La actriz yucateca Madeleine Lizama como la muerte
Las almas de los fallecidos -en maya los pixaano'ob- han existido entre los seres vivos desde el principio de los tiempos. Para la mayoría de los grupos sociales -desde los primeros homo sapiens hasta nuestra especie del homo destructiviens, sería inconcebible imaginar que no existe nada después de la muerte física. De una u otra forma, la vida continúa después de la muerte de nuestro cuerpo y cada cultura le da su propia interpretación.
El Tzompantli, Chichén Itzá
Las almas de los fallecidos -en maya los pixaano'ob- han existido entre los seres vivos desde el principio de los tiempos. Para la mayoría de los grupos sociales -desde los primeros homo sapiens hasta nuestra especie del homo destructiviens, sería inconcebible imaginar que no existe nada después de la muerte física. De una u otra forma, la vida continúa después de la muerte de nuestro cuerpo y cada cultura le da su propia interpretación.
Calaca en tumba
En Yucatán, la creencia de la visita de las almas y la costumbre de atenderlas aún está vigente, sobre todo en las comunidades milperas. También en las ciudades se festejan a los difuntos o pixaanes, aunque cada año con menos fervor. Ya no hay tiempo para más de uno o dos días de convivencia con los muertos.
La muerte en el escenario
Actualmente se organizan concursos de altares, desfiles y representaciones teatrales promovidos por en Instituto de Cultura de Yucatán, o por los presidentes municipales -para reforzar nuestras raíces ante la invasión del halloween de los gringos. Debe recordase que las tradiciones siempre han cambiado –incluso las más conservadoras. Las costumbres que no cambian, tienden a morir con el paso del tiempo. Como ciertamente dijo un sabio italiano: “para conservar hay que cambiar”.