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La lengua maya y sus connotaciones antropológicas


 

  • El conocimiento del sistema escritural maya representa un gran reto para los científicos mexicanos, porque al ser parte de su patrimonio nacional, como sus vestigios arqueológicos y  documentos históricos se han cometido y se siguen cometiendo errores tremendos de carácter teórico en torno a la cultura maya, asevera Ramón Arzápalo Marín

       Concebido el estudio del lenguaje como la investigación de los signos comunicativos que nos permiten alcanzar la comprensión del mundo, por medio de complejos procesos mentales del pensamiento bajo la idea (de Leibniz) de que "las lenguas son el mejor espejo de la mente humana", tal como sostiene Noam Chomsky en su libro El conocimiento del lenguaje, la importancia del mismo no puede ser ignorada.

       Estudiar una lengua en particular conlleva, en este sentido, a entender la naturaleza humana y el comportamiento de quien la maneja y utiliza. Ramón Arzápalo Marín, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la UNAM, explica la experiencia de conocer una lengua de enorme trascendencia histórica y cultural para el país. Como estudioso de la filología maya, ofrece un acercamiento personal y concienzudo sobre cuestiones lingüísticas y antropológicas.

       Considera que en México se han abierto estos campos de investigación, en donde se trata de fomentar no sólo los estudios de lingüística antropológica (como el lenguaje hablado en su contexto social, espacial y temporal), sino también otros aspectos relacionados con el lenguaje escrito. Recuerda que su estancia en Filadelfia, en que colaboraba con los departamentos de Lingüística y Antropología, cerca del profesor Linton Satterthwaite le sirvió para "aprovechar los conocimientos de este excelente arqueólogo y humanista que trabajaba con profunda dedicación el descifre de los jeroglíficos mayas".  

    Los antecedentes

    Durante esa época, en la década de 1960, los académicos en dicho campo se limitaban a plantear cuestiones matemáticas o cronológicas, para dedicarse a desarrollar seriamente los métodos de trabajo y no aventurarse en atractivas y riesgosas especulaciones acerca de las interpretaciones de los textos mayas.

       Piensa que su deber consiste ahora en estudiar textos no matemáticos o simplemente cronológicos, sino mayormente discursivos, puesto que "hasta ahora se han hecho trabajos con poco rigor científico".

       Por ejemplo, cita una reunión de lingüistas (Primer Simposio Latinoamericano para la Investigación Lingüística Mediante Equipos Mecánico-Electrónicos, México, DF, mayo de 1963), donde había algunos interesados en la escritura maya.

       Era la época de la guerra fría entre los bloques capitalista y socialista. Durante esa reunión se comentó mucho el tema, cuya discusión versó acerca del supuesto descifre de la escritura maya por el soviético, Yuri Knorozov y el de un grupo de matemáticos siberianos.

    Yuri Knorozov
    Yuri Knorozov

     

        La escritura maya, su pasión Ramón Arzápalo Marín es filólogo maya por la Universidad de Yucatán (1965) y doctor en filosofía por la Universidad de Colonia, Alemania (1972).

       Ha sido profesor de Lingüística Amerindia e Hispánica en las Universidades de Colonia y de Bielefeld, Alemania.

        Ha participado en varios Congresos de Americanistas y de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina.

        Ha dictado numerosas conferencias sobre su especialidad en instituciones de México, Canadá, Estados Unidos, República Checa, Uruguay, España, Alemania, Israel, Japón, Chile y Corea del Sur.

        Ha realizado investigaciones sobre lingüística general, computacional, socio y etnolingüística, y sobre estudios mayas.

        Entre sus principales obras pueden citarse Das Pronominalsystem des Yukatekischen (Munich, 1973), El Ritual de los Bacabes (UNAM,1987) y El Calepino de Motul (UNAM, 1995). Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.

        Es miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Humanidades y de la Academia Mexicana de Ciencias. En la actualidad es investigador titular del Instituto de Investigaciones Antropológicas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

       Publicaron éstos tres volúmenes que pretendían ofrecer el descifre de los códices mayas utilizando metodología matemática. Por primera vez habían capturado el material en fichas procesadas en una computadora, "lo cual sonaba como una maravilla tecnológica", dice el especialista.

       La opinión de Ramón Arzápalo es que el trabajo de este equipo soviético se sustentó en una simple hipótesis, esto es, que los glifos mayas correspondían a valores fonéticos o silábicos, y los combinaban azarosamente para luego obtener ciertas secuencias morfosintácticas de posibles o probables palabras mayas, algunas de las cuales sí se encontraban en el Calepino de Motul, el diccionario enciclopédico más antiguo que no había sido editado adecuadamente en esa época.

       Los soviéticos consultaron únicamente una copia fotostática o una edición deficiente de 1929. "Los investigadores reconocían algunas palabras, otras eran posibles o probables palabras mayas, y otras completamente irreconocibles. Estas últimas las combinaban de tal manera que ofrecían la apariencia de construcciones sintácticas reales. Hacían intentos de traducción, aunque reconocían también que no sabían el significado de ciertas palabras encontradas, es decir, surgían las cosas más absurdas, constituyéndose así en un ejemplo claro de diletantismo".

       Afirma que Yuri Knorozov también comenzó a estudiar la escritura. Knorozov era historiador y trató de descifrar los signos hallados en la isla de Pascua y, en tanto estudioso, resultaba un enorme reto –sobre todo para aquel ciudadano de una potencia mundial– no quedarse a la zaga ni de las investigaciones ni de los titulares a nivel científico durante la guerra fría.

       Ramón Arzápalo señala: "Siempre se han tenido en México investigadores serios, modestos, sin buscar ningún protagonismo, como el doctor Barrera Vásquez, quien publica una reseña profunda, sabia y exhaustiva del trabajo de Knorozov, en donde presenta señalamientos tan agudos y acertados que son válidos hasta hoy día".

       Yuri Knorozov, que nunca había estado en México y no conocía la cultura, hace sus propias especulaciones para interpretar las actividades de algunos personajes en los códices y les asigna características de hombres, dioses, héroes. De manera etnocéntrica, dice el filólogo, Yuri Knorozov observa los símbolos y empieza a especular, sin bases científicas, más bien de manera fantasios

    El error de los medios

    En la reunión antes mencionada se estableció que eran pocos los avances logrados en lo concerniente a la escritura de los mayas. Desde su punto de vista, en Estados Unidos surgió la inquietud por realizar una tarea de capital relevancia. Asevera que la revolución cultural y lingüística de Chomsky hubo de marcar un hito en la investigación filológica, colonial y prehispánica de México.

       Durante esa época se tenían enormes expectativas en torno a la investigación con ayuda de las computadoras. Había declaraciones espectaculares y protagónicas por obvias razones. Sin embargo, lo que decían los científicos y lo que decía la prensa eran cosas completamente diferentes. La prensa sostenía que con ayuda de esta nueva teoría lingüística, los norteamericanos podían traducir del inglés al ruso, del ruso al chino y al inglés, es decir, toda una maravilla a utilizar.

       Tales declaraciones eran hechas por los americanos y por los soviéticos, y también por los chinos. Era una guerra de declaraciones en cuanto a dichos aciertos. No obstante las afirmaciones de los medios de comunicación, el propio Chomsky negó tales informaciones, diciendo que su trabajo sólo presentaba cuestiones teóricas, no la aplicación y mucho menos la enseñanza de idiomas ni de la traducción electrónica.

       La aseveración de Ramón Arzápalo es contundente: "En este momento estamos distantes a lograr traducciones inteligibles, tan es así que hoy día –más de 40 años después– no tenemos la posibilidad de lograr traducciones inteligibles de un idioma a otro, ya que los traductores electrónicos son limitados; se aplican sólo a nivel de palabra, no de texto con sentido o significación cultural, histórica o filosófica". 

     

    El sistema maya

    En su opinión, resulta un auténtico cliché el descifre de la escritura maya, porque no se trata de descifrar un código cualquiera o un mensaje críptico en donde se tiene conocimiento de la lengua y del sistema fonémico y morfosintáctico. Piensa que "hablar de sistemas escriturales implica un conocimiento más amplio de la lengua y de la escritura. Hablar de la lengua implica conocer otro aspecto importante, la cultura que la sustenta, es a través de ésta que nos adentramos en el conocimiento de su cosmovisión".

       En segundo lugar, opina que la escritura maya implica el conocimiento de un sistema escritural, pero en el que además debe lograrse el conocimiento de la lengua, de la literatura y de la cultura en general. "No podemos, sensatamente, descifrar completamente si no se conoce ni se establece la heurística de tal sistema, condición necesaria para poder manifestar con autoridad científica que se cuenta con las herramientas mínimas de trabajo académico para ofrecer una coherente interpretación textual. Estamos trabajando seriamente, durante muchos años y de manera humilde, con los medios modestos materiales y humanos que se tienen aquí en México".

       Se refiere también al alfabeto de Landa, un ingenuo intento etnocentrista para la lectura e interpretación de códices. Elaborado por fray Diego de Landa, en pleno siglo XVI, este presunto alfabeto serviría para la defensa del fraile, por las acusaciones  en su contra, ya que sostiene que los indios sí empleaban caracteres para comunicarse con sus deidades paganas y sus ritos satánicos. Como prueba, afirma que los caracteres correspondían a un alfabeto. El franciscano preguntaba a su informante cuáles eran las correspondencias de los nombres de las letras españolas; éste respondía bajo cierto tipo de coerción psicológica, diciendo lo que quería oír el español. Así, la letra "a" tendría tres significados, mientras que la letra "b" estaría representada por el dibujo de pie; en este segundo caso, la "b" no significa pie, sino más bien camino.

    De las fuentes

    El Ritual de los Bacabes es una edición facsimilar con trascripción rítmica, traducción, notas, índices, glosario y cómputos estadísticos. Fuentes para el estudio de la cultura maya. Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, 1,109 páginas.    El Calepino de Motul es un diccionario maya-español. Edición computarizada que representa una sistematización de la ortografía del maya y la modernización del español. Índice de vocablos mayas y su localización; índice inverso del maya; clasificación científica de términos de fauna y flora. Adición de traducciones al español, faltantes en el documento original. Lista de expresiones latinas, muestras de las concordancias y trascripción paleográfica. Universidad Nacional Autónoma de México, 1995, 3 volúmenes, 2,185 páginas.

       En el caso de la literatura maya existe, pues, la idea de un símbolo o un sentido más amplio que el de una simple asignación de valores coloquiales o prosaicos, error en que cayó el obispo Landa y también otros investigadores en pleno siglo XXI. Concluye Ramón Arzápalo: "El alfabeto de Landa no es para tomarse al pie de la letra y con los valores que proporciona, pero sí merece un estudio más profundo". Tarea que ha realizado en los últimos años. Continúa diciendo: "Se requiere un catálogo de glifos, que nos ofrezca el sistema inmanente de su escritura y no un simple inventario de grafías o un diccionario, que  solamente nos ofrezca las formas básicas y las variantes, a través de nuestro conocimiento lingüístico".

       Hay una hipótesis que está desarrollando Ramón Arzápalo para una mejor comprensión de la semiosis de los grafemas que transitan por etapas icónicas para luego aparecer de manera indicial y simbólica, hasta llegar a constituirse en metametafóricos; ésta consiste en sostener que la lengua maya tuvo su antecedente en la cultura olmeca, además de que la lengua de los códices y de las estelas no es propiamente coloquial o prosaica, sino un tipo de lengua franca que utilizaban los sacerdotes de la amplia región cultural maya para comunicarse, con rasgos literarios y esotéricos, haciéndola así ininteligible para el pueblo en general.  Menciona que una analogía sería el latín clásico, los Vedas de la India o un texto en chino, que bien puede entenderse a través de la escritura pero no necesariamente al pronunciarse.

       Esta tesis se apoya en estudios concretos, sobre la literatura y el lenguaje esotérico, porque no usaban palabras simples para elementos claves de su religión, mitología e historia. Utilizaban formas metafóricas que no se encuentran en la escritura, las palabras o los grafemas que corresponden unívocamente a palabras, puesto que eran circunloquios. Por ejemplo, sólo los sacerdotes o los iniciados sabían que lo rojo colgado en lo alto significaba un venado, porque la carne de venado se colgaba en lo alto y era roja.

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    Reportero de la Agencia y Coordinación de Prensa y Difusión de la AMC José Luis Solís
    Correo electronico: iskatoni@yahoo.com.mx
    Material publicado en: www.amc.unam.mx en Agencia de Noticias No. 49. Regresar




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