Cuando los dioses y seres sobrenaturales han terminado su banquete, y debidamente despedidos, viene el momento, no menos previsto por los jóvenes, de repartir lo que sobró de la convivencia. Porque, como recordamos, los dioses solamente comen la esencia de la comida, y queda una buena ración para repartir entre cada familia. En el lugar se comen una parte de la comida, y el resto se lo llevan a sus casas.
Ahora los milperos sienten que han hecho su parte en su trato con los dioses de la lluvia. Ahora esperan que ellos cumplan con su parte, y dejen caer la santa lluvia sobre las milpas . Puede ser que sí, pero también pude ser, que no; que Dios Padre, por medio de su ángel San Miguel, no dé permiso, porque la gente sea pe cadora, y Dios castiga a los pecadores, deja que caiga la lluvia sobre las milpas o manda las malas lluvias que hacen que mueran los sembrados.
Y ¿ luego?
- ¡Ay Dios!