución híbrida, debería corresponder en exclusiva.

X-nuc-niña. Nuc (nuk), plural de noh, grande. "Grandes y principales" de una de una comunidad maya; decir "nuk niña" resulta un solecismo, pues se está diciendo: "grandes niña" (el adjetivo grande en plural y el sustantivo niña en singular; pero este solecismo se explica por el significado mismo o contexto semántico de la frase) la x-nuk-niña es la principal y más grande hija de una familia, que habiendo permanecido célibe, por razones que no importan, toma a su cargo la dirección de la casa, o se hace acreedora a un respeto y respetabilidad que suplanta los de los padres si los hay; y si éstos son finados, con mayor razón la heredera mayor o única sin casar, viene a ser x-nuc-niña. Por supuesto todo esto ocurre en las familias de pro, de la clase aristocratizante, donde la x-nuc-niña, cansada de esperar, se pone a vestir santos y se hace, casi siempre, wix-misa, es decir wix agua bendita"

Yucawach (Yucahuach). De yuca, apócope de yucateco y wach, mexicano no yucateco, oriundo del altiplano. "Yucawach se llama al yucateco que habiendo emigrado de Yucatán y vivido en alguna otra parte de la república, particularmente en el D.F., parece haber perdido su identidad; se sonroja levemente, cuando está entre los "waches", si alguien descubre su oriundez. Habla un lenguaje que no es propio de la península, cuando está de regreso entre los "suyos" y por tanto ajeno a los yucatecos que le escuchan; dice "de a tiro" en lugar de "del tiro"; se regodea a cada paso con el "a poco", para expresar incredulidad o asombro, en lugar de: ¿De veras? Mas si sólo lo dices. ¿No me estas embromando? Hace aféresis de hermano y hermana con sus continuos: "no mano" o "si mana" y otras minucias lingüísticas similares; adopta poses (distintas por supuesto a las de los yucatecos con los cuales conversa) que lo encasillan entre los "pesaos" de moda en Yucatán y, si no es muy despierto, entrará a formar parte del "rating" de los brutos de la hora en el terruño. Por supuesto nos estamos refiriendo a los intelectuales, varones o mujeres; pero la descripción no se aparta mucho de lo que acontece en otros estamentos de la mentalidad social. Recordemos el caso de Mirta Mariles, uno de los primeros de "yucawachismo agudo", ocurrido en la década de los veintes; habiendo hecho un viaje a la ciudad de México, con todas las peripecias que ello suponía entonces, regresó hablando como "wacha"; no se consigna el choteo que le armaron, Pero Mirta fue precursora en eso del "yucawachismo".

   No se crea que el yucateco es proclive a adoptar la impronta wachista únicamente, no. Adopta cualquier otra, como la gringa por ejemplo. Hace años arribó a Yucatán un señorito que había dizque estudiado seis meses en los Estados Unidos y fue recibido en la hacienda de su padre, uno de aquellos hacendados que aún vestían alpargatas y el correspondiente atuendo cómodo del campesino peninsular; cuando el festejado llegó a la finca se soltó a hablar en inglés con los señoritingos de la casta no del todo divina y el padre, que quería saludarlo, se acercaba a él para decirle que la mamá también quería estrecharlo entre sus brazos; y el rico humilde lo decía con estas palabras: -Oye; la que ... Pero no lo dejaban terminar aquel la que te trajo al mundo... El recién devuelto al terruño, que al fin alcanzó a oir, interrogó a su padre así, que maldito el inglés que podía saber: -Who es leik...? –Que leik ni qué niño muerto. La que te parió, jueputa...

   Lo opuesto a estas manifestaciones endémicas de "yucawachismo" agudo, es el caso del que fuera estudiante en la Nacional de Maestros, miembro de destacada generación de profesores como José Angel Ceniceros, Luis Alvarez Barret, Claudio Cortés, etc. que, al llegar a la ciudad de México, se hizo unas a tarjetas de visita que rezaban así; Argimiro Fuente /yucateco. Cuando se trata de intelectuales, a veces los yucahuaches no hacen sino emular a sus paradigmas del altiplano; la natural y casi obligada convivencia con sus congéneres waches hace que los yucas, cuando visitan su tierra, de largo tiempo abandonada, se comporten como entes ajenos a ella, poseedores ya de moldes de conducta intelectualizada, lo que es el resultado del determinismo literario, independiente o mafioso, que obra sobre individuos y sobre grupos, escuelas, estilos, peñas, etc. Vea usted a ese yucawach que de manso y sencillo cuando estaba en su terruño se ha vuelto exaltado e iracundo perpetuo o de tiempo completo como un don Ricardo Garibay; a ese otro que ha creído de muy buen gusto y por demás interesante la catadura cejijunta y barbimeditabunda de un poeta como Gutiérrez Vega, el cual tiene talento no porque use barbas; al de más allá que posa sin beberla ni derramarla, la cabeza sobre la palma de una mano y cuyo dedo índice casi le perfora la sien a lo "nervo-amada-inmovilizantemente" y así por el estilo; por lo demás hay de intelectuales a intelectuales y si a los yucatecos les llega sin anunciarse algún viejo compañero de versos, ¿por qué habría de ser nominado "yuca-wach"? ¿Sólo porque ya peina barbas? ¿O porque ya se mesa patillas o se enmanteca greñas?

   No basta creer que se es si no se tiene talento para serlo; y si sus versos y su prosa, en sus relatos, no llegan a nuestra equis sensibilidad ni alcanzan a provocarnos ese interno temblar fibrilar, signo de que ha sido tocada nuestra emotividad... ¿Quién sale de Yucatán –nativo de él- habiendo mamado la "cultura del uayeismo", no es frecuente que pierda los rasgos característicos de su identidad; porque cuando la impronta que esa cultura da al yucateco se desdibuja, no por eso desaparece el yucateco inicial; al yucateco, ya se ha dicho, "se le ve y se le oye" y por mucho que transcurra tiempo fuera de Yucatán, si el yucateco salió de él, culturalmente hecho y derecho, se le seguirá viendo y oyendo como tal yucateco. Si los que no lo son, a poco de vivir en Yucatán, lo parecen; ¿qué será de los que habiendo salido yucatecos regresan al terruño? El yucawach, si existe, es fenómeno social incidental y pasajero; si su fugaz presencia molesta a los que quisieran ser monopolistas de las letras locales, por otro lado cumple un papel, consciente o inconscientemente: el de la abeja que habiendo libado en otros campos literarios y en diversidad de circunstancias lleva y trae mieles y pólenes que no tendrían por qué amargarse en nuestras manos ni herir nuestra sensibilidad que alienta enclaustrada en lo que conocemos como "insularidad peninsular".

   En la década de los veinte surgió en el distrito Federal la decantada tontería del yucateco; he analizado el fenómeno y hallado sus raíces; brevemente explicadas estaban en la superioridad de un sistema de educación escolarizado, si en base a una metodología y doctrina retrasadas, de firmes y sólidos resultados académicos en cambio; los yucatecos que en 1921, año del centenario de la consumación de la Independencia, invadieron la ciudad de México, que a la sazón tenía un Presidente Municipal yucateco, desplazaron a numerosos empleados burócratas y el desquite no se hizo esperar; fueron tildados de tontos, torpes, ignorantes y estúpidos cuando no de cándidos, zonzos y babiecas; el infundio corrió como reguero vengativo por el desplazamiento sufrido, pese a que hubo pruebas de que el trabajador yucateco, en todos los campos, había comenzado a ser buscado, solicitado, codiciado en todos los órdenes del hacer cotidiano; la leyenda de su estupidez se intensificó en la medida en que el trabajador yucateco desplazaba cada vez a mayor número de empleados; el yucateco, como trabajador, sobre todo lejos de su terruño, había mostrado tener ventajas para el empleador. Una de las armas mortíferas en esta lucha contra el yucateco era el chiste y el rumor, el cuento y la anécdota ridiculizantes, probatorios de la tontería del yucateco; otra, la gacetilla periodística hablando de: "el ladrón yucateco", "el borracho yucateco", cuando uno de ellos cometía algún delito, en tanto que en nativos de otros estados y territorios no se mencionaba su origen.

   Aún no aminoraba la intensidad de esta campaña, cuando aparecieron los cortos cinematográficos de D. Humberto Cahuich, confirmando en su anécdota, las más veces, la tontería tragicómica del personaje, paradigma del yucateco. En la actualidad aún no pierde su fuerza el vendabal punitivo de aquella aventura demográfica y social, fenómeno inicial de lo que sería la formación de la más numerosa colonia provinciana en la ciudad de México. Esa acrimonia para considerar al yucateco subsiste por supuesto en las capas menos escolarizadas de la población y no es raro que personas que parecen de cierta preparación académica, compartan la creencia en la connatural tontería del yucateco. Sucede a veces que los individuos que no saben "oír y ver" al yucateco, o que han oído decir lo que al respecto saben, le pregunten a un yucateco, con abierta franqueza rayana en cínica estupidez: -Oiga, fulano, ¿es verdad que ustedes los yucatecos son muy brutos? A la pregunta –y antes de la repuesta- el interrogador acostumbra por regla general soltar la carcajada y transformar así su insensatez en broma avalada por la chistosa enmienda de D. Manuel Valdés, uno de los más geniales cómicos mexicanos. "No es cierto, no es cierto".

   La definición característica del yucawach la conformé en mi más reciente estancia en Mérida, pues debo decir que mi concepto del yucawach era sencillo y sin complicación alguna: "yucateco que abandona el terruño y se instala por el resto de sus días en cualquier punto de México que no sea precisamente alguno de los Estados del Sureste: Quintan Roo, Campeche, Tabasco, Chiapas y Veracruz". Pero en Mérida me explicaron los intelectuales que para ser yuca-wach se requerían todos los rasgos que se enumeran en la definición transcrita.

   Yo pienso que tal caracterización es una actitud de defensa de los intelectuales en posibilidad de devenir burócratas cuando regresa al terruño, si es que no van ya con nombramiento para algún cargo de confianza que pudiera desplazar a otro intelectual; de ahí las preguntas sonda que son habituales cuando llega un yucawach: ¿Cuándo llegaste? ¿Cuándo te vas? Si el interrogado dice que vino a quedarse, aquello sueno bien y se echan a volar rumores alarmantes y de encima se hacen investigaciones pertinentes. Claro que todo esto era de cuando aún no se legalizaba la inamovilidad del funcionario público; hoy es diferente.

   Yo sabía que mi primer concepto de yucawach era muy importante para el terruño, en la medida en que numerosos yucatecos destacados en los varios aspectos del arte y de las ciencias, residentes en la capital de la república, estaban contribuyendo, sin saberlo, a dar lustre al terruño en el panorama de la cultura ilustrada mexicana y a contrarrestar las erróneas nociones que sobre el yucateco tenía la masa de sus compatriotas; o dicho de otra manera: ¿qué nombre maya-español tendríamos que asignarle a personas como un Silvio Zavala Vallado, un Alfonso Villa Rojas, un Espinosa Suñer, un cartonista y caricaturista como Dzib, un compositor como Manzanero, Guadalupe Trigo, Sergio Esquivel y tantos otros, cuya actuación ha contribuído –y de que modo- a borrar la leyenda negra forjada para ultrajar al yucateco, ya no con el supuesto de su ideal "separatista", sino con ese otro de su obtusa mentalidad?

   El canibalismo del intelectual yucateco no es mayor ni menor que el de cualesquiera otros intelectuales de México y de cualquier parte del mundo; es posible que el del yucateco se exacerbe debido a la razón económica ya dicha, con mayor justificación si se tiene en cuenta que, dados los sórdidos emolumentos locales, aunque mayores que los de otras épocas, el intelectual burocratizado (¿y en qué parte de México no lo está?) se veía precisado a acumular cargos de diversas dependencias, al grado de que más de uno recibiera el mote "Calle 65", la vía urbana donde en otro tiempo se asentaron los puestos de los baratilleros: el burócrata "calle 65" era aquel que sobrepasaba a los demás en "puestos administrativos o docentes".

   Lo deseable sería que, al mismo tiempo que el intelectual creador en las letras o las artes, defiende sus posiciones burocráticas con todo el derecho del mundo; lo deseable, decía es que cada uno de ellos se aplicará a la promoción de nuevos valores en los diversos campos de las letras, las artes y las ciencias; y no aconteciera, como me ha correspondido en mala suerte verlo, que los grupos –que no llegan por cierto a mafias- se cierran contra toda intromisión que signifique dar cabida a nuevos valores o contribuir a hacerlos; en los momentos en que se redacta esta ficha, en nivel de la cultura ilustrada en Yucatán no es muy halagador; aunque no comparto el pronunciamiento tajante de Alfredo Cardona Peña, no dejo de aceptar que este poeta, escritor y periodista tiene razón cuando pontifica así: Yucatán no tiene poetas, narradores ni novelistas cuya obra haya trascendido el ámbito peninsular; tiene en cambio sí excelentes historiadores, del mismo modo que los mejores músicos los tiene Oaxaca (o los tuvo) y los mejores novelistas y narradores son los de los Estados del Bajío". El anterior pronunciamiento lo hizo Cardona Peña en la "peña" de los jueves de los Yucatecos en Sanborns; y yo le pregunté si podía decirlo así por escrito en las columnas de uno de los diarios que se editan en Yucatán aprovechando una lamentación del Rector de la Universidad de ese Estado, acerca de la indiferencia de los universitarios yucatecos por la cultura literaria, a propósito de la inasistencia de alumnado durante las conferencias del bardo D. José Esquivel Pren, sobre el tema: "La Soledad en la Poesía Yucateca del Siglo XIX", escribí cuatro artículos aunque desafortunadamente, sólo vio la luz del cuarto, que quedaba así fuera de contexto y que más que planteamiento, aludía a conclusiones y remedios.

   Por regla general, en todo "polo de desarrollo artístico y literario" existe siempre un "gurú" que hace marcar el paso a los miembros de la cofradía intelectual y que es quien dice quién sí es y quién no es" o lo que es lo mismo "un chamán de la cultura ilustrada" que se arroga el papel de dar el visto bueno o el "niet" a poetas y escritores; esto es demoledor o más bien inmovilizador para la cultura de cualquier parte; porque sucede que se muere o se acaba la generación que el "sumo sacerdote" administraba en momentos en que no apuntan los renuevos necesarios para plantar en la "república del arte y de las letras".

   Dejemos pues al yucawach, si es que existe según la descripción caracteriológica de los intelectuales no yucawaches, en santa y ajena paz, según lo obligue su idiosincrasia a la simulación, la disimulación o el vedetismo, si es que así lo necesita para practicar libremente su ejercicio intelectual –o el que fuera- que al cabo, en los tiempos que corren, habrá que repetir uno de los dichos más connotativos que el yucateco ha modificado adecuadamente para expresar su sabiduría: "Que cada cual haga de su capa un sayo y de su culo un papagayo" (V. Dichos frases, modismos y refranes en el habla del yucateco. Apéndice del ensayo: El uayeismo en la cultura de Yucatán).

Cuch-vestido. Lo mismo que Cuch-tunico. Otra expresión de la terminología del prejuicio racial y social. (Como si la indumentaria del pobre no fuera vestido).

Hach (jach) no me gusta. Una locución para expresar cortésmente que no agrada una cosa, generalmente comestible; aquí hach equivale a verdad o lo es: La verdad es que no me gusta (hach ma' uts in t'an; no es bueno para mi gusto) a veces el enunciado primitivo que se examina se modifica así: No me hach gusta (no me gusta mucho). (V. en Voc. la hach).

La xun. Xun es apócope de xunaan: dama, señora (xunan o koolel) La xun, así dicho, es la amante; en Yucatán "La señora" por antonomasia; la querida. Es muy frecuente que en la región se repita, en algunos pueblos, alguna festividad que se celebra en la capital del Estado o en una población grande; esa repetición se llama bix, como el bix del carnaval de Mérida, que una, dos o tres semanas después, puede repetirse (el carnaval) en pueblos cercanos a la capital de la entidad: Umán, Kanasín, Chuburná (ahora suburbio meridano), etc. La razón no es sólo meramente económica, turística o festiva; tiene también otra finalidad; si los caballeros se divirtieron en Mérida, por ejemplo durante el carnaval, en unión de su esposa legítima, (por las tres leyes) a la que llevaron a bailes, paseos carnavalescos, batallas de flores (o de pinturas y huevos podridos) etc. ¿por qué no han de tener el derecho de llevar a su querida a festejos similares, a la que no pudieron exhibir en el lugar de su residencia? ¿Por qué la xun no ha de tener igual derecho que la esposa? Esa es una de las razones de por qué los carnavales se repiten fuera de tiempo en poblaciones cercanas a las ciudades. Advirtamos que estos caballeros, que como queda dicho así proceden, son los que se oponen, como paladines de la moral cristiana, a que haya una "zona de tolerancia" (de la prostitución) en la ciudad capital y villas y pueblos grandes de la entidad. Claro, como ellos tienen "su descanso" (que por lo demás da prestigio) ¿por qué no aparecer ante la sociedad como caballeros bayardos de la moralidad social? V. Voc. Descanso).

   Y una advertencia importante: si usted, lector, no es yucateco y llega a mi terruño, Yucatán, si allí tiene que presentar a su mujer, no diga "mi señora", pues todos se extrañarán de que haya quien presente a su querida; diga: mi esposa.

   Digamos de paso que señor se emplea con el mismo significado que señora. "Esa x-piringallo de martinianaya tiene otro "señor"; se le fue el que tenía pero no tardo mucho en agenciarse otro". Y así queda enterado todo el mundo de que Martiniana ya tiene otro querido.


Tomado de: Amaro, Jesús. Hibridismos en el habla del yucateco. Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán

 





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