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Las voces de Alma Sagrario Pixan Ol1
U múul t’aanil Alma Sagrario Pixan Ol

Ana Patricia Martínez Huchim

 



Curar con hierbas,
sanar mordida de víbora,
ayudar a parturientas,
prevenir adivinando el futuro,
agradecer por los bienes recibidos…
Encargo de Dios.

Desde niña Alma Sagrario Pixan Ol tuvo el don de curar con ayuda de los espíritus. Le ponían su hipilito de hilo contado, le hacían sus trenzas amarrando las puntas con una cinta colorada y se sentaba a dar consulta a gente de su localidad, de pueblos vecinos y de ciudades. Llegaban a consultarle hasta wachesy extranjeros.


Años más tarde, ya adulta, era una mujer que gozaba de gran fama como espiritista y cada mañana mucha gente hacía antesala en su humilde vivienda, en espera de ser curada o de recibir algún remedio a su dolencia.

Empezaba la sesión, los consultantes se sentaban en semicírculo mientras doña Alma Sagrario, delante de un altar, rezaba frente a imágenes cristianas. De pronto, un leve estremecimiento y entornando los ojos dejaba de respirar por unos segundos, luego una voz que no era la suya saludaba a los presentes:

–Buenos días, hermanos, estoy aquí para servirles.

Cinco eran los espíritus que ayudaban a doña Alma Sagrario: dos hombres mayores, dos mujeres adultas y un niño. Uno de los hombres era mayero. Se reconocían como difuntos cuya obra sobre la tierra no había terminado, por lo que habían elegido a doña Alma Sagrario para ser la vía de comunicación y continuadora de sus labores.

–Sólo soy la materia –decía la medium–. Yo no receto ni sano nada: son los espíritus.

Y curaba lo que no podían los médicos de rimbombantes títulos universitarios, como el caso del muchacho que cuestionó la existencia de los Yuum Balames.

–Abuelo, ¿cómo crees que hay espíritus guardianes de los montes? Son solamente cuentos, ellos no existen.

Fue al monte y al llegar a la milpa del viejo se paró en medio y gritó:

–¡Ey, Yuum Balames, aquí estoy, si deveras existen, sáquenme de aquí!

No sintió nada extraño. Esperó un rato y otro un rato más ¡y nada! Se encaminó entonces veloz al pueblo. Iba resuelto a fanfarronear su acción. A pesar de ser mediodía y del intenso calor se sentía ágil; incluso sentía que flotaba. De pronto se vio en la milpa y de pronto en el camino o sobre los árboles. Qué bonito se veía todo desde arriba y ¡podía tocar las nubes! Éstas eran varias: blancas, negras y ¡uhmmm! Qué sensación tan agradable era poder volar.

Oscurecía cuando un grupo de campesinos encontró al joven convulsionándose a la orilla de un camino. Fue trasladado al pueblo y de ahí al hospital, pero ningún médico atinó sobre su enfermedad ni supo qué hacer. Como último recurso fue llevado a la casa de doña Alma Sagrario. Previa invocación a los espíritus, uno de ellos, el mayero, comunicó que lo que tenía el joven era el castigo de los Yuum Balames por la ofensa recibida, e indicó que al incrédulo irreverente era necesario hacerle k’eex o “cambio”. Recomendó también le hicieran una transfusión de sangre de gallo.

A jeringazos la espiritista le inyectó la sangre sugerida, luego colocó el gallo sobre la cabeza del joven y rezó. Acalambrándose, el gallo cayó muerto y el muchacho recuperó la lucidez y pudo contar su acción.


Una cura extraordinaria más que disgustaba a los recelosos médicos, acrecentando su enojo y envidia.


–¡Esa mestiza es una charlatana! ¡Qué es eso de poner transfusiones de sangre de gallo! Un día va a matar a alguien y sólo así dejarán de creer en sus embustes.

–También se cuenta que con filo de rasurar opera quistes y costura las heridas con hilera y aguja capotera.

Doña Alma Sagrario lo mismo curaba que daba informes sobre seres y objetos desaparecidos. Cierto día, en una sesión, después de su acostumbrada frase “Dejen que me incorpore… Soy la materia”, respondió a una serie de preguntas de sus consultantes.

–Al espíritu que le corresponda, ¿qué pasó con uno de los pollitos recién brotados, de mi gallina jabada? –preguntó uno de los presentes.

Se oyó la voz de un hombre: “El perro mascoteó al pollito y tus hijas, por temor a que las regañaras por no haber cuidado al ave, la tiraron en el fondo del patio para que no lo encontraras.”

–Al espíritu que le corresponda, ¿dónde está mi perro? Hace días que se fue de la casa y mis hijos están muy tristes y no dejan de llorar –preguntó otra persona.

–Un hombre que pide limosna se lo llevó para venderlo. Ahora el animal está amarrado en el patio de una casa y se olvidan muchas veces de darle de comer y de beber –contestó la voz de un niño. Los hijos de la señora, al saber de la actual situación del perro, mucho más lloraron.

 

–Al espíritu que le corresponda, mi hija amaneció con sarpullido; temo que sea una intoxicación, ¿qué debo hacer?


–Lo que tiene tu hija es escarlatina. Y tú –se dirigió la voz a otra de las consultantes–, vienes a preguntarme qué soñó tu hija anoche. Ella ha sido elegida por el Sagrado Corazón de Jesús: cuando crezca se irá de tu lado. Y no fue un sueño lo que tuvo, fue una visión.

–Sí –contestó la señora–, ella vio que la imagen del Sagrado Corazón de Jesús la llamó tendiéndole los brazos.

–Al espíritu que le corresponda –interrogó otra de los consultantes–, sucede que a veces, cuando amanece, tengo algún malestar que no sé exactamente qué es; me siento triste, con ganas de llorar… ¿Qué hago para curarme?
Se escuchó la voz cantada de una mujer:

–En las noches, antes de dormir, pon una flor en un vaso con agua, y dí mi nombre; cuando amanezca toma de esa agua y te aliviarás.

Días más tarde, llegó a la casa de la espiritista una señora que había estado fuera del pueblo durante varios años.

–Supe –dijo a doña Alma Sagrario– que uno de los espíritus que se le incorporan cura males poniendo flores en agua. Así curaba mi difunta patrona con quien trabajé en el Distrito Federal. Y coincide también en el nombre, aquí traigo una foto para que la conozca; ella murió hace más de diez años.

Mucha alegría sintió la medium al conocer, aunque fuera en foto, a una de sus espíritus guías y en agradecimiento invitó a la mujer a una sesión especial para que saludara a su ex patrona.

Crecía la fama de doña Alma Sagrario a la par que los celos de los médicos que perdían pacientes, ingresos económicos y credibilidad.

Corrió el rumor de que un niño había muerto en manos de un curandero. No se dijo el nombre del pequeño, ni el nombre del curandero, ni en qué rumbo del pueblo había ocurrido la desgracia, pero fue la ocasión que esperaban los galenos para presentarse ante las autoridades oficiales a demandar a doña Alma Sagrario y a todos sus empíricos competidores.

–¿Van a esperar que haya más muertos? –esgrimieron.

Ante la presión de los letrados, las autoridades ordenaron una recoja de curanderos. No se salvaron ni los jmeenes, oficiantes de ritos agrícolas.

Doña Alma Sagrario supo de la redada y angustiadísima fue a la casa de una de sus vecinas.


–Comadrita –suplicó–, déme prestado su libro de Plantas que curan y plantas que matan, para demostrar que sí tengo estudios.


Con todo y el libro prestado, la espiritista fue arreada a la cárcel y encerrada en un calabozo junto con otras humildes mujeres de oficio comunitario: comadronas, yerbateras, sobadoras… En otra celda estaban los señores.

No había argumentos sólidos en contra de nadie, salvo el que no tenían estudios profesionales ni documentación oficial que respaldaran sus conocimientos en salud.

Los guardias no tenían cara para ver a los detenidos. Uno de los jóvenes policías, vio en los ojos de una anciana comadrona un mudo reproche, haciéndole recordar cómo no le había cobrado ni un centavo cuando su esposa dio a luz su primer hijo.

Lo mismo le ocurrió a otro guardia en presencia de la yerbatera que curó a su hijito de “el mal de ojo” que él mismo le provocó cuando llegó caluroso a su vivienda. Los médicos no sabían parar la diarrea del niño, y fue gracias a la santiguada de la yerbatera que el niño saltaba ahora cual conejo en el patio de su casa.

Sumamente incómodos se sentían los vigilantes porque muchos de los recluidos eran también parientes suyos y conocían sus precarias condiciones económicas. Sentían vergüenza y también empezaron a sentir un profundo temor, porque muchos de los detenidos eran personas que ejercían el bien ¡pero otras! tenían fama de practicar el mal.

Corrió entonces la voz que en la cárcel, los singulares presos estaban haciendo de las suyas:

 

–Con pañuelos hacen muñecos de trapo que bailan y ríen.
–Son chismes.
–Han mal mirado a los policías y éstos han agarrado tremendas calenturas y diarreas.
–¡Quién no ve mal a los policías!
–Insectos de todo tipo invaden las celdas.
–¡Vacilan! Si de por sí hay toda clase de bichos en los calabozos.
–Pero es que ahora hay más. Dicen que anoche un ejército de bolonchapates2 invadió la oficina del comandante de policía.
–¡Jum!

 

De uno en uno los curanderos fueron liberados, previo pago de una gravosa fianza que incógnitas manos solventaron. Salieron de la cárcel con paso firme y digno y se encaminaron a sus respectivos hogares, conscientes más que nunca de su impotencia ante la oficialidad. Y más que nunca ejercieron con toda su voluntad y convicción. Sin embargo, las voces de doña Alma Sagrario no se oyeron más, una fiebre altísima en la cárcel la condujo por fin a la dimensión eterna de los espíritus.

 


1- Texto tomado del libro de cuentos U yóol xkambal jaw xíiw. Contrayerba (Inédito). Revisión del maya: José Manuel Tec Tun y Lázaro Dzul Polanco; revisión del castellano: Svetlana Larrocha. Regresar

2- Bolonchapat: Según la creencia popular es un insecto portador de hechizos.Regresar

Ts’aak yéetel xíiw,
u ts’akik chi’ibal kaan,
k’aam paal,
na’at ba’ax bin úuchuk ti’ máak,
ts’aik u nib óolal…
U meyajil Ki’ichkelem Yuum.

Tu paalile’ x Alma Sagrario Pixan Ol tu jupubaj u ts’aak yéetel u yáantajil utsil pixano’ob. Ku ts’abal u búuk u chan yíipil yéetel xookbil chuuy chuya’anil, ku ji’it’il u tso’otsel u pool yéetel ku k’a’axal yéetel jump’éel chak nook’ yo’olal ma’ u jo’ots’ol, ku ts’o’okole’, ku kutal u ts’aak u yu’ulab. Ku ximbalta’al tumen u yéet kaajilo’ob tak táanxel kaajilo’ob. Leti’e’ ku ts’akik tak waacho’ob yéetel máako’ob ku taalo’ob náachil wa táanxel lu’umilo’ob.

Ka’aj nojochchaje’, xma Alma Sagrario ts’o’ok u k’ajóolta’al jach ma’alob xts’aak máak. Sáansamale’ ku pa’ta’al te’ tu nayo’ tumen jejeláas wíiniko’obo utia’al u ts’aakiko’ob.

Le jejeláas máako’ob xíimbatiko’, kéen u chúuns u meyaje’ le xko’olelo’obo’, ku tsolkíinsikuba’ob tu’ux ku meyaj le xnuuko’. Xma Alma Sagrario ku payalchi’tik táanil u kili’icho’ob. Ma’ sáame’, ku kikilankil, ku bin u sakil u yich ka’anal, ku kupik yiik’, kéen ts’o’okoke’ ku jeelbesik u t’aan, ku jóop’ol túun u ya’alik beya’:

–Ma’alob k’iin, in láak’e’ex, wayanene’ utia’al in wáante’ex wa in ts’aajke’ex.

Jo’otúul utsil pixano’ob áantik xma Alma Sagrario: kantúul nojoch máako’ob, ka’atúul jtaat yéetel ka’atúul xmam yéetel juntúul paal. Juntúul ichilo’obe’ maaya t’aan ku t’anik. Le pixano’obo’ ku beetiko’ob utsil kex kimeno’ob, leti’obe’ tu téeto’ob xma Alma Sagrario utia’al ku ts’aakiko’ob wíinik yóok’ol kaab yéetel u yáantajilo’ob.

–Tene’ chéen u nu’ukulen meyaj –ku ya’alik xma Alma Sagrario–. Tene’ min ts’aak: le ku ts’aakankilo’obo’ lete’ pixano’obo’.

Xma Alma Sagrarioe’ ku ts’akik k’oja’anilo’ob ma’ táan u páajtal u ts’a’akal tumen jts’aako’ob jach ka’anal u xooko’ob. Bey le k’oja’anil ts’a’ay ti’ juntúul xi’ipal t’aanaj k’aas yo’olal Yuum Báalamo’ob, tumen ku ya’alike’ mix jaaji’.

–Jnool, ¿bix a tuuklik ts’aka’an wáa Yuum Báalamo’ob ich k’áax? Leti’obe’ chéen ku tsikba’atal, ma’ ts’aka’antako’obi’.

Le xi’ipalo’ bin ich k’áax, ka k’uch ichil u kool u jnoole’ te tu chúumukil le koolo’ tu táaj yawtaj:

–¡Ey, Yuum Báalame’ex, wayanene’, wa ts’aka’ane’exe’, jo’sene’ex waye’!

Ka tu pa’taj junsúutuk, mixba’al úuchi. Ka’alikil ka jo’op’ u ka’a suut tu najil, kéen k’uchke’ yaan u ya’alik Yuum Báalamo’obe’ ma’ ts’aka’ani’. Séebak u xíimbal kex chokoj k’iin, toj yóol ku yu’ubikubaj; ku yu’ubike’ bey wa tun bin u xiknalile’, chéen ka’aj tu yu’ubaj ma’ jóok’ok ichil le koole’, ka tu yile’ yóok’ol le káax yano’. Ku ya’alik beya’ jats’uts u yila’al ka’anal yaan wíinik. Je’el tak ¡u páajtal u machik tak le múunyalo’obo’! Yaane’ sak, yaane’ éek’ yéetel ¡ummm! Buka’aj jats’utsil u xik’nal wíinik.

Tun taal u yáak’abtal junjáats’ kolnáalo’ob tu yilo’ob le xi’ipale’ u chen babalk’eskubaj tu jáal bej. Ka bisa’ab tu yiknal le máako’ob ka’anal u xooko’ob ti’ ts’aak. Mix juntúul ku páajtal u ts’akik le xi’ipalo’. Ka bisa’ab tu yiknal xma Alma Sagrarioe’. Le ko’olelo’ tu k’áatchi’taj ti’ le pixano’obo’, juntúuli’, le ku t’aanik maayae’, tu ya’alaj ba’ax úuchti’ le xi’ipalo’: beta’ab loob ti’ tumen le Yuum Báalamo’obo’ tumen t’aanaj k’aas yo’olal leti’ob. Le utsil pixano’ ka tu ya’alaj yaan u “k’e’exel” le xi’ipalo’ yéetel juntúul jt’eel. Ka tu ya’alaj xan ka ts’abak ti’ le xi’ipalo’ u k’i’ik’el juntúul jt’eel.

Yéetel púuts’ ts’aab u k’i’ik’el le t’eel ti’ le xi’ipale’ ka’aj ts’o’oke’ p’u’up’ucha’ab le t’eel tu yóok’olo’. Le jt’eele’ ka jo’op’ u kikilankil ka tu p’uchubaj lu’um utia’al u kimij. Le xi’ipalo’ suunaj tu yóol tu ka’atéen ka tu tsikbataj ba’ax tu beetaj yéetel bix úuchik u kuchik le k’oja’anilo’.

Jump’éel táaj ma’alob ts’aak tu betaj xma Alma Sagrario. Ka’aj tu yojelto’ob le máako’ob ku ts’aakankilo’obo’ ka’analchaja’an u xooko’obe’ ka tu ch’a’aj p’eekto’ob le óotsil xko’olelo’.

–¡Ile’ex le xmáasewal ko’olelo’, chéen tuus yéetel ookol ku beetik! ¡Bix ken u k’eex u k’i’ik’el juntúul t’eel yéetel juntúul xiib! Jump’éel ti’ lelo’ yaan u kíimsik juntúul wíinik, ken úuchuk lelo’ ku ch’éenel u yila’al ma’alob u ts’aak.

–Bey xan ku ya’ala’al ku xootik chu’uchumo’ob, ken ts’o’okok u xootike’ ku chuyik le u yoot’elo’ yéetel k’áan yéetel púuts’ máaskab.

Xma Alma Sagrarioe’ ku na’at xan wa yaan ba’al saatale’ ku na’atik tu’ux yaan. Ti’ jump’éel u k’iinil u meyaje’, je’el bix suuk u ya’alike’: “P’ate’ex in ch’aik in wíinkilil, teen u ba’alil”, tu núukaj jejeláas ba’alo’ob k’áata’ab ti’ tumen le ko’olelo’obo’.

–Ti’ le pixan u najmale’, ¿ba’ax úuch ti’ juntúul in chan kaax taantik u xíitile’, u yaal ti’ juntúul in chan i’ kaax? –tu k’áataj juntúul máak.

Ka tu núukaj juntúul pixan bey u t’aan xiibe’: “A peek’ cha’ach le chan kaax táant u xíitile’, tumen a paalalo’obe’ sajako’ob ka a k’eyo’ob yo’olal ma’ tu kanáanto’ob le alak’o’, le beetike’ tu jaranch’into’ob ich k’áax utia’al ma’ a kaxtiki’.”

U láak’ juntúul wíinike’ tu k’áataj ti’ le pixano’ob’: –Ti’ le pixan u najmale’, ¿a wojel wáa tu’ux yaan in walak’ peek’? Ts’o’ok u máan k’iin ma’ in wili’, in paalalo’obe’ chéen ok’ol ku beetiko’ob tumen jach u yakumo’ob le peek’o’.

–Lete’ le máak ku máan u k’áat máatan leti’ bisej a peek’ utia’al u konej. Walkila’a’ le ba’alche’o’ k’axa’an u kaal ti’ junkúul che’ ti’ jump’éel naje’, ku ts’o’okole’ ku tu’ubsale’ mun ts’aabal u yo’och mix ja’ ti’ –tu núukaj juntúul pixan bey u t’aan paale’.

U paalal le xko’okelo’, ka’aj tu yu’ubo’ob k’axa’an u chan peek’ yéetel mun ts’aabal u yo’oche’, ka júupo’ob ook’ol.

–Ti’ le pixan u najmale’, in waale’ ka’aj sáaschaje’ p’óochemp’och u ja’il u wíinkilil, ¿ba’ax le ba’al beyo’?

–Le ba’ax yaan ti’ a paal, tixk’i’ik’el. Kux teech, –tu ya’alaj u jeel ko’olel– taalech a k’áat teen ba’ax tu wayak’taj a waal ich áak’ab; leti’e’ tu’uchita’an tumen Ki’ichkelem Yuum, kéen ch’íijike’ yaan u náachtal ti’ teech, ku ts’o’okole’ ma’ wayak’i’, tu’uchita’an tumen Ki’ichkelem Yuum u kili’ich puksi’ik’al Jesús.

–Bey túuno’ –tu núukaj le xko’olelo’–, leti’ tu yilaj Ki’ichkelem Yuum u tich’maj u k’ab táan u t’a’anal.

–Ti’ le pixan u najmale’, ¿ba’ax je’el in beetik utia’al in ts’aakkimba? Sáansamal ken sáaschajake’ chi’ichnaken.

Ka tu ya’alaj u pixanil juntúul ko’olel bey k’aaybil u beetik u t’aane’.

–Yéetel áak’abe’ bey ma’ okok a wenlo’ ts’aj jump’éel nikte’ ich junluuch ja’, ka máan chi’itik in k’aaba’, kéen sáasake’ ka wuk’ik le ja’o’ beyo’ ka wutstal.

 

Míin jayp’éel k’iino’obe’ k’uuch tu najil xma Alma Sagrarioe’ juntúul ko’olel úuch jóok’ok ti’ le kaajo’ bin kajtal náachil ti’ jump’éel táanxel kaajil, u k’aaba D.F., ka tu ya’alaj le xko’olelo’:

–Tin wojeltaj juntúul pixan ku yaantikech ts’aak, leti’e’ ku ts’aakankil yéetel nikte’ob ich ja’. Bey u ts’aak animas tu’ux kin meyaj ka’achi, ts’o’okole’ u k’aaba’e’ láayli’ beyo’. Tin taasaj u yoochel utia’al ka a k’ajoltej; lajun ja’ab ts’o’ok u máan kíimik.

Ya’abkach ki’imak óolal tu yu’ubaj xma Alma Sagrario tio’olal u k’ajolmaj u pixan u yéet k’ajóolalo’, u bo’olile’ ka tu ya’alaj ti’ u yu’ulab:


–Je’el kan a wu’uy u t’aan animas a xunáanilo’.


Xma Alma Sagrario ku ts’ibota’al u meyaj tumen le máako’ob ka’anal u xooko’obo’, u ch’aj p’eekmo’ob le óotsil xko’olelo’.

Jump’éel k’iin ti’ lelo’ u’uya’ab u tsikbalil kíim juntúul paal tu k’ab juntúul máak ku ts’aakankil yéetel xíiw. Ma’ a’ala’ab u k’aaba’ le paalo’, mix u k’aaba’ le jts’aako’, mix tu’ux úuchi le kimeno’, chéen ba’ale’ lete’ ku pa’atik le máako’ob ka’anal u xooko’obo’ tio’olal u p’eekil ti’ tuláakal máako’ob ku ts’aakankilo’ob yéetel xíiw.

–Yaan a pa’tike’ex u kíimij ulak’ wíiniko’ob –tu ya’alajo’ob ti’ le jalachilo’ob kaajo’.

U jalachilo’ob le kaajo’ ka túun tu túuxto’ob molbil tuláakal máaxo’ob ku ts’aako’ob yéetel xíiw. Ma’ tu jecho’ob mix jmeeno’ob.

Xma Alma Sagrarioe’ tu yojeltaj tun mo’olol tuláakal le máako’ob ku ts’aakankilo’ob yéetel xíiwo’ob jak’a’an u yóol ka bin tu yotoch u kumaj, kaja’an tu tséel.

–Xki’ichpam kumaj, majáanten a ju’unil u k’aaba’e’ Xíiwo’ob ku ts’aak yéetel xíiwob ku kíinsik máak, tio’olal in ts’aik u yojelto’ob bey xan teen xooknaja’anen ti’ ts’aak.

Pa’te’ej yéetel u ju’unil tu’ux ku xookol ts’aake’ ka jirixta’ab bisbil tu so’oy wíinik tu’ux k’a’alij yéetel u yéet ts’aakankilo’ob: k’aam paal, xts’aak xíiw, xpáats’ baak, xts’aak chi’ibal kaan… Ti’ u jeel so’oye’ ti’ yaano’ob le xibo’obe’. Leti’obe’ ma’ tu beeto’ob k’aas ti’ mixmáaki’, chéen ba’ale’ leti’obe’ ma’ kananchaja’an u xooko’obi’, mina’an mix ts’íibil ju’uno’ob ti’ob.

Le palitsilo’obo’ suulako’ob yo’olal le ba’al ku beetalo’. Juntúul ichilo’obe tu yilaj p’uja’an juntúul xk’aam paal ka tu k’a’ajsaj ti’ leti’e’ chéen uts beeta’abti’ ti’ u paalal, xma’ bo’olil mix junjéets’ tu ts’aj taak’in utia’al u k’aamaj u paalal.

Bey xan úuch ti’ ulak’ palitsil aktáan ti’ xts’aak xíiw, le ko’olela’ tu ts’aakaj u paal tu ichtaj le k’iin ka’aj k’uch tu yotoche’ chokoj u yóol ba’ale’ ma’ tu méek’aj u champale’. Le ka’anal xooko’obo’ ma’ beychaj le ts’aak tu ts’ajo’ob ti’ le champalo’, nib óolal ti’ le máax ku ts’aakankilo’ob yéetel xíiwo’obo’ toj u yóol le champlo’, walkila’a’ bey chan t’u’ul ku máan u síit’k’alankil tu táankabil u naje’.

Le palitsilo’obo’ ma’ uts tu yu’ubo’obi’ tumen ya’abkach uts beta’an ti’ leti’ob ts’o’okole’ láak’tsilo’ob le beetike’ tu yu’ubo’ob sajkil tumen ya’ab le máak k’ala’antako’obo’ uts ku beetiko’ob, ¡chéen ba’ale’! yaan míin jaytúul ichilo’obe’ ku meyaj k’aasil xan, ba’ale’ k’ajolano’ob.

K’íitpaj u tsikbalile’ te so’oyo’ wíiniko’ ya’ab ba’al jela’an ku yúuchuli’.

–Yéetel nook’ tu’ux ku cho’obol k’ab, ku wolko’obe’ ku p’áatal bey mejen paalalo’obe’ ku beetiko’ob u yóok’oto’ob yéetel u che’ejo’ob xan.
–Chéen a’alaj ba’al.
–Le palitsilo’obo’ ts’éej pakta’abo’ob ka tu ts’aaj chokwil yéetel waach’ ti’ob.
–¡Máax mun yilik k’aas u paalitsilo’ob u jalachil kaaj!
–Jejeláas u piktanil yiik’el k’áax ku chupiko’ob le so’oy tu’ux k’ala’ano’obo’.
–¡Chéen tun topankilo’ob! Yaanili’ ik’elo’ob ka oksa’abo’ob waye’.
–Ts’o’ok u ya’abtal, ma’ bey ka’acho’. O’niajke’ ya’abkach bolonchapáato’ob tu chupo’ob le u so’oy máako’.
–¡Jum!

Jujuntúulil jo’op’ u cha’abalo’ob le máako’ob ku ts’aakankilo’obo’, yanchaj u bo’olo’ob ka páatak u cha’abalo’ob, bey túun mina’an taak’in ti’obo’ mix ojéelta’ab máax bo’ot u p’aaxo’ob. Jóok’o’ob te’ so’oyo’obe’ yéet u sáal xíimbalo’ob bin tu beeto’ob tu tanajo’ob tumen u yojelmo’ob mun páajtal u ba’ate’el máak yéetel u jalachil kaaj. Leti’obe’ ma’ tu p’aato’ob u meyajo’obi’ láayli’ ku ts’aakankilo’obe’ kex ma’ bo’olbili’. Chéen ba’ale’ u múul t’aanil xma Alma Sagrarioe’ ma’ ka’a u’uya’abi’, jump’éel ka’anal chokwil, machej te so’oyo’, ma’ tu jechi’. U pixane’ bin xiik’nal tu’ux yaan u yéet pixano’ob.

 

 





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