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El proyecto Catherwood
Reconstrucción fotográfica de Stephens y Catherwood


Exposición Fotográfica

Las expediciones de Stephens y Catherwood

Ciento cincuenta años atrás, John L. Stephens y Frederick Catherwood emprendieron dos expediciones a las regiones Mayas de Yucatán, Chiapas, Guatemala y Honduras, descubriendo y documentando los extraordinarios monumentos de esta antigua cultura. Stephens y Catherwood fueron los primeros viajeros de habla inglesa quienes exploraron las regiones habitadas por la cultura Maya.

John L. Stephens (1805-1852) practicaba leyes en Nueva York antes de dedicarse al trabajo de escritor y ‘anticuario’. Por razones de salud, comenzó a viajar por el Cercano Oriente, Grecia y Egipto, y sus primeros ensayos fueron dedicados a las ruinas y artefactos de esas civilizaciones antiguas. Durante una visita a Londres, conoció a Catherwood, cuyos dibujos de excavaciones en Egipto, y un famoso mapa de Jerusalén, Stephens ya había admirado.

Frederick Catherwood (1799-1854) fue un arquitecto inglés cuyo verdadero talento consistió en su habilidad de dibujar vistas de los antiguos monumentos con sagaz percepción y exactitud. Con la ayuda de una cámara lúcida –un instrumento óptico que precedió a la invención de la fotografía– Catherwood logró dominar una técnica de dibujo que llegó a ser considerada una de las maravillas de la época, especialmente por sus documentaciones de la expedición de Robert Hays en Egipto.

Luego de un arduo viaje por las zonas Mayas, la primera colaboración entre Stephens y Catherwood, Incidentes de Viajes a Centro América, Chiapas y Yucatán, fue publicada en 1841 durante el cual se agotaron doce ediciones. Luego de una segunda expedición, en 1843 publicaron un segundo libro Incidentes de Viajes a Yucatán, el cual fue recibido con igual entusiasmo por lectores de habla inglesa, fascinados por un ameno y preciso estilo narrativo y por el carácter romántico y exótico de las ilustraciones. Ambos libros estaban compuestos de detalladas descripciones de los descubrimientos y de grabados basados en los dibujos de Catherwood. Estos dibujos son excelentes y casi siempre versiones fieles y precisas de los monumentos documentados. En 1844, Catherwood publicó sus Vistas de los Monumentos Antiguos de Centro América, Chiapas y Yucatán, un libro de 25 litografías en color. Una edición de este hermoso libro fue publicada por Cartón y Papel de México en 1978, bajo el título Visión del Mundo Maya.

Mi aprecio y admiración de los dibujos de Frederick Catherwood, más los elementos paradójicos que se evidencian cuando estos dibujos son observados frente a los templos restaurados, se convirtieron en el centro de atención de mi obra. Durante el verano de 1984, tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en Yucatán, fotografiando los sitios Mayas dibujados por Catherwood, tomando siempre los puntos de vista que él había usado para trazar sus versiones. De este modo, comencé a acumular los elementos de un proyecto a largo plazo llamado El Proyecto Catherwood. Una reconstrucción visual de las expediciones de Stephens y Catherwood. Continué este proyecto durante varios viajes realizados en 1985 y 1986, cubriendo distintos sitios de Yucatán y Chiapas, en México. Durante diciembre y enero de 1987/88, logré completar los itinerarios de las dos expediciones, fotografiando los centros Mayas de Quiriguá, en Guatemala, y Copán, en Honduras.

Mi intención al iniciar El Proyecto Catherwood –el cual tuvo como resultado cerca de 4.000 negativos en blanco y negro, y 1.800 en color– fue no solamente reapropiar estas imágenes del período colonial, sino también verificar visualmente el resultado de las restauraciones arqueológicas, del pasaje del tiempo y de los cambios en el ambiente natural. En este ‘efecto de la verdad’ cuestiones relativas a la representación colonialista/neo-colonialista, cobraron más importancia, especialmente durante la sección final del proyecto.

 

Las propuestas

Los trabajos fotográficos fueron encarados bajo tres propuestas distintas:

•La primera propuesta intenta adoptar dentro de lo posible los mismos puntos de vista usados por Catherwood, los cuales a veces requerían perspectivas elevadas, ya que él había logrado mandar a construir andamios improvisados a los cuales se trepaba para realizar sus dibujos. Mi experiencia personal de este acercamiento inicial en Uxmal, fue quizás la más intensa. En Uxmal me fue posible hallar sus puntos de vista con una precisión espeluznante logrando ajustar mi visión de cada monumento desde el exacto espacio físico ocupado por Catherwood más de ciento cincuenta años atrás. Las imágenes realizadas con este método yuxtaponen lado a lado la reproducción de los grabados publicados por Catherwood junto con mi versión fotográfica.

•La segunda propuesta –y tal vez la que genera más diálogo acerca del proyecto– incorpora mi mano visible sosteniendo el libro con el grabado de Catherwood frente al monumento documentado, haciendo así de la comparación simultánea, el sujeto central de la toma fotográfica. La presencia de la mano dentro de la toma, en sí me recuerda a las estelas mayas donde una mano o un pie desnudo, sin ornamentos, parecen darle humanidad a la piedra.

•La tercera propuesta termina por obviar la evidencia visual del punto de vista de Catherwood, aunque sigue su visión de los objetos y monumentos documentados, ya sin necesidad de citarlo visualmente. En este nivel, aún cuando continúo siguiendo la estructura y el formato original del proyecto, su rigor conceptual se vuelve más abstracto. Mis ‘observaciones fotográficas’ aún se limitan a todo aquello que dibujó Catherwood, sin embargo, la subjetividad de mis enmarques, el uso de filtros especiales y especialmente una peculiar intimidad desarrollada durante los varios años de concentración en esta tarea, lograron hacerme descubrir un pasaje de contacto directo con los antiguos artistas Mayas.
Durante enero de 1993 completé mi trabajo con los monumentos comparados con las documentaciones de Catherwood. Si bien sus puntos de vista constituyeron hasta ese entonces el aspecto reflexivo principal de mi acercamiento, al finalizar este período se hizo evidente que debía continuar mi elaboración sobre los aspectos arquitectónicos de los monumentos.

Stephens describe a Catherwood encaramado encima de tarimas rústicas o en medio de campos enlodados, con guantes y cubierto con un tul para protegerse de los mosquitos en sus dificultosos intentos de dibujar los detalles de los monumentos mayas debido a los complicados e incomprensibles diseños de los jeroglíficos. Pero aún así, Catherwood logra rendir estas esculturas y edificios –nunca vistos previamente– con gran destreza y lucidez, hasta el punto que sus dibujos son útiles aún ahora para quienes los estudian. Catherwood no veía los monumentos como vestigios de otras culturas sino como visiones nuevas. Pero así como sus dibujos manifiestan una precisión profunda, casi clínica, también revelan momentos de omisión o subjetividad debido, quizás, a ataques de malaria o a la dificultad de trabajar en situaciones difíciles para luego reconstruir los dibujos de memoria. Estas contradicciones sin embargo hacen a su obra aún más fascinante.

Debido a que Catherwood hacía construir plataformas y andamios para elevar su punto de vista, regresé nuevamente a las ruinas de las Sierras de Puuc en Yucatán con un equipo que me permitía acercarme más a los detalles arquitectónicos y adoptar así perspectivas sin distorsiones. También me concentré en trabajar en recámaras internas muy oscuras usando técnicas de iluminación portátil que había desarrollado en la última parte del proyecto en Honduras. Los Institutos de Historia y Antropología de México, Guatemala y Honduras habían ya facilitado mi trabajo en estos sitios y dado que El Proyecto Catherwood ya había sido reconocido seriamente, me fue facilitado el acceso a los monumentos durante la noche. Esto me permitió controlar la luz necesaria para documentar detalles específicos de la arquitectura maya a través del uso de generadores y de la técnica de ‘flash abierto’ la cual me permitía fotografiar monumentos enormes trabajando en secciones con sólo una unidad de equipo de flash.

Luego de varias exhibiciones internacionales, y de varios textos críticos, El Proyecto Catherwood fue presentado en El Museo del Barrio como parte de la muestra Dos Proyectos /Una Década (Curadora: Julia Herzberg), en 1996.

 

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