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¿Por qué se quedó Gonzalo Guerrero?

 

Introducción

El objetivo de esta ponencia es responder a la interrogante que plantea su título.1 La versión de la historia más difundida refiere que Gonzalo Guerrero, tras ser avisado por Jerónimo de Aguilar de la llegada de Cortés a Cozumel, rechazó unirse a los españoles por los tatuajes que tenía y porque estaba casado y tenía varios hijos. La ponencia contradice esta respuesta y propone que lo más probable es que, en su momento, Guerrero no supo de la presencia de la expedición de Cortés y por lo tanto tampoco pudo rechazarla.

Inicialmente veremos cuales son las diferentes respuestas que se han dado a esta pregunta, con base a las diversas historias del siglo XVI que contienen el episodio. Posteriormente evaluaré la coherencia y la evidencia de las mismas, para arribar a una posible respuesta aceptable. Esto desde un punto de vista científico, en el sentido de que tenga la pertinencia adecuada respecto a los hechos ocurridos y que resulte más razonable que las otras posibles opciones.

 

Las respuestas

            He tomado a los once autores que pueden ofrecer una buena respuesta. Naturalmente todos ellos comparten la característica de ser autores de relatos de los hechos en cuestión, pero la manera como se enteraron de los mismos es distinta: hay testigos del rescate de Aguilar, escuchas de dichos testigos y un lectores de obras en donde el episodio ya estaba contado. De hecho, hay quien no aporta nada nuevo, sino que repite a algún autor precedente.

            Empero los considere necesarios en la búsqueda de la respuesta, porque la importancia de sus obras ayuda a entender la formación de la versión dominante, pese a su falta de evidencia. Además, una cuestión básica que hay que entender es que, al contrario de lo que supone ordinariamente en las historias, la de Guerrero no es un conocimiento producido por acumulación del saber contenido en todas las fuentes, sino una camino accidentado en el cual sólo entre ciertas fuentes hay continuidad, ya que buena parte de las obras se escribieron en el siglo XVI, pero no aparecieron ante el público sino hasta el XIX.

            Los autores a revisar son: Hernán Cortés (a través de su Carta del Cabildo), Pedro Mártir de Anglería, Andrés de Tapia, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de Gómara, Bartolomé de Las Casas, Francisco Cervantes de Salazar, Diego de Landa, Bernal Díaz del Castillo, Antonio de Herrera y Diego López Cogolludo. El cuadro siguiente nos muestra el resultado de esta revisión, dando además su condición de autor en cuanto a cómo supo del suceso y las fechas de escritura o publicación correspondientes.

Cuadro 1. ¿Por qué se quedó Gonzalo  Guerrero en Yucatán?

Autor

Condición del autor

Escritura o publicación

Respuestas

1. Cortés

Testigo

1519

No menciona la existencia de Guerrero

2. Mártir

Escucha

1521

No menciona la existencia de Guerrero

3. Tapia

Testigo

1540

Aguilar no le avisa

4. Oviedo

Escucha

1535

No menciona el hecho

5. Gómara

Escucha

1552

No quiso volver por su mujer, hijos y por estar labrado

6. Las Casas

Escucha

1527-1562

No menciona el hecho

7. Cervantes

Lector

1565

Repite a Gómara

8. Landa

Lector

1566

Imposible avisarle (80 leguas)

9. Bernal

Testigo

1568

No quiso volver por su mujer, hijos y por estar labrado (¿repite a Gómara?).

10. Herrera

Lector

1601

Repite a Cervantes

11. Cogolludo

Lector

1656

Repite a Herrera

            De las once versiones del cuadro, dos no mencionan la existencia de Guerrero (Cortés y Mártir), dos no registran el suceso (Oviedo y Las Casas) y tres repiten lo que dijo un autor previo, por tanto sólo cuatro aportan respuestas significativas. De éstas, dos dicen que Guerrero supo de Cortés y no quiso volver porque se burlarían de él por haberse labrado el cuerpo y por su mujer y sus hijos (Gómara y Bernal)2 y dos dicen que no supo de Cortés, pues Aguilar no le avisó, porque no fue a verlo (Tapia) o porque le fue imposible hacerlo (Landa).

            Tenemos entonces dos autores contra otros dos. ¿Quiénes estarán en lo correcto? Examinaré a continuación no las cuatro versiones en cuestión, sino el proceso de historiar, pues éste es el que nos explica lo que ocurrió al interior de las historia. Nos permitirá pues analizar las respuestas dadas a la pregunta y llegar a una respuesta propia. Haré entonces el examen en orden cronológico, apegado al orden en que las obras se fueron escribiendo.

 

El proceso de historiar

Comenzamos con Tapia, testigo del rescate, que dice que Aguilar dijo: “que él sintió del otro su compañero que no quería venir, por otras veces que le había hablado, diciendo que tenía horadadas las narices y orejas e pintado el rostro y las manos, e por esto no lo llamó cuando se vino”. 3Es decir, Aguilar supuso que Guerrero no iba a querer irse de donde estaba, ni unirse a los españoles. Es pues una suposición de Aguilar, pero ello originó que no lo haya llamado.

            Sin embargo, esta interesante versión de Tapia, escrita en 1540, no fue considerada por ninguno de los demás autores. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: su obra se extravió y permaneció desconocida hasta que en la segunda mitad del siglo XIX fue rescatada por Joaquín García Icazbalceta.

            Gómara, no testigo sino escucha que contó con la información oral de Cortés, de Tapia y de varios conquistadores para escribir su Historia, en su relato del rescate nos dice que Guerrero fue avisado por Aguilar: “Yo le envié la carta de vuestra merced, y a rogar  que se viniese, pues había tan buena coyuntura y aparejo. Mas él no quiso, creo que de vergüenza, por tener horadadas las narices, picadas las orejas, pintado el rostro y manos a fuer de aquella tierra y gente, o por vicio de la mujer y amor de los hijos”.4 Es decir, aparecen que sí le envió las cartas y la afirmación de que Guerrero no quiso unirse a los españoles, posiblemente por su mujer y sus hijos.

            Al contrario de la de Tapia, la obra de Gómara no se extravía y sí se publica en su tiempo. Su primera edición es de 1552, se reedita varias veces y en varios idiomas. Se trata pues de un éxito editorial de su tiempo, que incluso cuando se agota es copiada a mano. Ello convierte a Gómara en el primer autor de la historia de Guerrero, pues ni Cortés ni Mártir lo mencionaron y la obra de Tapia era desconocida.

            Sigue Cervantes de Salazar, lector de obras previas, quien se basó en el relato de Gómara, pero le hizo algunos importantes arreglos. Cervantes pone en boca de Aguilar lo siguiente: “yo le envié la carta de vuestra merced y rogué por la lengua se viniese, pues había tan buen aparejo y detúveme esperándole más de lo que quisiera; no vino, y creo que de vergüenza, por tener horadadas las narices, labios y orejas y pintado el rostro y labradas las manos al uso de aquella tierra, en la cual los valientes solos pueden traer labradas las manos; bien creo que dexó de venir por el vicio que con la mujer tenía y por el amor de los hijos”.5

            Como puede verse, el relato crece en dos detalles nuevos: la espera insatisfactoria y  la valentía que presuponen los tatuajes. Son elementos que solo enriquecen la confección del relato, pues al mismo tiempo, Cervantes respeta fundamentalmente el sentido que Gómara había escrito, es decir: sí se le enviaron las cartas, se afirma que Guerrero rechazó la invitación y se especula que fue por la mujer y los hijos. Entonces, si finalmente no cambia el sentido ¿por qué Cervantes incluyó nuevos elementos en la historia?

            La respuesta es que Cervantes no quería decir que le había copiado a Gómara. Cervantes cobraba por escribir una historia original y supuestamente mejor que la de Gómara, pero prácticamente no tiene ninguna otra fuente de relevancia. Entonces inventa que sigue un importante libro conocido en el medio, pero que se encontraba (como hasta hoy) extraviado: la Historia de los indios de la Nueva España del padre Motolinía. Y para justificar su parecido a Gómara dice que éste también lo había seguido, pero no lo había dicho. Así justificó su similitud con Gómara, al cual en realidad copia en extenso, y ganó una supuesta originalidad haciendo arreglos mínimos, es decir, introduciendo frases breves como las ya indicadas o palabras como “otros dicen” para aparentar estar muy informado o invirtiendo el orden de la oración y cosas por el estilo.

            Pese a lo anterior y al haber aportado importantes distorsiones, la obra de Cervantes fue central para la historia novohispana. Ello se debió principalmente a que fue utilizada y copiada en forma casi completa por Antonio de Herrera, el gran cronista de Indias que escribiera y publicara en 1601 una historia oficial del Nuevo Mundo por mandato directo de Felipe II.

            Pero en 1566, apenas un año más tarde de que Cervantes terminara el borrador de su manuscrito, Landa, en España, escribía algo completamente contrario. Al igual que Cervantes, Landa fue lector y seguidor de cerca de la obra de Gómara, sin embargo escribió que una vez rescatado y ante Cortés: “Aguilar contó allí su pérdida y trabajos y la muerte de sus compañeros y cómo fue imposible avisar a Guerrero en tan poco tiempo por estar más de 80 leguas de allí” 6.Es decir, los mensajeros que envió Aguilar a Chetumal no pudieron ir a ver a Guerrero porque hubiesen necesitado mucho más tiempo del que tuvieron. Para Landa, la distancia que los separaba era pues demasiado grande.

Sin embargo, la obra de Landa fue conocida sólo en reducidos círculos intelectuales y después se extravió, hasta que Brasseur de Bourbourg encontró un extracto de la misma en Madrid y lo publicó en París en 1864.7 Sea como fuese, lo importante para nosotros es que Landa no coincidió con la idea dominante de su momento (la de Gómara), pues sostenía que Aguilar no pudo avisar a Guerrero.

            Poco después, Bernal, testigo del rescate, concluyó su obra. En ella escribió una idea similar a la de Gómara, pero con la diferencia de que Aguilar avisó personalmente a Guerrero: “Y caminó Aguilar adonde estaba su compañero, que se decía Gonzalo Guerrero, en otro pueblo, a cinco leguas de allí, y como le leyó las cartas, Gonzalo Guerrero le respondió: ‘Hermano Aguilar: Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras; idos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas orejas’”.8 Ahora y contrario a Landa, lo nuevo es entonces el hecho de que Bernal sostiene que Aguilar dijo que hizo el aviso personalmente.

            Como señalé, poco más de treinta años después (para 1601), el cronista mayor de Indias, Antonio Herrera, terminó su historia. A pesar de conocer la obra de Landa y de Bernal (a la que tuvo acceso antes de que se publicara), Herrera retomó el relato de Cervantes para contar el episodio en cuestión. Escribió: “i dixo, que le havia embiado la Carta de Cortés, i le rogó, que se viniese, pues havia tan buen aparejo, i que se detuvo, esperando mas de lo que quisiera: i que creía, que dexaba de venir de verguença, por tener horadadas las narices, labios, i orejas, i pintado el rostro, i labradas las manos al vso de aquella Tierra, en la qual, los valientes solos pueden traer labradas las manos”.9

            Como puede verse, es pues una copia casi textual de Cervantes, pero se omiten “el vicio con la mujer” y la afirmación explícita de que no vino o no quiso venir, que se convierte en una especulación “que creia, que dexaba de venir”. O sea, ahora ya no se afirma que no vino, sino que creía que no vino. Todo esto, repito, a pesar de que Herrera sí conoció la obra de Bernal y la de Landa.10 En este punto nace una nueva interrogante: ¿Por qué Herrera sigue a Cervantes y no ninguno de los otros dos?

            La respuesta es difícil y debe entenderse no en relación al asunto que estamos tratando, sino a la historia global de la conquista de México. Al parecer, Herrera prefirió la obra de Cervantes porque ésta es también una historia oficial, es decir una historia que hizo para destacar la actuación de los españoles y que no tiene el problema de la de Gómara (que hace brillar a Cortés y que había sido prohibida). Posiblemente descarta a Bernal por su relativo resentimiento con la Corona y Landa simplemente no le importó. Además, Herrera es celoso de otros autores a los que descalifica. En cambio Cervantes era un ilustre desconocido, ya muerto, que no había publicado. Por ello es posible que fuera el elegido para ser copiado completamente. No daría problemas y en tanto desconocido, la obra de Herrera sonaría muy original.

            Por último, alrededor de sesenta y cinco años más tarde, Cogolludo, que también conoció la obra de Bernal, prefirió la versión de este último. Ello por considerar su condición de testigo del rescate de Aguilar. Cogolludo lo cita en extenso, con el dialogo entre Aguilar y Guerrero, la insistencia de Aguilar, la intromisión de la esposa del último, la renuencia de Guerrero y su regreso al paraje donde estaba la flota de Cortés.11 Con esto, la versión de Gómara y sus seguidores, que había sido la dominante, cedió su lugar a la de Bernal.

            Como el texto de Landa estaba perdido, la obra que se convirtió en la referencia principal para la historia yucateca (que incluye este episodio) fue la de Cogolludo. La Historia de Yucatán de Cogolludo fue una fuente importante para los historiadores del siglo XIX y viendo sus coincidencias con los demás, la versión del viaje de Aguilar se mantuvo vigente. Por ello en las obras de dicho siglo, la versión dominante es que Aguilar avisó personalmente a Guerrero y él quiso quedarse por la familia y la vergüenza. Y esta idea pasó después a las obras del siglo XX.

            En realidad existe muy poca diferencia entre la obra de Bernal y la de Gómara y sus seguidores. La diferencia radica en el aviso, que fue con mensajeros, según Gómara y personalmente por Aguilar, según Bernal. Sin embargo, la verdadero quid del asunto está no en quien hizo el aviso, sino en si se hizo o no.

            ¿Podrían tener razón Andrés Tapia que habla de lo que Aguilar supuso? ¿O Landa, quien plantea la imposibilidad del viaje? ¿Hubo tiempo para hacer el aviso? ¿No habrá Gómara confundido un tanto las cosas por las diversas versiones que escuchó? ¿No estará Bernal reproduciendo una versión autoconveniente de Aguilar? ¿Quién estará más apegado a lo ocurrido? Trataré de dilucidar este problema.

 

La pertinencia del viaje

Si examinamos el texto de Landa respecto al episodio en cuestión, veremos que éste sacó prácticamente toda su información de la historia de Gómara. De hecho creo que Landa desconocía el asunto del naufragio antes de leerlo en la obra de Gómara. Landa tuvo acceso a ésta presuntamente a través de una copia que se encontraba en la biblioteca del convento de San Juan de los Reyes, en Toledo, España, en donde pasó varios años y escribió su Relación, antes de regresar a Yucatán.12

            Esto hace las cosas más interesantes: ¿Por qué Landa corrige a Gómara? ¿Qué es lo que lo lleva a diferir de Gómara si éste es su fuente básica para el episodio y lo ha seguido de cerca en prácticamente todo? ¿Por qué dice que fue imposible avisar a Guerrero?

            Landa nos da un elementos de mucho peso para su afirmación: la distancia entre Aguilar y Guerrero. Veamos esto con detalle. Haciendo una cuenta generosa, basada en la versión de Gómara, serían quince días los que transcurrieron del envío de la carta al encuentro con Cortés. Ocho días de espera, más un día en Isla Mujeres, otro en que regresaron a Cozumel, cuatro que permanecieron en ésta y un día más, el domingo que llegó Aguilar.13

            La legua castellana del siglo XVI era una unidad de medida de longitud que servía para medir grandes distancias. Equivalía a 4,000 metros, o sea, 4 kilómetros. Landa sabía que la distancia que hay de Chetumal a la costa frente a Cozumel es bastante grande y la calculó en 80 leguas, es decir, en 320 kilómetros en términos redondos. Con esta estimación, consideró que los mensajeros no pudieron ir a Chetumal y volver (viajar 640 kilómetros) en los 15 días que pasaron, desde que le enviaron la carta al día en que se encontró con Tapia y los demás.

            De haberse hecho este viaje, y suponiendo que los mensajeros comenzaron a andar desde el primer día (que a su vez supondría la débil posibilidad de que la recepción de la carta fue inmediata), habrían necesitado recorrer 42.6 kilómetros diarios, sin descansar ningún día, sabiendo muy bien el camino, obteniendo comida durante el viaje, sin tener problemas para transitar entre distintos territorios de cacicazgos distintos, etc., cosa que sería algo así como una hazaña titánica.

            Quizá incluso sería la más grande de todos los tiempos, pues recuérdese que en este sentido la hazaña más grande que la humanidad registra es la carrera de Maratón a Atenas que un soldado griego hizo para avisar del triunfo sobre los persas en 490 a. C. Esta distancia extraordinaria fue de alrededor de 40 kilómetros y por lo que sé, no hay corredor humano que la corra varios días seguidos. Claro que los mensajeros pudieron haber caminado y no corrido, pero de todas formas el viaje se antoja increíble.14

            Creo que es ante tamaña incongruencia, que Landa corrigió el relato de Gómara y lo apegó a las circunstancias reales. Por ello dice que no hubo tal aviso, porque era imposible. Por lo demás, debo señalar que de este importante detalle se percató también Rubio Mañé en 1957, aunque él calculó 50 leguas en vez de las 80 de Landa.15

            Con ayuda de los mapas actuales sabemos que de Playa del Carmen a Chetumal, en línea recta, hay aproximadamente 256 kilómetros. La cifra es más pequeña que la que calculó Landa, pero de todas formas los mensajeros (en el caso de saber caminar sobre esa línea recta) hubiesen necesitado recorrer 512 kilómetros (ida y vuelta), es decir, caminar a razón de 34 kilómetros diarios. O sea, que aunque las cifras son menores, el resultado no se altera: el viaje no es creíble.

Pero el asunto es más incongruente si en vez de tomar la versión de Gómara (que es la que conoció Landa) seguimos la de Bernal. Éste dice que fue el propio Aguilar el que caminó a Chetumal y regreso a la costa frente a Cozumel en siete u ocho días. En dos días le dieron la carta, fue a Chetumal y regresó, y al llegar frente a Cozumel los españoles ya se habían ido: “Y desde que Aguilar vio que no estaba allí el navío, quedó muy triste y se volvió a su amo, al pueblo donde antes solía vivir.16 ¿Cuantos kilómetros diarios hubiese que tenido que caminar Aguilar para recorrer 512 kilómetros en siete días? 73.14 kilómetros diarios.

            Unas páginas después, Bernal asienta algunas cosas que hacen todavía más difícil el viaje de Aguilar a Chetumal: “Como le tenían por esclavo, que no sabía sino servir de traer leña y agua y en cavar los maizales, que no había salido sino hasta cuatro leguas, que le llevaron con una carga, y que no la pudo llevar y cayó malo de ello”.17 Según esto, Aguilar no conocía casi nada de Yucatán, entonces ¿cómo iba a saber el camino de un viaje tal largo? y ¿cómo iba a hacer tal hazaña siendo de una condición física tan endeble?

            Esto nos lleva a otra pregunta importante: ¿Es Aguilar, relatado por Bernal, una fuente confiable? ¿Por qué dijo haber realizado un viaje que nunca hizo? ¿Habrá dicho Aguilar todo esto? ¿O será invención de Bernal? ¿Por qué, según Bernal, Aguilar le insistió tanto a Guerrero de que regresara con él? ¿Por qué le recordó que era cristiano y que “por una india no se perdiese el ánima”? ¿Que de todo esto realmente ocurrió?

            La respuesta es que, de haber dicho todo esto, Aguilar parece mentir para quedar bien con Cortés. Su relato –según Bernal- contiene una interpretación polarizada de los protagonistas sobrevivientes. Él, el bueno, el que no se casó con ninguna india, no se hizo idólatra, el que mantuvo inquebrantable su fe cristiana y pronto se presentó ante Cortés; y Guerrero, el malo, que se caso con una india, que se horadó las orejas y narices como los indios y que fue el que dijo a los indios que combatieran a los españoles de Hernández de Córdoba. Además, no había manera de confirmar su versión, Guerrero no estaba.18

            Recordemos además que cuando Aguilar es encontrado parecía un indio. De hecho nadie lo reconoció y todos preguntaban: “¿qué es del español?” Y el mismo Cortés “preguntó a Tapia que qué era del español” y Aguilar “se puso de cuclillas, como hacen los indios, y dijo: ‘Yo soy’”.19

            Por esto, el discurso de Aguilar al ser rescatado esta lleno de imágenes donde él mismo aparece como un fiel cristiano, desde su primera frase “Señores, ¿sois cristianos?, según Gómara”20 o “Dios y Santamaría y Sevilla”, según Bernal21, hasta su labor de buen compañero que fue a buscar a Guerrero y le recordó que era cristiano, pasando por su insinuación de que rezaba todos los días y de que era célibe. Lo que se nota pues, es la urgencia por que no lo consideraran un hereje indianizado, pues de ser así podía recibir fuertes castigos.

 

Geografía y relatos

Sin embargo, es importante preguntarnos ¿cómo pudo Bernal dar por bueno un viaje imposible? ¿Por qué lo aceptó? ¿Por qué puso en su relato algo tan incoherente? Probablemente Bernal, en su conocido afán de destacar el valor de los soldados de Cortés, construyó en su relato una imagen enaltecida de Aguilar, que en realidad es falsa. Pero en términos de su conocimiento geográfico existe una razón muy sencilla: Bernal no sabía las dimensiones reales de Yucatán.

            Para Bernal, la distancia existente entre Aguilar (playa del Carmen) y Guerrero (Chetumal) era, como ya vimos, de cinco leguas (repito un fragmento de la cita): “Y caminó Aguilar adonde estaba su compañero, que se decía Gonzalo Guerrero, en otro pueblo cinco leguas de allí…”22 Por ello pudo parecerle razonable un viaje que no lo era.

            Esta distancia es muy poca para nosotros, porque conocemos las distancias reales, pero Bernal las desconocía y suponía que Yucatán era una isla relativamente pequeña. Por eso no es incoherente que en la versión bernaldina un tipo como Aguilar, de débil condición física, haga dicho viaje (que se supone de 20 kilómetros). El error está pues en su desconocimiento de Yucatán y en su suposición de que era una pequeña isla. Este fue el mismo error en el que cayó Gómara con sus mensajeros.

            No es extraño encontrar estas incongruencias en los relatos y crónicas españolas del siglo XVI. Un error similar se encuentra, para otro episodio, en el confuso Tratado del descubrimiento de las Indias deJuan de Suárez Peralta. Éste asienta que estando Cortés en San Martín (¿?) y habiendo encontrado a dos náufragos cristianos (presuntamente Aguilar y Guerrero), éstos le hablaron de Moctezuma, su riqueza y de una india (Marina) que sabía mucho de ello. Cortés les pidió que se la trajeran y los náufragos la fueron a buscar y regresaron con ella al día siguiente. Obviamente hay muchas confusiones, pero si en donde Cortés encontró a Aguilar fue en Cozumel (no San Martín) Suárez supuso que se podía ir caminando de Cozumel a Tabasco, ida y vuelta, en 24 horas.23

            En realidad es un error, en su momento, generalizado. Como se sabe, por un tiempo, los españoles que pasaron por Yucatán en las primeras expediciones creyeron que Yucatán era una isla y de alguna manera consideraban que era relativamente pequeña. Cortés mismo así lo creyó y lo plasmó en su mapa de 1519.

Fragmento del mapa de Cortés
Fragmento del mapa de Cortés

Fuente: Michel Antochiw, Historia cartográfica de la península de Yucatán, México, Gobierno del Estado de Campeche - Cinvestav - Grupo Tribasa, 1994, p. 95.

            Nos podemos dar una idea de las implicaciones espaciales de este desconocimiento, sombreando la porción de tierra no contemplada en el mapa anterior, de acuerdo con los mapas actuales. La cosa quedaría más o menos de la siguiente forma. Nótese la diferencia entre la costa oriental de la península en ambos casos.

Fragmento del mapa de Cortés
Fuente: Elaborado con base al mapa anterior.

 

Conclusiones historiográficas

Probablemente Guerrero hubiese querido quedarse, pero no lo sabemos, pues no se enteró, en su momento, de la presencia de Cortés. Probablemente se enteró después y se sintió traicionado, pero esto tampoco lo sabemos.

            El asunto da para nuevas novelas (pues las anteriores siguen el relato falso del viaje de Aguilar), pero nosotros tenemos que entender que la historia no puede averiguarlo todo. Uno puede tener varias piezas del rompecabezas, pero difícilmente todas las piezas. Y una forma de proveerse de nuevas piezas es revisando las viejas fuentes y compararlas, sometiendo sus evidencias a un examen riguroso. Esto es lo que he tratado de hacer.

            Indirectamente, estas cosas ayudan a desmitificar las figuras que los españoles hicieron de sí mismos y que los autores novohispanos dieron por buenas, aceptadas y en ocasiones amplificadas. También sirve para ayudarnos a establecer la autenticidad de otras obras, como la de San Buenaventura que se ha hecho pasar como genuinas.24 Obviamente, al seguir un relato falso, queda claro que es también una obra falsa. Lo mismo ocurre con las novelas que han reproducido la escena del diálogo entre Aguilar y Guerrero y la intromisión de la mujer del segundo, pero en tanto ficción no tengo que ajustarles cuentas.

            Este nuevo resultado altera un poco la figura del padre del mestizaje, pues su deseo voluntario de quedarse (que es de donde se nutre la interpretación moderna sobre su persona) es infundado. Sólo que la Carta de Cereceda, aunque lo llama Gonzalo Aroza, lo halla muerto después de una batalla cerca de Puerto Caballos, Honduras. Esto lo coloca del lado de los indios en las guerras de conquista y le devuelve fuerza a su valoración contemporánea: Gonzalo Guerrero padre del mestizaje en México, luchó y murió defendiendo la libertad del pueblo maya”.25

            Como hemos visto, al comparar y contrastar todas las fuentes sobre un mismo hecho y el análisis de su pertinencia, el contexto de su enunciación, la recepción de la información por otros autores, aporta cosas significativas. Gracias a ello puedo decir que Aguilar jamás avisó personalmente a Guerrero y por lo tanto todo el que ha creído en esta historia de Aguilar, como vulgarmente se dice, “se fue con la finta”.

            Por esto, debo señalar que hay muchos episodios de la historia yucateca, novohispana o americana que valdría la pena revisar, pues aunque se consideran “ya muy conocidos” justamente la reunión de todas las fuentes y su cotejo no se ha realizado. Ello nos llevaría a dudar de una serie de “verdades aceptadas” que se han transmitidos como hechos de nuestro pasado y no lo son. Ejemplos: el celibato de Jerónimo de Aguilar y la muerte de Valdivia por un acto caníbal.26

            Por último, puede parecer ocioso y cansado este tipo de trabajo historiográfico, pero en el fondo podríamos estar ante la oportunidad de nuevas revisiones que nos permitan liberarnos de una historia colonizadora de nosotros mismos, derivada de prejuicios y falsedades que los “cristianos españoles del siglo XVI” escribieron y nos legaron como “historia”.

Centro INAH Yucatán, Doctorado de Humanidades-Historia UAMI, Conacyt.Regresar



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