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El Libro de los Libros
del
CHILAM BALAM



 
 
5. POCO A POCO

C uántos serían sus amaneceres, no lo sé,
Pero eran pocos.
Era hombre ya, pero impoluto.
Era viril, y virgen.
De gran familia y de gran linaje era.
Pero había traicionado.
Único en juventud y en hermosura,
Futuro sumo sacerdote, iba a ser iniciado.
Pero el veleidoso dios del amor lo desvarió.
Y confió nuestros secretos a oídos livianos.
Y ahora está fijo en la estela.
Mira su cuerpo azul a punto de romperse,
Mira qué fácil su valor forma uno con la piedra;
No habría ni qué atarlo, no se iría.
Mira cómo mira a su muerte, poco a poco.
Poco a poco, ya viene el pedernal
A penetrar su carne.
Poco a poco, cuchillo,
Poco a poco, flechas...
Poco a poco...
Dicen que al dios le gusta ver sufrir. A mí no.
He cumplido mi misión y ya me voy.
Este pueblo que un día fue de miel y leche
Hoy lo es de sangre.
Me voy”
Así habló Kukulkán, el de la mirada blanca,
El que hacía llorar arrepentido a un hombre con sólo mirarlo.
Con su palo de peregrino empezó a andar,
Hacia Tulum.
A la orilla del mar puso su pie sobre una piedra,
Dijo a sus seguidores:
– “Hasta aquí llegan ustedes;
Quédense, a construir un templo.


Yo sigo. Yo sé a dónde voy”
Y siguió. Poco a poco, hacia el Oriente, se alejó.
Un manto gris cubrió, poco a poco, las aguas,
Y el dios del Trueno se levantó.
En el tope de la pirámide sagrada,
Allí en Chichén,
Tutul-Xiu, frente a su augur,
Lloraba.
La rueda de la katunes dio un doblez más.
Y en las entrañas de las piedras gimieron las almas de los muertos:
– “Chichén-Itzá, ay, Chichén-Itzá!

 

6. Tan sólo Piedras





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