Los mayas cruzo’ob son los seguidores de la Cruz Parlante, aparecida en 1850 cuando después
de tres años de iniciada la Guerra de Castas, por lo cual intentaron
recobrar su autonomía y expulsar a los extranjeros de su territorio1 , se encontraban con sus principales líderes muertos, sin poder
de organización para enfrentar a las tropas yucatecas y con numerosas
pugnas internas por allegarse al liderazgo del movimiento.2
La
introducción de la cruz como símbolo religioso, en el
cual confluían tanto las concepciones religiosas prehispánicas
como las cristianas, permitió a los mayas prolongar su lucha
armada por más de cincuenta años debido, principalmente,
a las series proféticas que la Cruz externaba en las que prometía
a sus seguidores la inmunidad ante los ataques de los enemigos, así
como la instauración de una nueva sociedad maya donde no existiría
el hambre, el sufrimiento, las injusticias y la esclavitud.
Los
mayas rebeldes, entonces, se autodenominaron macehuales o cruzo’ob (las cruces), a causa de la elección divina que habían
gozado pues, decían, Dios los había escogido como su pueblo,
abandonando a los blancos contra quienes estaban en guerra. La toma
de su capital sagrada, Noh Cah Chan Santa Cruz Balam Nah (hoy
Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo), por parte del ejército
yucateco, es considerada como el término oficial de las hostilidades.
Los mayas se refugiaron en las selvas quintanarroenses donde fundaron
tres cacicazgos, en los cuales organizaron su forma de vida alrededor
del culto a la Cruz.
Uno
de estos cacicazgos es Xcacal Guardia, al que pertenece Tuzik, un pequeño
pueblo de cerca de 600 habitantes localizado, aproximadamente, a 35
kilómetros al norte de Carrillo Puerto, en donde realicé,
en 1994, varias temporadas de campo motivadas por el interés
de analizar los elementos que daban sustento a la identidad macehual. Al finalizar mis estudios llegué a la conclusión que la
existencia de los cruzo’ob no puede ser separada del
sistema religioso que implementaron para dar culto a la Cruz Parlante,
la Santísima, como la conocen los macehuales, imagen
de una tierra prometida y de un cielo esperado que, desde su aparición,
se convirtió no sólo en su Dios sino en la razón
íntima de su existir.3
El
trabajo que ahora presento aborda la importancia que tienen las promesas
de la Santísima dentro de la vida de los cruzo’ob,
a fin de entender por qué, después de casi ciento cincuenta
años, los macehuales se conservan como tales en espera
del cumplimiento de las profecías divinas y, hoy más que
nunca, continúan rindiendo culto a la cruz. Este ensayo, entonces,
se conducirá de la siguiente forma: en un primer momento ofrecerá
un breve panorama de la tradición profética entre los
mayas, que servirá de base para analizar después, el inicio
de una nueva serie profética inaugurada por la Cruz Parlante.
Posteriormente, abordaré el estudio de las señales del
fin del mundo, como una continuación de la tradición profética,
intentando observar la importancia que adquieren en las comunidades cruzo’ob.
La tradición profética maya
Dentro de la organización
religiosa que poseían los mayas ates de la llegada de los españoles,
los sacerdotes adivinos (chilamo’ob) tenían el
encargo de anunciar los nuevos tiempos que sobre la sociedad vendrían4 , es decir, la función de descifrar la rueda de los katunes
con su carga de acontecimientos que se cernían sobre la sociedad5.
Estas series de oráculos o augurios fueron guardados como parte
de la voluntad divina sobre un pueblo profundamente religioso, y plasmados
en códices escritos en jeroglíficos mayas, cuya importancia
era significativa, ya que para los mayas el universo nacía, moría
y se regeneraba de nuevo lo mismo que la sociedad. Estas series de oráculos
o augurios fueron graduados como parte de la voluntad divina sobre un
pueblo profundamente religioso, y plasmados en códices escritos
en jeroglíficos mayas, cuya importancia era significativa, ya
que para los mayas el universo nacía, moría y se regeneraba
de nuevo lo mismo que la sociedad6 y el registro preciso del tiempo era exigido ante la idea cíclica
de la historia, en donde los acontecimientos necesariamente tendrían
que repetirse. Los libros sagrados que registraban la carga de los katunes podían hacer que la sociedad se preparara cada 260 años,
cuando la rueda del katun volvía a estar en su posición
original, y los acontecimientos pasados volvían a sucederse de
nuevo.7 En la concepción cíclica del tiempo, el mundo
terminaba por medio de catástrofes que daban origen a una nueva
era. De esta forma, el universo había sido creado y destruido
en diferentes ocasiones, en un conjunto de etapas sucesivas.8
Con
la conquista española llegó también la evangelización,
que intentó desterrar la religión indígena e implantar
la promovida por la iglesia católica. Los mecanismos empleados
en el afán de borrar las prácticas indígenas dedicadas
a divinidades concebidas como paganas, incluyeron diversos métodos
tales como la destrucción de códices y estatuillas de
barro y cedro tenidas por los cristianos como ídolos, como sucedió
en la población de Maní, en lo que ahora es el sur del
estado de Yucatán, en donde se perdió una riqueza atesorada
por siglos, hecho que fray Diego de Landa, testigo y promotor de la
acción, describe para la posteridad: “Hallámosles
gran número de libros de estas sus letras y porque no tenían
cosa en que no hubiese superstición y falsedad del demonio, se
los quemamos todo, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena.”9
Al
respecto, López Cogolludo reitera en su Historia de Yucatán que Landa “hizo juntar todos los libros y caracteres antiguos
que los indios tenían, y por quitarles toda ocasión y
memoria de sus antiguos ritos: cuantos se pudieron hallar se quemaron
públicamente el día del auto, y á las vueltas,
con ellos, sus historias de sus antigüedades”.10
La
destrucción de los libros sagrados, así como la persecución
que sufrieron los sacerdotes mayas por parte de los evangelizadores
no sólo significó para el pueblo la pérdida de
su pasado escrito, sino la posibilidad de prepararse para el futuro
con el fin de recibir la carga fatídica de los katunes.11 Sin embargo, la tenaz y celosa evangelización por parte
de los misioneros franciscanos nunca pudo borrar totalmente las creencias
religiosas ni el conocimiento prehispánico sobre medicina y tiempos
rituales, entre otros. Las series proféticas fueron reconstruidas
por indígenas que, tomados como ayudantes de los frailes, aprendieron
a escribir en “castilla”, naciendo así los libros
proféticos del Chilam Balam, que fueron adoptados en
las comunidades indígenas como un legado de sus antepasados,
como la palabra divina sobre su historia y futuro12,
cuya lectura se hacía con relativa frecuencia, aun después
de tres siglos de presencia ibérica.13
Los
libros proféticos ofrecían a un pueblo oprimido la esperanza
de su liberación, del regreso de antiguos tiempos de gloria en
los cuales los mayas dominaban su territorio y regían su forma
de vida. Estas profecías se encontraron presentes en los levantamientos
indígenas yucatecos de la época colonial, que intentaban
restaurar la autonomía perdida14;
los libros proféticos también mantenían firme la
idea del tiempo cíclico y de la necesaria repetición de
los acontecimientos sucedidos en la era anterior. El guardián
del Chilam Balam de Chumayel, en 1766, alude claramente a ello
cuando asienta en el documento: “Estoy en 18 de agosto de 1766.
Hubo tormenta de viento. Escribo su memoria para que se pueda ver cuántos
años después va a haber otra.” 15
La
vigencia de estas prácticas y creencias también fue observada
por los españoles; por ejemplo, Pedro Sánchez de Aguilar,
al escribir un Informe contra los cultores de los indios, en la primera
mitad del siglo XVII, manifiesta que los rituales prehispánicos
y las series proféticas seguían teniendo vigencia entre
los indígenas a pesar de los años dedicados por los frailes
a la evangelización; de esta forma, indica que “las abusiones
y supersticiones, que usan y heredaron de sus padres estos Indios de
Yucatán, son muchas y varias: las que yo pude alcanzar, pondré
en este informe, para que los Curas las reprueben y reprendan en sus
sermones y pláticas”.
La
historia cíclica no era necesariamente fatídica ni algo
determinado ni ineludible, sino que la conciencia activa del destino
hacía a los mayas prepararse para los acontecimientos que debían
de suceder e incluso cambiarlos, en una necesidad de comprender y hacer
manejable su futuro16.
A esta concepción del tiempo se fueron agregando elementos cristianos
hasta llegar a formar una unidad indisoluble, que pasó a ser
parte del sustrato religioso del pueblo, que se mantuvo vigente de generación
en generación y que recibió nuevo impulso con la aparición
de la Cruz Parlante, en donde confluyeron las series proféticas
prehispánicas y se inició una nueva17,
producto de la relectura de las anteriores bajo el abecedario de una
sociedad envuelta en un conflicto bélico.
La
Cruz Parlante mantuvo, reafirmó y recreó la idea del tiempo
cíclico, como pudo ser constatado por Morley y Villa Rojas. El
primero de ellos afirma que el mundo, según los mayas yucatecos,
había pasado por cuatro etapas, la primera había sido
habitada por enanos que construyeron las grandes ciudades mayas, hoy
en ruinas. El segundo mundo había sido habitado por los dzulo’ob,
y el tercero fue poblado por los macehualo’ob. Los dos
primeros fueron destruidos por un diluvio, mientras que el tercero,
por una inundación. El mundo actual, el cuarto, es habitado por
una mezcla de todos los habitantes anteriores y también habrá de ser destruido.18
Si
Morley hace referencia a los mayas yucatecos contemporáneos,
Villa Rojas precisa la cosmovisión religiosa de los mayas de
Tusik en un relato recogido en esa localidad en donde señala
que la humanidad había pasado por diferentes etapas: enanos, itzáes y mayas, cuya grandeza terminó
con la llegada de los españoles19.
En estas versiones de Morley y Villa Rojas, la dinámica del universo
está unida a la idea de muerte y regeneración. Para volver
a nacer primero se debe morir.
A
raíz de la aparición de la Cruz Parlante, la concepción
cíclica de la historia tomó una nueva forma con los elementos
cristianos de que hizo uso. Así, la inminente destrucción
del mundo prometido por Dios, el paraíso, el reino de Dios que
–para los macehuales– lograría su concreción
sólo en este mundo20.
De esta forma, la serie profética inaugurada por la cruz
macehual nació en el seno de la Guerra de Castas. En la
base de esta serie estaba la íntima e indisoluble vinculación
que guardaban las tradiciones prehispánica y cristiana, como
se estudiará en el siguiente apartado.
El Santo Almaht’an: La palabra de Dios cristiano entre los mayas
Una de las primeras series
proféticas dadas por la Santísima fue la Proclama de Juan
de la Cruz, conocida entre los macehuales como Santo Almaht’an (Los Santos Mandamientos), acaso el único documento que se conserva
de tales proclamas y que es tenido como libro sagrado en las comunidades
adscritas al cacicazgo de Xcacal Guardia21.
Fue escrito en 1850, cuando después de la aparición de
la Cruz Parlante, los mayas rebeldes se encontraban en proceso de reorganización
del movimiento armado; es por eso que el texto está escrito con
un espíritu beligerante, que busca crear conciencia de la necesidad
de continuar con la guerra en la cual Dios ya está tomando parte
con los macehuales. De ahí que una de las ideas centrales
que puede apreciarse en el manuscrito es que los mayas de Quintana Roo
forman parte del pueblo escogido por Dios en su lucha contra los blancos.22
El
libro sagrado –dirigido a In hach llamail cristiano cahe’ex (mis muy amados cristianos de los pueblos) y que utiliza en su redacción
diferentes imágenes bíblicas, propias de la tradición
cristiana- fue redactado por Juan de la Cruz Puc, que fungía
como intérprete de la Cruz Parlante, y quien en el texto se identifica
con Jesucristo, llegando a ser aceptado por la comunidad, al transcurrir
de los años, como un Cristo indígena.23 Juan de la Cruz, dentro de la concepción religiosa de los macehuales,
era intermediario de Dios y los hombres, podía entrar a la Gloria
y hablar directamente con Dios. Asimismo, enviaba cartas donde expresaba
cuál era la voluntad divina a él revelaba y las firmaba
con tres cruces pequeñas, simbolizando a la Santísima
Trinidad, el dogma católico que afirma la existencia de una sola
divinidad con tres personas distintas. Su condición de perseguido
por el ejército yucateco lo convirtió en mártir
y, a semejanza de Jesucristo, murió a manos de sus enemigos.
Hay pocos datos concretos sobre la vida de este personaje y muchos de
ellos se han mitificado, por lo que es difícil discernir en los
relatos, dónde termina la verdad y dónde comienza la ficción.
Lo interesante, entonces, no resulta saber con exactitud los datos reales
del personaje, sino observar la construcción social que se ha
hecho del mismo. Juan de la Cruz no es un ser poderoso porque tal vez
sea su naturaleza, sino porque la comunidad lo inviste de poder divino
y acepta su semejanza con Jesucristo. De esta forma, da cuerpo a las
representaciones colectivas, donde lo fundamental no es la persona sino
lo que representa.
El Santo Almaht’an se leía ante la comunidad en la
misa con que se clausuraba la fiesta del centro comercial, como una
forma de recordar a los cruzo’ob la alianza hecha con
la Santísima y reafirmar la conciencia de pertenencia a un pueblo
escogido por Dios para demostrar su amor y su poder. A pesar de que
su lectura ahora es esporádica y se hace con base en copias del
libro de Victoria Bricker, sigue aún cohesionando a los macehuales,
para quienes el Santo Almaht’an es su libro sagrado,
la “Leyenda” o “el libro que Dios escribió
con su propia mano” y en el que dejó sus mandamientos (de
ahí su nombre). Es también, el testimonio escrito de un
pacto sagrado, donde la observancia de los mandatos por parte de los macehuales les asegurará el cumplimiento de las promesas
divinas.24
Entre
las ideas principales del texto destaca la autoidentificación
que hace Juan de la Cruz con Jesucristo, presupuesto básico para
la aceptación de sus mandamientos entre los macehuales.
De esta forma, el autor inicia el manuscrito vinculándose a la
Cruz Parlante. No es el hombre el que habla sino es Dios quien lo hace
a través de su profeta.
El
quince del mes de octubre comencé a hablar y nací en este
mundo en el año de 1850. Yo, Juan de la Cruz, vine a vivir al
pueblo de X-Balam-Nah.25
En
su discurso utiliza elementos propios de los macehuales para
reafirmar su condición, como es el caso de indicar que llegó a residir a X-Balam Nah (la Casa del Jaguar), el nombre del
templo que los mayas construyeron para que habitara la Cruz y los hombres
pudieran comunicarse con ella.26 En ningún momento Juan de la Cruz deja a un lado su naturaleza
divina; es más, muchos de los pasajes reiteran esta idea, como
el siguiente, donde el autor se asemeja a Jesucristo quien, según
la tradición cristiana, derramó su sangre en la cruz para
salvación de los hombres.
Porque
yo les creé, yo les redimí y derramé mi preciosa
sangre por ustedes. Pues entonces, mis amados hijos, ustedes pueden
ver cómo estoy, clavado por dos clavos, ustedes pueden ver cómo
la soga con que estoy atado da vueltas a mi cuerpo y con todo eso mi
Señor me castiga por salvar a ustedes. Ustedes no ven cómo
estoy clavado en la Santísima Cruz, suspendido por innumerables
Ángeles y Serafines.27
La
aceptación de la posesión del autor de dos naturalezas,
la humana y la divina, condición propia únicamente de
Jesucristo, le permite exponer las condiciones de la nueva alanza: Dios
dirá lo que se debe hacer y los hombres28 cumplirán sus designios, recibiendo por ello inmunidad y el triunfo
de sus expectativas. En el pacto, cada una de las partes se obliga a
cumplir con su papel; de ahí que la observancia, por parte de
los cruzo’ob, de las reglas impuestas por la Santísima,
les permitirá que ella se coloque de su lado.
El
enemigo nunca ganará, solamente las cruces (los cruzo’ob)
podrán ganar, por esta razón mis amados hombres, nunca
abandonaré a ustedes al enemigo; yo mismo les acompañaré.29
La
cita anterior también refiere a la necesidad de una segunda guerra
contra los dzules (blancos), cuyo objetivo es concluir con
la explotación de los mayas. El movimiento armado, de esta forma,
queda legitimado, ya que busca la supresión de las injusticias
y sufrimientos de los macehuales, que Dios mismo ha experimentado
como parte del proceso de acompañamiento al pueblo que ha elegido:
Porque
allí me estaré cayendo todo el tiempo, me estarán
hiriendo, clavándome espinas y golpeándome con palos durante
mis viajes a Yucatán, para defender a ustedes, ¡oh mis
amados hombres! 30
El
documento termina reiterando el deber que tienen los macehuales de cumplir con las ordenanzas, ya que éstas han sido dadas por
Dios. De esta forma, el autor concluye, también, reafirmando
su personalidad divina y su poder sobrenatural. En las últimas
líneas, en una imagen bíblica apropiada por el escritor,
recuerda a sus “muy amados cristianos de los pueblos” que
en el día del juicio final sólo quienes se hayan manifestado
fieles a sus mandatos serán salvados o levantados ante la gracia
de Dios:
Porque
yo soy el dueño de los Cielos y la tierra , porque quizás
pueda posponer el juicio sobre ustedes en el mundo; el día último
del Juicio Final será cuando yo levante a quienes han dado su
vida. 31
La frase
final del texto (“Esta es la verdad”) hace referencia a
que el contenido del mismo no admite discusiones, ya que la palabra
de Dios es incuestionable; de ahí que, para reiterar su condición
de verdad sagrada, Juan de la Cruz, el Jesucristo de los macehuales,
firme el documento:
Esta
es la verdad. Yo firmo el papel, en Chan Santa Cruz, en el 10 de febrero
de 1850 años. Yo, Juan de la Cruz, resido en el pueblo de la
Casa del Jaguar.
32
Es
necesario indicar, por último, que el Santo Almaht’an no es en ninguna forma un libro concebido únicamente como testimonio
histórico o anecdótico del tiempo en que los hombres “hablaban
directamente con Dios”; es decir, para los mayas su valor no reside
en la referencia histórica que hace, sino en la promesa divina
de regresar a su antigua autonomía y crear una nueva sociedad,
después de la segunda guerra que Juan de la Cruz profetizó;
el siguiente testimonio, externado por un sacerdote maya de Tuzik, ejemplifica
lo dicho anteriormente:
Es
necesario hacer la guerra de mundial; la que se hizo no fue guerra de
mundial. La guerra de mundial está pasando ahí, ahí,
ahí... Cuando vuelva la guerra, Dios va a volver a estar con
nosotros, nos va a proteger de las balas; aunque estés pasando
por donde pasan las balas o te va a pasar nada, porque Dios va a ir
delante de ti. Dios está primero, primero va a morir él
antes que sus hijos. 33
Un
análisis profundo del documento pudiera hacer más explícitas
las relaciones que los cruzo’ob entablaron al interior
de su sociedad y al exterior de la misma, 34 ya que los lineamientos de la Santísima y de su profeta fueron
la norma que rigió su conducta; por cuestiones de espacio solamente
hemos hecho un análisis muy breve de este documento, que –reiteramos–
se inscribe dentro de una nueva serie profética entre los mayas
quintanarroenses.
Las señales, la guerra
y la nueva sociedad
El fin del mundo actual
y su consecuente reinicio no serán en modo alguno, para los cruzo’ob,
procesos que ocurran de manera intempestiva, sino que llegarán
cuando se cumplan las señales dadas por la Cruz Parlante. La
presencia de estos signos que anuncian el comienzo de una segunda guerra
de los mayas en busca de su liberación fueron anunciados a través
de Juan de la Cruz.
Porque
ha llegado la hora y el año para que en Yucatán se levanten
contra los blancos de una vez por todas; de modo que les estoy dejando
saber que les daré una señal para que tengan el valor
necesario en sus corazones. 35
Sin
embargo, al no precisar la fecha de este nuevo levantamiento, el profeta
maya propicia entre su pueblo la paciente espera del cumplimiento de
su mensaje. De esta forma, infunde esperanza entre sus seguidores, pues
su promesa es palabra divina y Dios siempre cumple lo que promete.
Las señales o signos de un mundo a punto de finalizar están
tomados en su mayoría de los libros del Chilam Balam,
así como de la tradición oral y cristiana. Todas las señales
se dan dentro de un contexto determinado y cada una de ellas adquiere
su importancia en la fuerte carga significativa que posee; es decir,
el discurso de las señales del fin del mundo no permanece dentro
de la cosmovisión maya como un elemento pasivo, artístico
o literario, sino que va más allá, al referirse a elementos
necesarios para la subsistencia del grupo. La cadena de señales
de la que se habla se va cumpliendo en la vida diaria, al referirse
muchas veces –y estas sí, literalmente- a cambios que en
el proceso evolutivo de su sociedad van experimentando los macehuales;
otras señales retoman elementos apocalípticos y caóticos
que dan a entender la necesidad de un nuevo orden. En sentido literal,
se puede hablar de señales cotidianas y señales apocalípticas,
pero en relación con el significado que poseen se observa que
todas hacen referencia a elementos necesarios para la forma de vida
cruzo’ob, lo que da a las señales su unidad indivisible
en la experiencia cotidiana.
Asimismo, los discursos sobre los signos del fin del mundo denotan una
continuidad con las series proféticas contenidas en los libros
del Chilam Balam; es decir, los mayas quintanarroenses siguen
repitiendo los mensajes como hace más de cuatrocientos años,
y éstos continúan cumpliendo una de las funciones que
tenían: dar esperanza a un pueblo que busca su liberación.
De ahí que el estudio de los discursos contemporáneos
de las señales únicamente pueda ser comprensible a través
de la referencia a las series antes mencionadas, así como al
contexto en el cual se emiten.
El siguiente discurso, recogido
en Tuzik en 1994, puede ejemplificar lo mencionado anteriormente.
36
1) Nuestros
antepasados cuentan que según la leyenda que Dios escribió
con su propia mano y que dejó a nosotros.
1)
La leyenda a la que se hace alusión es el Santo Almaht’an,
el libro sagrado de los mayas que se analizó en un apartado
anterior.
2)
va a llegar el fin del mundo en el año dos mil y pico,
pero el pico nadie lo sabe, pueden ser 30 años o un siglo,
nadie sabe cuando será.
2) La idea de muerte
y regeneración del universo ha tomado forma de milenarismo.
Esto puede ilustrar cómo las ideas cosmogónicas prehispánicas
fueron reelaboradas por los mayas con elementos cristianos. Asimismo,
la frase: “nadie sabe cuándo será”, recuerda
los pasajes bíblicos donde se narra el fin del mundo, que
“llegará como un ladrón” El pico es una
forma de indicar que aunque no se sabe cuando se realizarán
las promesas, no se duda de su concreción.
3) Muchas personas lo
platican a sus hijos, por eso los jóvenes que crecen saben
que la vida va a llegar hasta el año dos mil.
3) Por medio de la tradición
oral los mayas han podido mantener vigentes numerosas ideas cosmológicas
prehispánicas, así como la historia de su pueblo.
Este pasaje es solamente una referencia indirecta de lo mencionado.
4) Antes
de que desaparezca el mundo van a haber bendiciones o señales
que pasan normalmente.
4) Las bendiciones
para los cruzo’ob son actos por medio de los cuales
imploran perdón a Dios ante una señal considerada
fatídica, ya que ésta indica la llegada de catástrofes
en el pueblo, como pueden ser prolongadas sequías o huracanes. 37 Se tiene la creencia que estos males son el producto de la falta
de fe de la comunidad; de ahí que los macehuales realicen ceremonias pidiendo perdón por los pecados cometidos.
5) Anteriormente decía
la leyenda, en Chan Santa Cruz va a llegar el tiempo en que se van
a cruzar cuatro sogas blancas; estas sogas son las carreteras a
Mérida, a Valladolid , a Cancún y a Vigía Chico.
Estas sogas son signo de que el tiempo va ha cambiar; o sea que
ahora el tiempo ya cambió.
5) Chan Santa Cruz era
la capital sagrada de los mayas. Las cuerdas o sogas, en la concepción
maya, adquieren funciones dualísticas. En el Chilam Balam se habla de la soga viviente por la cual circulaba la sangre y el
alimento, en referencia al cordón umbilical y a los linajes 38;
por otro lado, también se menciona la llegada de Ixtab, “la del cuerda”, la diosa de los ahorcados. Otros pasajes
hablan de las cuerdas como signo de una pronta destrucción
en resumen, el pasaje podría hacer referencia al tiempo en
que se comenzarán a dar las señales, así como
a la destrucción de los linajes y del universo.
6) Cuando
los tiempos cambien se aproxima también una nueva guerra.
6) Esta parte podría
ser al concepción de los macehuales sobre la necesidad
de que se destruya el orden establecido, que logre la regeneración
del universo y la instauración de la nueva sociedad maya.
Varias de las líneas del Almaht’an hablan
de las necesidades de una guerra, lo mismo que los libros del Chilam
Balam.
7) La guerra anterior
comenzó aquí y mucha gente sufrió durante los
siete años que duro. Aquí se hizo el sufrimiento total
y los hombres de aquel tiempo se escondían en las cuevas
o detrás de un árbol para no ser hallados por los dzules.
7) Este
es un recuerdo de la guerra de castas, mezclado con ciertos elementos
simbólicos. El número siete, dentro de la concepción
cristiana, es el número de la perfección. En la Biblia
se hacen numerosas referencias a él. También en el Chilam Balam se habla del número siete y se profetiza:
“siete años serán de guerras, siete años
de muertes violentas”.
8) La guerra que vendrá
empezará lejos y terminará aquí, pero antes
de que comience se darán varias señales.
8) “Lejos”,
para los macehuales, es la concepción del poniente,
el punto cardinal donde el sol se esconde; es el lugar de la oscuridad
y el temor 39.
La guerra, entonces, significa para los mayas una etapa oscura,
de sufrimiento.
9) Nuestros abuelitos
dicen que fue muy difícil sufrir una guerra. Todos los niños
van a estar sufriendo.
9) La relativa
cercanía de la guerra de castas los hace tener conciencia
del sufrimiento experimentado.
10) La
leyenda dice que siete años antes de la guerra ningún
niño nacerá para que no sufra.
10) Es importante señalar
que para los cruzo’ob los niños no sólo
son miembros de su comunidad, sino adquieren importancia por ser
ellos los que habitarán la nueva sociedad. Es decir, hacen
alusión a la idea de sobre vivencia grupal; de ahí
que las profecías que hablan de vientres estériles
sean tomadas como fatídicas .
11) Antes de que llegue
la nueva era, Dios va a quitar el maíz, el fríjol,
la alimentación,
11) El maíz para
los mayas no es sólo su alimento, es aquello que les ha permitido
reproducirse, el elemento de donde surgieron y de donde surgió el mundo 40,
es su soporte y su referencia simbólica. Sin el maíz
no existe vida, he ahí la importancia de esta señal.
12) El dinero desaparecerá de las manos,
12) La desaparición no sólo significa ausencia de moneda sino también
el bajo poder adquisitivo de ésta.
13) Los
alimentos subirán de precio y solo nícte será la comida.
13) El nicté
es la flor de mayo. En el Chilam Balam encontramos frases
próximas a ésta: “Flor de mayo es su pan, flor
de mayo es su agua”. Asimismo esta flor es considerada símbolo
de la lujuria; de este modo el pasaje puede indicar también
que cuando la lujuria reine en medio de un pueblo que se considera
elegido por dios, será la perdición, y por tanto,
se dará inminente la destrucción del mundo.
14) los jóvenes
se van a olvidar de las costumbres de los antiguos.
14) El relajamiento
de las costumbres significa la pérdida de comunión
grupal, la paulatina extinción y dispersión y por
tanto la imposibilidad de que como pueblo puedan llegar a ver el
cumplimiento de las señales, es decir, no significa únicamente
un relajamiento moral, sino la desintegración del pueblo.
El Chilam Balam es también muy claro cuando dice:
“por toda la tierra habrá relajamiento y se dispersarán
los pueblos, se dispersarán las ciudades”.
15) Todos
los pozos se secarán menos uno donde toda la gente vendrá
a comprar agua, que se le dará en una cáscara de cocoyol.
15) Los pozos pueden
ser entendidos como los receptáculos de agua, incluyendo
los cenotes. La ausencia de este elemento puede ser entendida como
sequía, de ahí que, consecuentemente, las milpas se
pierdan y con ello el sustento del pueblo. Hay referencias del Chilam
Balam al respecto: “Será entonces cuando se sequen
las fuentes de agua… y croarán las ranas Uo al medio día en sus pozos”. La relación agua-maíz
es fundamental para los macehuales, quienes siembran en
temporal.
16) La
señora que venderá el agua se reirá y dirá
a la gente” como es que desperdiciabas el agua lavando coches
y ahora me vienes a comprar aquí”.
16) La señora
que se menciona pudiera hacer referencia a la diosa que aparece
en los códices, como aquella que envió el primer diluvio
al mundo 41.
La petición del agua aparece también en los libros
proféticos: “Saldrán entonces de su pozo, de
su gruta. Irán sus voces de noche para mendigar agua. ¿Dónde
beberán su agua?”. El ejemplo puesto del narrador puede
ser un ejemplo de las profecías.
17) El mar se va a secar
y van a haber muchos cambios.
17) Las señales
son drásticas, no pasaran inadvertidas, ya que muchas de
ellas, como se ha visto, harán lo posible lo que es considerado
como imposible.
18) Los zopilotes van
a dejar de comer carne y van a comer lo que encuentren.
18) Este pasaje puede
sugerir, al igual que los siguientes, el revestimiento del orden
establecido.
19) Un
año o dos antes del fin del mundo, los animales van a poder
hablar y van a decir al hombre: “Tú nos cazabas, cázanos
ahora”. Estos animales van a poder comer a los hombres.
19) El Chilam Balam señala que el jaguar y el venado hablarán en un tiempo
y comerán al hombre. Actualmente, lejos de su significado
literal, entre los mayas de Quintana Roo se sabe que ciertos animales
son mensajeros; su presencia tiene algún significado para
la comunidad 42.
Asimismo, en los mitos mayas, el sol del atardecer se compara al
venado 43.
Su cuerpo se considera un objeto para propiciar la fertilidad y
la abundancia y su imagen benévola evoca la figura de los
Dioses del monte, dueños de los animales y patrones de la
cacería 44.
Revertir este orden puede significar esterilidad de la tierra y
escasez del alimento.
20) Otra señal
será que un perro que hable. Esto ya paso en Xocen, hace
como siete años. El perro decía a su amo: “Quién
sabe cómo vamos a vivir en los años que vienen”.
Clarito se oyó su voz. Al día siguiente el perro se
fue a la milpa con su amo y ya no regresó. Al año
siguiente no hubo nada de maíz, hubo sequía. Las lluvias
no cayeron sino hasta noviembre y ya se había perdido toda
la cosecha.
20) Xocen
es un pueblo cercano al cacicazgo de Xcacal Guardia, que comparte
las concepciones religiosas de los cruzo’ob. Existen
también referencias sobre el perro en la tradición
profética prehispánica en donde se le asocia al fin
del mundo.
21) Cuando se den todas
estas señales, aparecerá en el cielo un ch’el
(arcoiris), si aparece en chik’in (poniente) la guerra
va a empezar entre los macehuales; si aparece en lak’in
(oriente), la guerra la van a comenzar los dzules.
21) Ixchel es el nombre de la diosa que inundó el primer mundo y que
adquiere en los libros del Chilam Balam el significado
de la Luna y es traducido como señora-arco-iris. Lak’in es el oriente, sitio de esperanza, donde aparece el sol y se regenera
la vida, está asociado al color rojo y a los años kan, que se suponía de augurios benéficos; chik’in es el poniente, signo de oscuridad y temor,
asociado al color negro y a los años ix, identificados
como tiempo de calamidades.
22) Saldrá también
un cometa llamado buts’ek, y quedará rojo
el cielo. Esta nube roja es la señal de las balas, los cañones
y los humos. Entonces se volverán a tomar las armas y los
extranjeros de otros países van a venir para ayudar a los
mayas.
22) Los
macehuales consideran que astros ejercían influencias
sobre el mundo y que algunos fenómenos astronómicos
señalan acontecimientos a realizarse en la sociedad, como
narra el Chilam Balam: “Estrellas habrá que
traigan peleas violentas y pleitos ocultos entre los hombres.”
23) Si no hay guerra
entonces se dará una inundación. Los ancianos cuentan
que vendrá eso como paso hace tres mil años y que
en esta era nunca ha pasado.
23) Aquí se continúan
la tradición de la inminente destrucción del universo
por medio de catástrofes. Hay referencias en el discurso
a elementos tomados de series proféticas.
24) Esta era ya está por terminar.
24) Es la reafirmación
de la historia cíclica, de la destrucción del universo
y de la esperanza de la regeneración del mismo.
25) Hace tres mil años
vivían en el mundo los puso’ob hombres que
se habían pasado inventando cosas, tal como ahora sucede
con los químicos, que te pueden decir muchas cosas.
25) Los puso’ob son seres míticos que habitaron el primer mundo y que fueron
destruidos por medio de un diluvio 45.
Los relatos de Xocen46 hacen mención directa a estos personajes en la forma en que
son referidos por los macehuales. Aquí también
hay elementos de actualización de la tradición. Los
hechos pasados se comparan con ejemplos del presente para dilucidar
acerca de lo que acontecerá, tal ocurre con la pareja puso’ob-quimicos.
26) Será la guerra
o la inundación las que acaben con el mundo, aunque también
puede venir una quemazón, cuando se volteara la tierra como
si fuera también un temblor.
26) Sobre la quemazón,
los libros del Chilam Balam indican que vendrá está
en donde el mundo se volteará: “No está lejano
el día cuando la tierra se voltee para ver el cielo y se
voltee de nuevo”, en otras palabras, se revierta el orden
establecido. Si no es así, “Dios enviará otro
gran diluvio que pondrá fin al mundo”.
27) y el mundo se va
a poblar de otros hombres, ya que los de ahora van a morir todos,
menos cinco, que Dios va a escoger para dejar historia, pero que
van a morir después de contar la vida anterior. Estos son
los hombres que tienen menos pecados y los que se van a quedar a
vivir en la nueva era que va comenzar.
27) Es
el inicio de la nueva era, el momento de instaurar la nueva sociedad
maya. Podrá finalizar el mundo, pero no la historia de los
mayas. El pasaje posee una fuerte influencia bíblica.
28) Para el fin del
mundo volverá a bajar Dios personalmente, pero no se sabe
cuando sucederá. Cuando el baje va a perdonar a todos, sean
ladrones, ricos o pobres, todos van a ser perdonados.
28) Jesucristo
es comparado con el sol, con el astro que alumbra y da fortaleza,
permite la vida y la regeneración 47.
Ciertamente el pasaje retoma elementos cristianos y prehispánicos,
pero al final infunde esperanza a los mayas de un mundo mejor de
un nuevo orden.
Todo
el discurso anterior parece girar en torno a la idea del cambio, de
la transformación, de voltear el mundo, como la afirma el versículo
26; de hecho, la palabra utilizada en maya para referirse al cambio
es wuts’, que significa quebrar, voltear
48.
Pero el wuts’, en la connotación cotidiana macehual
no sólo es doblar, sino que conlleva también, la
idea de protección. Así, cuando las milpas están
crecidas los mayas acuden a hacer wuts’, es decir a doblar
las matas para proteger las mazorcas, con el fin de que éstas
no puedan ser consumidas por las aves. Entonces, cuando se dice “se
va a voltear la tierra”, el énfasis que se pone en ella
no reside en la acción inmediata de voltear o virar sino en el
sentido de protección que esta idea lleva aparejado. De ahí
que la importancia de las señales del fin del mundo no sea su
impactante lectura literal, sino el mensaje de la inminente regeneración
de una era o edad que habrá de terminar de manera violenta.
Esta
regeneración es concebida por los mayas quintanarroenses como
el inicio de una nueva sociedad maya, imaginada como una edad futura
en la que los órdenes serán revertidos. Así, ante
la idea de la pronta destrucción del mundo contemporáneo,
los macehuales poseen un modelo alterno de sociedad, creado
a partir de sus propias experiencias autónomas y de la confrontación
que hacen de él con respecto a la sociedad regional. De esta
forma, la imagen de un nuevo mundo conducido por los jefes mayas y legitimados
por la Cruz, es pensado también en términos de espacio
de recreación de su diferencia cultural y de la administración
de los recursos naturales que posee su territorio.
Esta
idea, profundamente arraigada entre los macehuales, es manejada,
sobre todo, por los jefes mayas, quienes por medio del culto a la Cruz
y de la resistencia pasiva se preparan paulatinamente para poder implantarla.
De ahí que en el presente se busquen las señales o los
signos del futuro y que todo acontecimiento sea entendido en términos
de un pasado que se repite y de un futuro que se espera, propiciando
de esta manera una relación dialéctica en la forma de
concebir el tiempo entre los cruzo’ob, ya que por un
lado el futuro explica el presente e ilumina el pasado
49 , pero el pasado también explica el presente e ilustra el futuro.
Por tanto, cada acontecimiento que sucede ya sea en el interior de las
comunidades macehuales como fuera de ellas, encaja dentro de
una estructura dispuesta y legitimada, como piezas de un rompecabezas
que al unirse darán como resultado la fecha de la destrucción
del universo y la instauración de la deseada sociedad maya.
Dos
elementos importantes podemos notar que se derivan de la espera del
cumplimiento de las señales: por una parte, los macehuales comprenden su proceso histórico como un orden ya establecido
y, por otra, propicia la manutención de la conciencia grupal,
pues la salvación está destinada a un sujeto colectivo.
Actualmente
para los cruzo’ob, incluidos los jóvenes, la guerra
se hace inminente, sobre todo por la cercanía del año
2000 y por el recrudecimiento de sus condiciones de vida, lo cual los
hace visualizar que las profecías se van cumpliendo. Es por eso
que buscan prepararse para el movimiento armado, ya que la imagen de
la guerra está presente entre ellos a cada momento; sueñan
con ella, como se comentó el hijo de un sacerdote maya; identifican
al enemigo con la sociedad regional, como me externó un joven macehual; o bien, intentan entablar vínculos con personas
externas al grupo, como lo ejemplifica la siguiente conversación
sostenida durante el trabajo de campo con un joven cruzo’ob,
quien se encontraba, en esa ocasión, acompañado por un
jefe maya.
–¿Me
puedes conseguir un arma?
–Puedo ver en Mérida cuánto vale una escopeta, para
que vayas a cazar.
–No. No de esa necesito, una más mejor.
–No puedo; no sé donde se venden; además, están
prohibidas.
–Un comerciante te puede dar armas; en Chetumal hay uno; es sólo
con dinero.
–No puedo; de verdad.
El
anterior pasaje ilustra la forma que adoptan las profecías en
la vida cotidiana; de ahí que la idea de la próxima sublevación
maya no pueda ser concebida sólo como una quimera sino que es
un sentimiento vigente propiciado por las series proféticas,
que ha permitido a los mayas imaginarse, a lo largo de varias décadas,
un futuro posible de ser concretado en la experiencia cotidiana. De
esta forma se puede comprender que la nueva imagen del tiempo cíclico,
el milenarismo, la tradición profética, la espera del
cumplimiento de las promesas de la Cruz, la inminente llegada del fin
del mundo y la creación de una nueva sociedad macehual en la
próxima era, sean elementos dinámicos que están
presentes, fuertes, vivos y actuantes; en ellos está fundada
una forma de vida y de estos elementos se sirven los macehuales para
explicarse su proceso histórico global.
Este material fue publicado en Negroe Sierra,
Genny y Francisco Fernández Repetto (Eds). Religión Popular:
De la Reconstrucción Histórica al análisis antropológico
(Aproximaciones Casuísticas). Ediciones de la Universidad Autónoma
de Yucatán, México, 2000 .