Resumen En este trabajo se analizará la historia de los Xiu del siglo XVI,
enfocando en los esfuerzos que ellos desempeñaron para sobrevivir
al régimen español. Concretamente, se basa en los análisis
de algunos pasajes de la obra de fray Diego de Landa así como de
las Relaciones histórico-geográficas de la gobernación
de Yucatán. La “Memoria de la distribución de
los montes” y “El árbol genealógico de los Xiu”,
contenidos en los Papeles de los Xiu de Yaxá. Todos ellos
contienen diversos recursos con los cuales los miembros de este linaje
intentaron demostrar a los españoles el “antecedente histórico”
de su poder político y los fundamentos para poder seguir gozando
de sus derechos ancestrales en el nuevo régimen.
Introducción
Poco
después de la conquista española, los frailes franciscanos
principiaron a enseñar el manejo del alfabeto latino a las élites
mayas yukatekas. Gracias a esta labor, a partir de la segunda mitad del
siglo XVI miembros de la nobleza indígena comenzaron a escribir
numerosos documentos en su propio idioma con caracteres latinos. Uno de
los más importantes es la “Xiu Chronicle1”
. No se sabe a ciencia cierta quién tituló así el
texto, pues por su contenido no es una crónica sino un conjunto
de papeles de naturaleza administrativa pertenecientes a los descendientes
de la rama de Ah Mochan Xiu, bautizado como don Melchor Xiu avecindada
en el pueblo de Yaxá, Yucatán, México2. Este peculiar testimonio de la familia Xiu consiste de 82 folios
sueltos. Inicia con el famoso árbol genealógico de los Xiu,
texto colonial maya único en su género, seguido de un documento
titulado “Memoria de la distribución de los montes (15 de
agosto de 15573)”.
El resto, la mayor parte de este corpus documental, es una serie de textos
legales fechados desde 1608 hasta 18174.
Estos
papeles son una muesra singular de cómo los Xiu del pueblo de Yaxá
lucharon por conservar sus prerrogativas desde el siglo XVI hasta el siglo
pasado, y su estudio contribuye a la comprensión más profunda
de las estrategias de supervivencia de la nobleza indígena a lo
largo del régimen colonial5.
En este artículo discuto los primeros dos textos de los Papeles,
es decir, el árbol genealógico de los Xiu y la “Memoria
de la distribución de los montes (15 de agosto de 1557)”,
con la finalidad de esclarcer los mecanismos manejados por los Xiu para
legitimar y justificar su poder ante la autoridad española. Asimismo
demostraré cómo esta estirpe fue perdiendo cohesión
después de la muerte del último halach uinic, don Francisco
de Montejo Xiu, y obligó a cada una de sus ramas a formar su propio
destino para establecer el porqué solamente llegó hasta
nuestras manos la información relativa a la rama avecindada en
Yaxá, Yucatán.
Árbol genealógico de los Xiu: Su análisis simbólico.
El árbol
genealógico que aparece al principio del artículo, elaborado
probablemente entre 1557 y 15606,
es una “historia pintada” de los Xiu desde la pareja progenitoria
hasta don Juan Xiu Cimé, quien vivió hasta mediados del
siglo XVII. En él aparecen 48 nombres de los cuales 32 son prehispánicos
y 16 españoles, que incluyen cinco agregados años más
tarde. La iconografía del árbol genealógico de los
Xiu muestra una combinación de elementos europeos y autóctonos.
El árbol es del tipo usual europeo y tanto el fundador de la estirpe,
Hun Uitzil Chac, como su esposa Ix [...] de Ticul están dibujados
al estilo europeo7.
Pero, los demás atributos que acompañan al fundador señalan
que el “discurso pintado” del documento se desarrolla dentro
de la concepción autóctona, y la riqueza simbólica
de los componentes gráficos apunta la posibilidad de que lo europeo
haya sido “adoptado” y “reinterpretado” por el
dibujante indígena dentro de su cosmología.
El
enfoque de este árbol se encuentra en la pareja progenitora, pues
sus figuras están pintadas completas en la mitad inferior del texto.
Así su autor le atribuyó varios elementos simbólicos
e iconográficos para resaltar su importancia. En primer lugar,
Hum Uitzil Chac y su esposa aparecen arriba de una serranía consierablemente
estilizada que se interpreta como una referencia visual de los accidentes
topográficos del lugar en donde los Xiu se establecieron por vez
primera8 y como parte del nombre del fundador de la estirpe, pues “uitz”
significa “sierra alta y grande, monte así, o peña
enriscada”9.
Por
otra parte, los cinco árboles dibujados en la pintura, cuatro en
la franja inferior10 y el principal que nace de la cadera de Hun Uitzil Chac, son una visualización
de la cosmología maya prehispánica. El plano horizontal
del universo maya se divide en cinco sectores y en cada uno está
un árbol sagrado conocido como ceiba o imix che11.
Asimismo, se considera que la ceiba ubicada en el centro del mundo, en
este caso la que aparece en medio del texto, es la más sagrada
entre todas, pues funciona como axis mundi, árbol de la vida. Por
ende, se le atribuye simbólicamente el origen de la vida, la fertilidad
y el medio de comunicación entre los seres sagrados y los humanos<12.
Así, el hecho de que el árbol genealógico –es
decir la ceiba– naciera de Hun Uitzil Chac, implica que el autor
le asignó los simbolismos del árbol sagrado. En otras palabras,
el fundador del linaje Xiu aparece pintado ante sus descendientes y lectores
como el dador de la vida, el origen, la fertilidad, el resplandor y la
prosperidad de los Xiu.
Para
reforzar esta idea, el autor dibujó una vasija con fuego, posiblemente
un incensario con copal, como símbolo de veneración13.
Además añadió a su mano izquierda un cetro, cuyo
extremo remata con la cabeza de una serpiente, el cual es similar al de
Chac Xib Chac del Templo de Chac Mool en Chichén Itzá14.
A lo largo del periodo Clásico los gobernantes utilizaban dichos
cetros para proclamar y promulgar la legitimidad y continuidad de su linaje
y reinado15,
por lo que el cetro del fundador de los Xiu, aparte de implicar estos
simbolismos, también señala el alto rango que ocupaba. Sobre
este lineamiento ideológico se pueden ubicar, asimismo, sus collares,
quizás de jade, que son muy parecidos a los usados por los gobernantes
mayas prehispánicos16,
lo cual es un indicador de su alto estatus social y al mismo tiempo de
su riqueza. Recordemos que a lo largo del periodo prehispánico,
esa piedra era un objeto suntuario proveniente de tierras lejanas y solamente
los miembros de las élites tenían acceso a ella17.
La
“corona” de Hun Uitzil Chac es otro elemento de reflexión.
Para Morley dicha prenda tiene una gran similitud con el copilli18
de Itztlacoliuhqui19;
aunque se inclina a relacionarla con otro tipo de corona denominada en
náhuatl xiuhuitzolli20,
pues esta voz contiene el término xiuh, el patronímico
del fundador del linaje21.
Sea cual fuere el caso, a través de esta prenda, el autor quiso
resaltar visualmente el poder y rango del fundador ancestral de los Xiu
y su origen extranjero.
Por
otra parte, en la pierna izquierda de Hun Uitzil Chac se aprecian dos
signos parecidos a glifos. El de la parte inferior es idéntico
al del pectoral de su mujer. Aunque ya se encuentran deformados en su
totalidad y no pueden ser leídos, es probable que imitaran los
glifos referentes a su nombre y linaje. De hecho, la costumbre de registrar
el nombre personal o del linaje en alguna parte del cuerpo tiene una historia
muy larga en la cultura maya y fue registrada por Landa, quien describe
el “escribir ciertas letras” en el brazo izquierdo de un noble
maya como “de gran importancia para ser estimado”22.
Así pues, estos dos signos son sobrevivientes de la tradición
prehispánica e indican el alto rango del personaje portador.
El
significado simbólico de los elementos iconográficos del
árbol genealógico se puede resumir en tres manifestaciones
básicas. La primera corresponde a la imagen del fundador de los
Xiu como un ser sagrado ubicado dentro de la cosmología maya, por
lo que de ahí se derivan los simbolismos vinculados con el origen,
el dador de la vida, la fertilidad y la prosperidad. La segunda sitúa
a Hun Uitzil Chac en el mundo terrestre y resalta la continuidad generacional
entre éste y sus descendientes, además de acentuar su alto
estatus social en el mundo indígena. Y por último, la tercera,
en relación con la manifestación anterior, trata de ubicar
a este fundador en un punto “más allá del mundo cotidiano”
con la finalidad de diferenciado de la masa de la población para
resaltar su origen mítico. De aquí proviene el uso de elementos
relacionados con la extranjero.
Este
conjunto de manifestaciones iconográficas y simbólicas del
árbol genealógico, a su vez, está destinado a demostrar
visualmente los fundamentos concretos de la legitimidad del poder político
de los Xiu en la época prehispánica, y por ende, a justificar
su derecho de continuar gozando de prerrogativas propias de la nobleza
bajo el régimen español. Por esta razón el texto
se plasmó con el estilo pictórico europeo acompañado
de anotaciones en caracteres latinos. No obstante, es innegable que la
riqueza informática y simbólica del árbol sería
comprendida de manera cabal únicamente por los indígenas,
pues comparten el mismo código cultural con el cual fue pintado.
Así, es posible que los potenciales receptores del documento fueran
los descendientes de los Xiu para que éstos al “leerlo”
pudieran no solamente saber su ascendencia sino también mantener,
reforzar y recrear su identidad como parte de un linaje glorioso. Si éste
fuera el caso, entonces el autor del árbol genealógico de
los Xiu, Gaspar Antonio Chi23,
manejó hábilmente dos tipos de discursos totalmente diferentes
para defende la integridad y las prerrogativas de los miembros del linaje
hacia el interior y el exterior del mundo maya.
“Memoria de la distribución de los montes”
Este texto
tiene la fecha del 15 de agosto de 1557, por lo que se considera como
el documento más antiguo redactado en idioma maya con caracteres
latinos. Es un documentos legal, pues como resultado de la política
de congregaciones, los Xiu mensuraron sus montes y escribieron este título
para que la autoridad española reconociera sus derechos tradicionales
sobre los montes y para evitar problemas con pueblos adyacentes24.
De tal manera, la “Memori” tuvo que obedecer al estilo de
la diplomática hispana con la finalidad de que tuviera valor legal
a los ojos de los españoles.25
El
primer elemento visible derivado de dicho formato es el lugar y la fecha.
En el caso de la “Memoria”, la fecha aparece en español
y en maya como sigue: tu ho [la] hunpiz u kinil u agosto ti habbb
1557 años (en quince días de agosto del año
de 1557). El criterio empleado es obvio: cuando el sistema de cálculo
maya era compatible con el calendario cristiano se conservaba lo convencional.
Por eso, los días fueron expresados con la numeración indígena
y la denominación de los meses obedeció al uso europeo.
Para el año, a su vez, se utilizó el término hab correspondiente al “año” en español, una especificación
temporal común en los documentos coloniales escritos para los españoles
26.
A fin de cuentas, era una forma de expresar una determinada fecha de acuerdo
con el calendario europeo interpretado a su manera.
El
segundo elemento discursivo adquirido del formato legal español
son ciertas oraciones o frases para certificar la fidelidad del contenido
de un documento cuando éste era copia del origianl. En la “Memoria” se lee: uchaccix u hochor tu men hi mac bin yan he bal u uilal tu
men hah tu lacal bay yanio ti original ti mana çipanie (posiblemente
será copiado por cualquiera [que] venga lo que será provechoso,
porque es verdad todo. Así está en el original en que no
hay error). Una manifestación muy clara de que se trata del traslado
de un documento elaborado el 15 de agosto de 1557. Pero es de particular
interés este pasaje así como el uso del préstamo
del español “original”, pues demuestra la diferencia
conceptual que existía sobre el “certificado de verdad”
entre los españoles y los maya yucatecos. En la tradición
maya yukateka la autentificación se hacía con base en el
acuerdo común acompañado de una serie de protocolos ceremoniales.
Por esto no existía entre ellos un “escrito original”,
un traslado del mismo ni la certificación de la fidelidad de la
copia, pues todo se realizaba en forma verbal. No obstante, ante la necesidad
de elaborar los escritos para que la autoridad española admitiera
su legalidad, el amanuense maya de este traslado adoptó la nueva
fórmula de validación y optó por emplear la voz castellana
“original” por la ausencia de un concepto correspondiente
en maya.
La
última fórmula adquirida al elaborar la “Memoria”
es la invocación a una autoridad española (gobernador de
la provincia, rey) o indígena reconocida por los europeos (gobernadordel
cuerpo de república). Al respecto se lee: lay dzabi u chicul
tu menel almehen don Francisco Montejo Xiu governador halach uinic tu
noh cahal Manii tu menel ca noh ahau ti nuestro rey ah tepal (así
fue puesta la señal por el noble don Francisco [de] Mo[n]tejo Xiu,
gobernador halach uinic del gran pueblo de Maní, por nuestro
gran ahau, nuestro rey ah tepal). En este pasaje, Montejo Xiu aparece
con el título de “gobernador”, como funcionario del
mundo administrativo español, pero también calificado con
la voz maya de halach uinic, término empleado para designar
a la autoridad suprema de su provincia. Además, sobre ambos títulos
se invoca al rey de España conceptualizado como ahau y ah tepal,
como el poder que los rige. El hecho de que este personaje aparezca mencionado
en primer lugar con el título de “gobernador” revela
el deseo Xiu de legitimar el contenido de la “Memoria”como
un acta registrado por un oficial colonial designado por la autoridad
española. Esta mirada hacia el exterior, sin embargo, gira hacia
el interior al nombrar a dos Francisco de Montejo Xiu como halach
uinic. Ahora él es la máxima autoridad así como
el símbolo de cohesión frente a los miembros de su linaje
y como tal autentificaría lo acordado sobre la distribución
de los montes. Por último, el amanuense vuelve a la realidad de
la sociedad colonial en donde existe una jerarquía muy marcada.
Es así que está referida la cabeza del reino español,
del cual forma parte la gubernatura de don Francisco. Pero, otra vez,
se traslapa la visión indígena con la española, pues
los escribas mayas reconocían al rey de España aplicándole
la terminología utilizada desde la época de Chichén
Itza y Mayapán: ah tepal. Con esto el soberano hispano
queda incorporado y explicado en la conceptualización maya sobre
la organización política.
Mientras
que estos elementos de origen hispano eran matizados por los conceptos
autóctonos indígenas y llegaron a tener significados diferentes
a los que originalmente tenían, otra serie de discursos empleados
en la “Memoria” demuestran una clara filiación con
la tradición maya. Por ejemplo, este documento relata la reunión
previa al proceso de la distribución de los montes y la construcción
de las mojoneras, en donde los gobernadores no dependientes de la provincia
de Maní fueron obsequiados con granos de cacao, mantas de algodón,
cuentas coloradas piedras verdes, además de consumir tres arrobas
de vino. Es factible que esta junta tuviera como objetivo determinar,
con base en el calendario maya, la fecha propicia para iniciar la distribución
de los montes. Este protocolo ceremonial, por llamarlo así, permitiría
a los Xiu legitimar el resultado de la distribución ubicándolo
dentro de su cosmología. Con relación a esto, es muy significactivo
el uso del verbo tzol utilizado para referirse al acto que seguía
a esta junta. En la “Memoria” se lee: lay tun hop’anil
u tzolan u tial ah maniiob ah mamaob ah kitob ah cuzamaob ah abob (Entonces se comenzó a poner en orden [un montón de piedras]
de los manienses, los mamaenses, los tekitenses, los cuzamaenses [y] los
teabanenses.). La voz maya tzol tiene el sentido de “ordenar, poner
en orden, contar en orden”, y considerando la forma en que se realizaba
la distribución de montes, se puede decir que este acto es una
(re)creación del espacio social y sagrado basado en un acuerdo
de todos los participantes, elemento cultural imprescindible para los
mayas.
Además,
la “Memoria” está dirigido al futuro. En ella se encuentra
las siguientes oraciones: binix ocçabac tu menob tu lacal uinicob
bin yilic u dzibal xotanil u chi kaaax ti bay yanil lae (y será
reconocida por todos los hombres [que] vean lo escrito [sobre] la tumba
del borde del monte tal como está.) y uchaccix u hochor tu
men hi mac bin yan he bal u uilal tu men hah tu lacal bay yanio ti original
ti mana çipanie (posiblemente será copiado por cualquiera
[que] venga lo que será provechoso, porque es verdad todo. Así
está en el original en que no hay error). De hecho, varias copias
fueron elaboradas con base en el texto original y fueron consultadas hasta
el siglo XIX para resolver litigios entre los pueblos de la región.
Así, a traves de este documento los Xiu crearon también
un espacio temporal abierto hacia las futuras generaciones27.
La
persistencia de la tradición maya también se puede apreciar
en el estilo de la “Memoria”. En dos ocasiones aparece la
frase nominal u kahlay28,
el inicio típico de los textos históricos mayas coloniales
redactados por amanuenses que tenían conocimiento de los géneros
y los estilos de los escritos mayas prehispánicos29.
Además, está escrita en tercera persona el sigular o del
plural30.
La ausencia de la primera persona del singular y del plural es una de
las características de los documentos mayas coloniales redactados
por los escribas que conservaban el estilo narrativo prehispánico.
Estos textos relatan lo que ocurrió sin ofrecer una perspectiva
determinada31;
característica que en los documentos mayas coloniales legales no
se puede apreciar, pues, en ellos se exigía establecer de manera
fehaciente quiénes eran los responsables del manuscrito.
La
“Memoria de la distribución de los montes” esta escrita,
por todo lo anterior, dos fuentes discursivas de origen distinto: una
es obviamente derivada de los documentos legales hispanos y la otra es
autóctona. En realidad el amanuense maya de la “Memoria”
utilizó como herramientas los términos y fórmulas
procedentes de los documentos legales hispanos de manera hábil.
Éstos daban la legitimidad al contenido del texto, y de esta manera
defender los intereses sobre los montes de los pueblos gobernantes por
los miembros del linaje Xiu ante la autoridad española. Sin embargo,
eso no significó que el escriba maya haya utilizado los elementos
españoles de manera superficial para darle apariencia legal a este
texto. Sin embargo, esto no significó que el escriba maya haya
utilizado los elementos españoles de manera superficial para darle
apariencia legal a este texto. El análisis de cada uno de ellos
apunta a una “mayanización” de los mismos dentro del
contexto discursivo indígena. Además de lo señalado
líneas arriba, se pueden citar también aquellos términos
españoles adquiridos pero a los que se aplicó la morfología
maya: governadoresob (governador-es-ob, agregado el sufijo plural
maya), curuzi (cu-ru-zi, epéntesis y manejo silábico
más nominalización a través del sufijo-il), aloba (de arroba, adaptación a la fonología maya que no distingue
l y r), entre otros. De tal manera, se puede decir que la “Memoria”
fue escrita de acuerdo con la tradición discursiva maya, enriquecida
por la incorporación de léxico y de fórmulas legales,
los cuales fueron, de antemano, seleccionados conforme a su necesidad
y conveniencia, y posteriormente desprendidos del contexto original para
otorgarles un significado propio en el mundo maya.
Los Xiu hacia 1560 y después
La incorporación
de nuevos elementos, ajenos a la tradición discursiva maya, no
debe ser interpretada como una simple asimilación o aculturación
de los mayas como resultado del contacto con la cultura europea. Esta
visión ubica a los indígenas siempre como un ente subordinado
a la dominación española, por lo que su reacción
es considerada pasiva. En realidad, el análisis de los manuscritos
mayas coloniales, como los de este artículo, indican fuertemente
que tal explicación no es correcta, pues los escribas mayas seleccionaban,
interpretaban y finalmente “mayanizaban” elementos ajenos,
para enriquecer su sistema y cultura de expresión. Por ello los
dos textos analizados, de principio a fin, están redactados con
base en la concepción maya y demuestran su capacidad flexible e
inclusiva frente a la cultura europea.
Este
fenómeno lingüístico y artístico revela la vitalidad
y la inteligencia de la sociedad maya colonial en la búsqueda de
formas más adecuadas para defender sus intereses. En este proceso
los mayas –y en este caso los Xiu–, aun reconociendo a los
españoles conservaron su propio su sistema de significado y expresión.
El alfabeto era, en estas cirscunstancias, una herramienta adecuada para
lograr sus objetivos, además de mantener su identidad a través
de sus escritos. De hecho el árbol genealógico y la “Memoria”
demuestran con claridad que hacia los últimos años de la
quinta década del siglo XVI los Xiu mantenían su cohesión
en torno al halach uinic don Francisco de Montejo Xiu. Es por
ello que en el primer documento aparecen dibujadas todas las ramas de
esta estirpe y en el segundo don Francisco legitima el contenido del mismo
en su calidad de máxima autoridad en la sociedad maya y de funcionario
indígena dentro del mundo administrativo español.
Sin
embargo, la integridad del linaje Xiu comenzó a ser amenazada por
una serie de imputaciones contra don Francisco de Montejo Xiu. En 1561,
con don Juan xiu de Hunactí y otros principales, fue acusado por
el guardían del convento de Maní de haber organizado una
borrachera. Don Diego Quijada, alcalde mayor, condenó a todos y
les fueron secuestrados sus bienes. A los primeros dos, además,
les suspendieron durante seis meses su ejercicio de poder y al resto los
azotaron y desterraron. Esto trajo como consecuencia un cuestionamiento
a la autoridad del halach uinic por parte de sus subordinados;
y ese mismo año dos Francisco de Montejo Xiu fue acusado también
de haber forzado a dos mujeres a tener relaciones sexuales con él32.
Esto era el prólogo de una política desempeñada por
Diego Quijada, quien intentaba restringir las funciones y prerrogativas
de los caciques. Al año siguiente, en un sitio cercano a Maní
se encontraron evidencias de prácticas de idolatría y se
descubrió la participación de muchos indígenas en
rituales propios de la tradición prehispánica incluyendo
el sacrificio humano. Fray Diego de Landa, guardián del convento
de Mérida, interviene en este asunto y se inicia el famoso proceso
inquisitorial que culminó con un auto de fe. Como consecuencia,
los caciques perdieron sus gubernaturas, además de ser azotados,
trasquilados y encarcelados en Mérida. Pero la llegada de Francisco
Toral a Yucatán alteró esta situación y el 2 de enero
de 1563 los condenó con penas leves y posteriormente los liberó33.
Don Francisco de Montejo Xiu logró recobrar la gubernatura de su
pueblo y murió a finales de la sexta década o a principios
de la séptima del siglo XVI.
La
muerte de don Francisco significó para los Xiu la pérdida
del último halach uinic, cabeza de su linaje y símbolo
de la integridad del mismo, pues su sobrino, el hijo de don Melchor Xiu,
don Francisco, no logró sucederlo en el señorío de
Maní, y en 1608 gobernaba solamente el pueblo de Yaxá. A
fines del siglo XVI el linaje Xiu había perdido el gobierno de
la mayoría de sus pueblos y la autoridad colonial continuaba escamoteándoles
sus escasos derechos económicos34.
En
la época Postclásica, los gobernantes mayas crearon su identidad
basada en las relaciones humanas, en concreto en las relaciones políticas
establecidas entre sí. El pertenecer a una determinada entidad
política creaba la noción de ser parte de ella y la expresaban
con el topónimo de la capital en que descansaba el poder-gobernante
o bien con el patronímico de este último35.
En este orden de ideas, la muere de don Francisco de Montejo Xiu y la
posterior ausencia de una autoridad con poder político sobre los
demás implicaba la desaparición de la identidad como componentes
de la provincia de Maní. Cada uno de los miembros del linaje Xiu
tendrían que buscar su propio destino dentro de los pueblos donde
habitaban. El hecho de que al árbol genealógico de los Xiu
fuesen agregados cinco nombres pertenecientes a la rama de Yaxá
implica que este texto quedó en manos de los Xiu de este pueblo
y los descendientes de don Melchor Xiu siguieron registrando los nombres
de sus sucesores hasta don Juan Xiu Cimé, muerto a fines del siglo
XVII. Así el árbol genealógico de los Xiu no solamente
nos muestra el último momento de esplendor de la familia Xiu sino
también el momento histórico de su desintegración
en ramas independientes.
Consideraciones finales
Los textos
mayas coloniales son testimonio de la interacción cultural que
mantuvieron los españoles y los mayas durante la época colonial.
Ante la circunscripción de varios aspectos culturales de la sociedad
maya así como de los privilegios ancestrales, las élites
indígenas se enfrentaron a la necesidad de incorporar los términos
y el estilo diplomático hispano en sus escritos e intentaron sobrevivir
en el nuevo régimen manteniendo su estatus social. Esto obviamente
alteró y modificó la forma tradicional de expresión,
lo cual, al mismo tiempo, implicó un enriquecimiento del género,
el estilo y el vocabulario de los escritos mayas. Así el análisis
de los documentos mayas coloniales muestra no solamente la naturaleza
concreta de las instituciones impuestas por los europeos en cada uno de
sus pueblos, sino también las formas expresivas de la constante
lucha de sus líderes en busca de la preservación de su propia
identidad y en un sentido de su autonomía en la república
de indios.
En
todos los sentidos, este tipo de documentos coloniales son un legado indígena
que llegó a nosotros. Pero contrariamente a lo que se cree, no
es una herencia cultural e intelectual pereneciente al pasado. Tal como
lo define la visión cíclica maya de la historia, en el pasado
está escrito el futuro y este porvenir, al mismo tiempo, es un
recuerdo del pasado. Dicho de otra manera, los mayas vivían y viven
una constante interaccion entre el pasado y el futuro a nivel cotidiano.
Por lo tanto, estos documentos nunca perderán su valor y de hecho los Papeles de los Xiu de Yaxá, Yucatán fueron
consultados numerosas veces a lo largo de la época colonial. El
amanuense mismo de la “Memoria de la distribución de los
montes” decía: u kahlay yetel u dzibil hunil uchci u
xotol u chi kaax tu menob almehenob u batabil cahob uchebal u kahtal yetel
yoheltabal tu menob bin yan he bal u utial uchmal (memoria y documento
de lo sucedido sobre la tumba [de los árboles] de la orilla del
monte escrito por los nobles y los principales de los pueblos, para que
fuera recordado y sabido por aquellos que vendrán, en los tiempos
venideros) .36,
y así fue realmente. Por su parte el árbol genealógico
tenía un valor excepcional para los Xiu. Por su parte el árbol
genealógico .37 tenía un valor excepcional para los Xiu. Aún en 1884, después de haber perdido contra su voluntad los manuscritos originales de los Papeles, don Bernabé Xiu pedía, al menos, una fotografía del árbol genealógico. De esta manera, durante más de trescientos años, los Xiu mantuvieron una interacción con la autoridad española así como sus ancestros para defender sus derechos en el presente. Todo esto está asentado firmemente en los Papeles de los Xiu de Yaxá. |