El vuelo de los delicados flamencos, esos sublimes pájaros color de amanecer que nacen en la Ría de Lagartos en Yucatán, para volar en cuanto pueden a aposentarse en la Ría de Celestún.
Celestún es un precioso puerto de pescadores en la esquina del Estado de Yucatán con Campeche. Se encuentra dentro de una biósfera de 60 mil hectáreas en una reserva ecológica hermosísima y oficialmente protegida. En Celestún puede percibirse la magia de Yucatán, se puede conocer Chichén Itzá y Uxmal, pero para conocer verdaderamente los "caminos del mayab" hay que conocer los pacíficos pueblitos, los mayas de hoy, uno de los pocos grupos que vive todavía un ritmo humano y en plena concordancia con la naturaleza, las estrechas pero bien cuidadas carreteras bordeadas de selva chaparra, de flores y mariposas. Para saber esto hay que estar en un estro, en una ría, hogar de miles de flamencos!!
En Yucatán, el ecoturismo es una magnífica realidad estructurada por gente sensible, culta e inteligente. Los guías yucatecos no repiten nada más un discurso estereotipado sino que transmiten con pasión contagiosa sus conocimientos a los visitantes - y a otros jóvenes de su región a los que están formando y preparando a fondo para continuar su labor -así se trate de la historia de la gloriosa cultura a la que pertenecen, de las particularidades del extraordinario paisaje yucateco o de las especies animales de su tierra;
se trata con frecuencia de personas sumamente preparadas (en México y en el extranjero) que se dedican a describir para el visitante el mundo maravilloso tanto de miles de aves marinas de la costa como de otros tantos multicolores pájaros que habitan en las selvas y petenes de la ría de 25km. de largo.
Ecoparaíso servirá de base a visitas a toda la península, a los monumentos mayas actuales y otros muchos que están siendo rescatados de la maleza que los ha cubierto por siglos, de las antiguas haciendas henequeneras, de los bosques petrificados, de los petenes, pero desde luego la ría de Celestún y sus exquisitos habitantes los flamencos,
las garzas y cientos de otros plumíferos que constituyen una incalculable riqueza, así como los cocodrilos y otros animales originarios del estero, constituyen un atractivo maravilloso para el turismo nacional e internacional. Es pues indispensable lograr que la conservación y observación de las maravillas de ese ecosistema re regulen inteligentemente para su sobrevivencia y que se respeten las más estrictas reglas si queremos que la naturaleza siga su curso.