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Un contexto funerario en la Plaza del Osario de Chichén Itzá

Lilia Fernández Souza

 

Durante las temporadas de campo 1993 y 1994 del Proyecto Chichén Itzá, fue intervenida la Estructura 3C4 de la Plaza del Osario, también llamada “Plataforma de las Tumbas”. Esta estructura forma parte de un grupo de edificios que, junto con el Sacbé Número 15 y el Cenote Xtoloc, repite el patrón arquitectónico conformado en la Gran Nivelación por el Castillo, la Plataforma de Venus, el Sacbé Número 1 y el Cenote Sagrado en el mismo sitio. En este artículo presentamos resultados y consideraciones con base en la excavación realizada en la Plataforma de las Tumbas .


La ciudad de Chichén Itzá, poderoso centro de la Península de Yucatán durante el Clásico Terminal y los principios del Postclásico, es uno de los sitios prehispánicos que más han atraído la atención de viajeros en investigadores. Existen referencias a ella en las fuentes indígenas y en las de cronistas españoles, y siempre fue mencionada como una gran capital; en el siglo XIX, un gran número de exploradores realizó recorridos, croquis, dibujos y fotos, a más de reportes y consideraciones con respecto a las cuestiones que planteaban la imponente arquitectura y la infinidad de relieves.

    Chichén Itzá ha sido, en nuestro siglo, objeto de proyectos nacionales y extranjeros, entre los que destacan los del Gobierno Mexicano y la Institución Carnegie de Washington, en los años 20's y 30's, y los que han sido realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia más recientemente.

    En 1993 se inició en Chichén Itzá, a cargo del Dr. Peter Schmidt, del Centro INAH Yucatán, uno de los proyectos del programa de excavación y desarrollo del Fondo Nacional Arqueológico CNCA-INAH. (Schmidt, 1994:39).

    Entre los objetivos de este proyecto se encontraban la excavación e investigación de áreas completas, de manera que pudieran integrarse como un todo al contexto general; igualmente, se realizó un registro de fuentes de aprovisionamiento de agua, el mapeo fuera del centro de la zona, y un programa de búsqueda y registro de la red de calzadas prehispánicas, sacbeo'ob , mismo que ha continuado por varias temporadas, con la colaboración del arqueólogo Rafael Cobos, de la UADY. Chichén Itzá, cuyo nombre ha sido traducido como “boca del pozo de los itzaes”, en referencia a su famoso Cenote Sagrado se extiende por lo menos 20 km2; sus edificios más imponentes están distribuidos en tres grandes plazas y terrazas, que son, de norte a sur: la plataforma donde se hallan la Gran Plaza del Castillo y el Grupo de las Mil Columnas; la Plaza del Osario, amurallada igual que la anterior, aunque no elevada, y la plaza en la que se encuentran Las Monjas, el Caracol, el Akabdzib y el grupo de la Casa Colorada (Schmidt, 1994:41).

 

Grupo del Osario

La Plaza del Osario fue una de las áreas seleccionadas para excavar en su conjunto, dando integridad visual a sus estructuras y contribuyendo con la comprensión del arreglo arquitectónico de la ciudad. Con sus 170 metros de este a oeste y sus 100 metros de norte a sur, la Plaza del Osario es una plataforma que fue nivelada con relleno pequeño – bah pek –, cubierta de estuco del que aún quedan vestigios, y rodeada por una muralla; sus tres entradas la comunican, al noreste, con la Plaza del Castillo a través del Sacbé Num.10; al sur, con el área del Caracol, a través del Sacbé Num. 4; y, al este, con el Grupo del Cenote Xtoloc, a través del recientemente descubierto Sacbé Num. 15.

La Plaza del Osario Cortesia del Proyecto Chichén Itzá)
La Plaza del Osario Cortesia del Proyecto Chichén Itzá)

    Seis estructuras fueron registradas por la Institución Carnegie de Washington en esta Plaza: la estructura principal, -usualmente llamada “El Osario” o “Tumba del Gran Sacerdote”- la Plataforma Redonda, la Plataforma de Venus, la Plataforma de las Tumbas, la Casa de los Metates y la Casa de las Mestizas; hay otras dos pequeñas estructuras adosadas a la muralla, que aún no han sido intervenidas.

    Un hecho a subrayar es que la alineación Osario/Plataforma de Venus/Sacbé 15/Cenote Xtoloc, de oeste a este, repite el arreglo observado en la Gran Nivelación con el Castillo/Plataforma de Venus/ Sacbé 1/ Cenote Sagrado, de sur a norte. Se trata de un tipo de regularidad en la distribución arquitectónica de la ciudad, aunque no el único, pues ciertas clases de edificios suelen encontrarse agrupadas (Cobos, 1997).

    A principios de la década de 1990, del Grupo Osario sólo era visible el edificio principal, así como la Casa de los Metales y la de las Mestizas; sin embargo, ya estaba registrado en los planos de Maudslay (1889-1902) y existía en el mapa de la Carnegie (Ruppert, 1952); por otro lado, cuatro de sus estructuras habían sido ya intervenidas. En los últimos años del siglo XIX, Edward H. Thompson, a la sazón cónsul de los Estados Unidos en Progreso, y poseedor de la Hacienda Chichén Itzá, realizó excavaciones en el Osario, la Plataforma de Venus y la Plataforma de las Tumbas. Y es sobre la última, la estructura 3C4, que centraremos, nuestra atención.

 

Estructura 3C4 o Plataforma de las Tumbas

La Plataforma de las Tumbas fue reportada por Thompson, antes de su excavación, como “uno de los montículos ovalados ordinarios que pueden ser tomados fácilmente por una elevación natural” (Thompson y Thompson, 1938:163). Durante su intervención, sin embargo, descubrió que se trataba de una plataforma muy dañada, con varias cámaras, tres a su parecer, que contenían restos humanos. En la primera de las cámaras Edward H. Thompson reportó la presencia de dos esqueletos en muy mal estado, pertenecientes a individuos del sexo masculino, tres vasijas trípodes fragmentadas y una vasija de tipo cajete; de la segunda cámara anotó otros dos dañados esqueletos masculinos y dos vasijas rotas, además de dos cuentas de jade, un cascabel de cobre una cuenta de cristal de roca, y muchos ornamentos, de concha que le hicieron pensar que por lo menos algunos de ellos, habían formado parte de una máscara. Thompson mismo admitió no tener mayores pruebas de tal objeto, a excepción de algunas piezas que semejaban dientes y otras estructuras que parecían partes de un ojo (Thompson, 1938:163).

    Por la forma en que el derrumbe de la estructura estaba distribuido, Thompson calculó la existencia de una tercera cámara, que no llegó a excavar (Thompson y Thompson, 1938:163).

La estructura 3C4 vista desde el noreste. Obsérvese las entradas de las tumbas en su lado este. Al fondo, la plataforma de Venus

La estructura 3C4 vista desde el noreste. Obsérvese las entradas de las tumbas en su lado este. Al fondo, la plataforma de Venus

    Karl Ruppert (1952:37), de la Institución Carnegie, publicó una planta y un corte de la estructura 3C4, en los que se asume, por el derrumbe, la presencia de tres cámaras, dos de ellas claras y una cubierta de escombro.

    Cuarenta y un años después, la Plataforma de las Tumbas fue intervenida de nuevo.

    Evidentemente, las técnicas de excavación han cambiado mucho a lo largo de casi una centuria. Afortunadamente, Thompson describió sus hallazgos –si bien no con todo el detalle deseado–, porque una parte importante de la evidencia se ha perdido irremediablemente. Su excavación, realizada desde la parte superior de la estructura, y el insuficiente cuidado en la recolección del material, dieron como resultado la mezcla y la descontextualización de objetos que, probablemente, procedan del interior de las tumbas.

    Las dimensiones de la estructura, 7.8 metros de norte a sur por 5.6 metros de este a oeste, fueron obtenidas con su liberación en 1993; se hizo evidente que se trata de una plataforma relativamente baja, de 1.60 metros de altura, coronada por un arreglo de cornisa-friso de serpientes entrelazadas, en relieve, no constituyen a un trabajo regular, pues, incluso, algunos fragmentos de los cuerpos tienen dirección contraria al resto de la cornisa; es muy posible que las piedras talladas que la componen hallan sido tomadas de algún otro edificio desmantelado.

    Una cuestión interesante es la existencia de ocho cabezas de serpiente de distinta hechura y tamaño, cuya distribución en el derrumbe no mostró un patrón definido. Cuatro de ellas provenían de las esquinas; otras tres se encontraron al frente de la estructura, y otra en la parte trasera. Con excepción de las primeras, no fue posible determinar su ubicación exacta. De nuevo la irregularidad de las piezas sugiere que no fueron elaboradas para este edificio.

Lado Sur de la Plataforma de las Tumbas

Lado Sur de la Plataforma de las Tumbas

    Otro rasgo que confiere particularidad a la Plataforma de las Tumbas es la existencia de seis columnas con atadura; miden 1.90 metros a partir del nivel superior de la estructura, aunque sus alturas totales varían porque, aparentemente, los constructores, lo cual explicaría por qué construyeron alrededor de ellas una especie de cinturón de piedra, a más de que toda la plataforma fue sólidamente rellenada con piedras bola. La orientación de las columnas alineadas varía algunos grados del edificio en sí, indicando probables cambios a lo largo de la construcción.

    Al parecer, la Plataforma de las Tumbas fue edificada en una sola etapa, pues no hay vestigios de construcción anterior alguna. Curiosamente, no hay evidencia de piedras de bóveda, de manera que el techo que sostenían las columnas debió de haber sido de material perecedero; además al no haber forma de acceder a la parte superior, lo más probable es que la función exclusiva de la estructura fuera albergar las cámaras funerarias.

Corte norte-sur de la Plataforma. Nótese el relleno de piedras bolas.

Corte norte-sur de la Plataforma. Nótese el relleno de piedras bolas.

    Las tumbas son, en realidad, dos –y no tres como se había pensado– ambas situadas entre dos pares de columnas, con accesos que miran hacia la entrada este de la Plaza, y, por consiguiente, al Sacbé 15.

    La Tumba 1 consta de una sola cámara; midió dos metros por .80 metros, y 1.64 metros de altura. Aparentemente, su acceso estuvo tapiado por un muro de piedra que fue retirado más de una vez, a juzgar por la acumulación de tierra encontrada bajo los vestigios del mismo.

    La Tumba 2, es de carácter más elaborado, pues cuenta con una cámara y un pasillo de entrada. Su acceso consta de sólidas jambas y dintel de piedra. A través de él se llega al pasillo, mismo al que tal vez se refirió Thompson cuando escribió sobre la tercera cámara. Otro umbral da acceso a la cámara, que está excavada en la roca madre, y cuya bóveda se encontró bastante completa.

    En las excavaciones del 93-94 no encontramos en el interior de las tumbas material in situ ; sin embargo, al cribar la tierra del rededor de las tumbas –que había sido extraída en 1899-, fue posible localizar nueve puntas de proyectil de sílex, un navajilla de obsidiana, algunas cuentas de piedra negra, pequeños caracoles con agujeros para ensartar, y fragmentos de concha que son probablemente los restos de un mosaico. Al parecer, tales objetos formaban parte de la ofrenda a las personas sepultadas, y, aunque el material se hallaba muy revuelto para determinar con certeza de cuál de las dos tumbas procedía cada pieza, se hallaban ligeramente más cerca de la Tumba 1. También fue colectado material óseo, por desgracia igualmente movido de su lugar.

 

Los materiales

Con respecto a la cerámica, en el análisis realizado por Pérez de Heredia (1997:8-9,16) llama la atención que, si bien el mayor porcentaje de tiestos (57.7%) corresponden al Horizonte Sotuta, una buena cantidad (23.8%) es del Horizonte Hocabá (1200-1350). Material Hocabá fue encontrado en relleno constructivo no alterado, por lo que es posible que la Plataforma de las Tumbas halla sido edificada en este Horizonte y sea posterior a las otras estructuras de la Plaza. A manera de comparación, diremos que la Plataforma Redonda tiene 92% de tiestos del Horizonte Sotuta y sólo .6% de Hocabá, y en el Osario se encuentra incluso grabada una fecha que ha sido leída como 842 d. C (Schele y Freidel, 1990:356) o como 894 d. C (Schmidt, comunicación personal 1994; Cobos 1997ª).

    Respecto a los materiales óseos encontrados, el análisis llevado a cabo por la doctora Sharon Benett (1995) dio resultados diametralmente distintos a los presentados por Edward Thompson. Al exterior de la Tumba 1 fueron encontrados restos de un adulto de alrededor de 25 años, de un joven de entre 15 y 18 años, de un niño de alrededor de seis, y de uno más, de unos 11 ó 12 años; también hubo otros tres, probablemente adultos. En el interior de la misma tumba, se encontraron dientes de 4 jóvenes adultos, y un niño alrededor de cuatro años. En suma, asociados a la Tumba 1 hay vestigios de por lo menos nueve individuos, cuatro de los cuales, como mínimo, eran niños de entre 4 y 12 años.

    Por otro lado, en la tumba 2, al limpiar el pasillo, fueron encontrados dientes pertenecientes a un niño de entre 9 y 11 años.

    A pesar de que Thompson señaló la presencia de los restos de dos individuos en cada tumba, a manera de entierro primario, cabe la posibilidad de que la estructura se tratara más bien de un osario; las piedras puestas a manera de tapia en la entrada de la Tumba 1, que se asentaban sobre una capa de depósito de tierra, sugieren reapertura y resellado de la cámara, lo cual apoyaría esta posibilidad; desgraciadamente, es difícil asegurarlo, debido a cuán alterado había sido el contexto.

    Respecto a la concha proveniente de la Plataforma de las Tumbas, el análisis realizado por Cobos (1989:52-53) señala la presencia de especies traídas de la costa norteña de la Península, de la costa del Caribe, y de fuentes de agua dulce. Lamentablemente, no fueron localizadas durante la excavación piezas que pudieran pertenecer a la máscara de concha sugerida por Thompson.

 

Plataforma de las Tumbas y Plaza del Osario

Una interrogante acerca de Chichén Itzá se refiere a la existencia de dos estilos arquitectónicos: el “Floreciente Puro”, semejante al estilo “Puuc”, y el “Floreciente Modificado”, o “Maya Tolteca”. Éste último ha hecho pensar en la presencia de grupos “extranjeros”, específicamente toltecas dada la semejanza de algunos rasgos arquitectónicos e iconográficos de Chichén con la ciudad centromexicana de Tula. Sin embargo, para varios autores, el contacto entre ambas ciudades no fue indispensable, o por lo menos, no exclusivo; Chichén fue una ciudad cosmopolita, con gran apertura e interacción con grupos foráneos, lo cual contribuyó a su desarrollo y la hizo distinta a lo que habían sido las ciudades mayas del Clásico (A. Andrews, 1990; Kepecs, y otros, 1994; Schele y Freidel, 1990; Wren y Schmidt, 1991; entre otros).

    La plaza del Osario presenta, desde el punto de vista arquitectónico e iconográfico, rasgos que la ubican en el estilo “Maya Tolteca”: las múltiples serpientes emplumadas del Osario, sus representaciones del hombre-pájaro-serpiente, a la Plataforma Redonda (recordando que en la Huasteca y el Centro de México, por ejemplo, estructuras de esta forma eran dedicadas al culto a Ehécatl), el talud-tablero de la Plataforma de Venus además de sus representaciones de Tlahuizcalpantecuhtli y de la estrella centromexicana de Venus. Son también notorios los mascarones de Chac en las esquinas del Templo del Osario, y las representaciones de Venus–en la Plataforma del mismo nombre– en el estilo maya.

    La Plataforma de las Tumbas no parece encajar, en primera instancia, con las otras estructuras de la Plaza. Sigue la alineación de los otros edificios, y tiene serpientes emplumadas en sus frisos pero, como ya se mencionó, éstos parecen haber sido elaborados para otra estructura. La cerámica, como dato relevante, sustenta la propuesta de que la Plataforma de las Tumbas fue la última construcción edificada en la Plaza.

    Es posible que el arreglo original de las Plaza fuera la alineación del Osario, la Plataforma de Venus, el Sacbé y el Templo del Cenote Xtoloc; posteriormente habría sido agregada la Plataforma Redonda y, al final la de las Tumbas.

    Existe un patrón en ciudades del Clásico Maya como Caracol (Chase, 1997:20) y Tikal (Becker, 1991), en el cual estructuras que resguardan tumbas son ubicadas en el lado este de las plazas; la Plataforma de las tumbas se encuentran en el extremo este de la Plaza del Osario, aunque el hecho de ser posterior al plan original restaría fuerza a la propuesta. Sin embargo, cabe señalar que es el este el punto relevante en la Plaza: el frente del Osario es su lado este; la Plataforma Redonda y la de Venus tienen simetría radial, pero en esta última, en una caja de ofrendas que se depositó en la escalinata este, fue encontrado el cráneo de un joven decapitado; las entradas a las tumbas de la estructura 3C4 miran también hacia el oriente. Y todo el arreglo en su conjunto se orienta de oeste a este, hacia el Grupo Xtoloc. Por supuesto, por muy sugerente que lo anterior pueda resultar, faltan datos para sostener que la ubicación oriental de la Plataforma de las Tumbas no es un hecho fortuito, debido simplemente a que ése era el espacio disponible o a que se quería edificar frente al Sacbé 15.

    Quedan abiertas muchas interrogantes con respecto a la Estructura 3C4, la descontextualización de los materiales del interior de las Tumbas, sobre todo de los restos óseos, ha hecho que mucha información se pierda.

    Es muy probable que el edificio haya fungido como osario, debido a que la variedad de restos encontrados indica un número de individuos que, en el momento de la excavación de Thompson, no presentaban posición anatómica. La Tumba 1, por lo menos, da muestras de haber sido abierta en más de una ocasión. Aparte de la anterior, hay en Chichén Itzá otros casos similares: aproximadamente en la línea central del edificio Norte de las Monjas, fue reportada por Bolles (1977:187) una cámara que contenía cuarenta cráneos humanos y otros huesos desintegrados, además de objetos de cerámica. El tipo de construcción es muy similar al de las tumbas de la Estructura 3C4. Otro caso se descubrió en un chultún en 1967, al hacer rescate arqueológico con motivo de la ampliación de la pista de aterrizaje situada unos metros al noreste del Cenote Sagrado. Se trata de una cámara redonda irregular, en la que fueron hallados restos óseos de varios individuos. Comunicaba con una cueva de unos 4 x 5 metros y en ésta fueron hallados, bajo una capa de corteza de ceiba, los restos de los esqueletos de casi 100 infantes, sin arreglo anatómico aparente. Eran entierros secundarios, y las edades de los niños variaban entre los 3 y 6 años. Una sugerida causa de muerte fue el sacrificio, aunque no hay pruebas contundentes al respecto (Márquez y Schmidt, 1984).

    En Chichén Itzá, existen casos de sacrificio infantil, como el reportado por Ann Axtell Morris (1931) en la caja de ofrendas del recinto interior del templo Xtoloc; incluso en el Osario, en la escalinata este, fueron encontrados restos infantiles a manera de ofrenda. Por otro lado, para el área maya en general, existen reportes de niños sacrificados como acompañantes de adultos muertos (Welsh, 1988:168). En el caso de la Plataforma de las Tumba, sin embargo, no hay datos suficientes que permitan inferir algo semejante.

 

Consideraciones finales

En la Plataforma de las Tumbas se evidencia el vigor constructivo de Chichén Itzá, aun cuando su época de auge probablemente ya había pasado. La Plaza del Osario, en particular, continuó mostrando actividad a lo largo de muchos años, pues realizaban ceremonias en el Templo principal, incluso cuando éste ya estaba en proceso de derrumbe, lo cual se evidenció por la presencia de incensarios Chen Mul Modelado , pertenecientes al complejo cerámico Tases (1350-1450) en niveles de escombro exterior del edificio.

    Respecto a la Plataforma de las Tumbas, aunque la presencia de materiales suntuarios sugiere que los individuos depositados en ella no eran de la gente del común, existe evidencia insuficiente para entender el contexto en su totalidad. Sin embargo, aún es posible añadir información a la que ha sido presentada aquí, analizando los materiales excavados por Edward Thompson, que se encuentran en el Museo Peabody.

    Asimismo, es muy deseable la localización de nuevos contextos mortuorios en Chichén Itzá, ya que nos permitirán un mejor acercamiento a esta majestuosa ciudad prehispánica.

    Agradezco al Dr. Peter Schmidt, al maestro Rafael Cobos y a la Dra. Sharon Bennett todo el apoyo, ayuda y comentarios.


Material publicado en: Temas Antropológicos, 1999. Vol. No 2, Págs. 264-279.
Profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán.Regresar

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