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Hanal pixaan

Christian Rasmussen

 



Dos mujeres ante un altar

La muerte y la desaparición física de los seres queridos, no significa que sus almas desaparezcan o que la memoria sobre ellos se borre, ya que cada año, a fines de octubre y principios de noviembre regresan las almas para convivir con los vivos. Los primeros en llegar son las almas de los niños, es decir, el día 31 de octubre. Para ellos, la gente acostumbra poner dulces y juguetes en el altar. El día siguiente, el 1o. de noviembre por la noche llegan las almas de los adultos.






Altar en Umán, Yucatán

Durante toda la primera semana de noviembre la gente pone, por la mañana, al mediodía y por la noche, comida en la mesa para los pixaanes. Allá están sus sillas, listas para que se sienten a comer. Aunque sus platos deberían ser de barro, la gente usa del material que haya, lo importante es la comida.







Comida para el alma solitaria

Hay almas que ya no tienen familiares aquí en la tierra. Pero, de todas maneras, vienen para recordar su tiempo terrenal. Para las almas solas la gente también sirve comida







Tres maestros cantores

En los pueblos más conservadores todavía hay muchos señores que funcionan como maestros cantores. Son los ayudantes que fueron educados por los frailes franciscanos con el fin de apoyar la evangelización, después de la conquista. Durante la Guerra de Castas, en 1847, los maestros cantores fueron sustituidos por los sacerdotes en muchos pueblos. Y actualmente, donde hay parroquias grandes y pocos sacerdotes, cumplen una función muy importante para los rezos que la gente necesariamente tiene que hacer durante los eventos religiosos.






Rezo en la casa de don Fermín

Para los Días de Muertos, los maestros cantores tienen mucho trabajo, caminan de casa a casa, rezando a las almas que están de visita. No cobran, pero ¡cómo van a cobrar por un compromiso con Dios! En los pueblos más apartados suelen cantar unos rezos en un maya antiguo, a veces mezclado con latín, que ni ellos entienden bien. Pero rezan, casa por casa, año con año, porque así lo han hecho sus papás, sus abuelos, sus bisabuelos... y quién sabe hasta qué tatarabuelo.


Alabados los que se han ido,
que abunden las almas.
También el Santo Sacramento,
verdadera misericordia
para el alma.
También la Santa madre
María Reyna.
Así pasaste tu virginidad
con la ayuda eficaz de Dios.
También el señor San José
colaborador del señorío de Dios.
Así mi santo amor a Jesús
para darle mi corazón
para que rechaces todos los
males con los dolores que sufriste.
Que quiera la Santa María
que ninguno de nosotros
vaya al infierno.
Santa María que estás en el cielo.
Así como estás sentada en el cielo,
pide por mi alma.
Entrega la verdadera alma
a la mano derecha del Salvador.
Y el alma para Dios Padre
y el Dios cuidador.
De cualquier manera hay un solo Dios
que es nuestro camino al cielo.
Primero la muerte al pecador
o quizá primero la vida.
Así querida madre llena de dolor,
prepara el día en el que tengamos que saludar
a la muerte.
Quizá una es la verdad
delante de su corazón.
Amen Jesús y María,
no tienen fin,
por los siglos de los siglos.

Traducido por el Pbro. Juan Castro Lara






Rezos en el cementerio

El día 2 de noviembre está reservado para ir al cementerio, donde el sacerdote oficia una misa.
Ese día la gente aprovecha para arreglar las tumbas de sus seres queridos y prender una veladora.






Velas prendidas en el cementerio

El ultimo día de la visita, “la octava”, es el día de despedida, porque las almas regresan de donde vinieron - nadie puede decir exactamente a dónde van. Se van..., pero lo cierto es que regresan el año próximo.


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