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La muerte en Yucatán

Christian Rasmussen

 

Velando al muerto en Xocen, Yucatán

Cuando fallece una persona en las pequeñas poblaciones de Yucatán, se acostumbra velarla en su casa, rodeado de familiares y amigos.







Mesa con chocolate y panes

Para aguantar y mantenerse alejado de los malos vientos se sirve copa tras copa de alcohol o "fuerte". Pero también se sirve chocolate y pan para las mujeres y los que no beben tanto







Procesión con la caja de muerto

Al día siguiente, de camino al cementerio, la caja con el muerto es cargada por los adultos, acompañado por familiares y amigos cercanos.

 







El último trago

Primero es llevado, la iglesia, donde se le reza ante el altar, y luego al cementerio. En el cementerio se excava una tumba. Los familiares se arremolinan alrededor del féretro para darle el “último trago” con aguardiente.






El último adiós

...y también... el último adiós.
En los pueblos más conservadores, donde la fe es fuerte, se hacen rezos al difunto: el día que muere; a los 3 días del fallecimiento; a los 8 días; a los l5 días; a las 3 semanas, a las 4, a las 5, a las 6 y a las 7 semanas; a los 7 meses, al año del fallecimiento- y para las celebraciones del hanal pixaan en el mes de noviembre Yucatán es, como dijo el cronista Fray Diego de Landa: "... una tierra la de menos tierra... porque toda ella es una viva laja, y tiene a maravilla poca tierra." Estas limitantes geológicas han influido en las costumbres mortuorias de los yucatecos. La mayoría de los cementerios en Yucatán son pequeños y la tierra, por tanta laja, no es muy profunda. Por eso, no hay lugar para que los restos mortales permanezcan en la tierra por siempre.








Desenterradores en Xocén, Yucatán

los 3 o 4 años los familiares tienen que sacar los restos del difunto. Aunque no existe un día en especial, frecuentemente se realiza en el aniversario de su muerte. Los desenterradores -hombres o mujeres, que lo hacen como oficio o vocación- se dan a la tarea de "sacar los restos" del difunto. ¡Ellos saben como! Saben cuántos huesos deben haber, y saben cómo acomodarlos en la caja de madera o de latón. Y más que todo, saben cómo protegerse de los malos vientos que soplan alrededor de los cementerios, y que emergen de la fosa cuando se abre. Los desenterradores se rocían con alcohol, y toman vaso tras vaso, para no ser atacados por dichos vientos.









Caja con huesos en el altar

La caja llena con los huesos es llevada a la casa del difunto donde se coloca sobre una mesa arreglada como altar. Se reúnen los familiares para rezarle, a veces, con la participación de maestros cantores, rezadores o músicos que comúnmente existen en los pueblos de Yucatán

 









Maestro cantor en Chichimilá, Yucatán

La caja permanece en la casa durante una semana, y una parte de lo que come la familia, se ofrece también al alma del fallecido. El alma viene a comer la esencia de la comida. Después de la ceremonia, a los 8 días, se coloca la caja con los restos del difunto en una porción del solar, muchas veces en un árbol, para que los animales no lo alcancen. Seguro, ¡hay que cuidarlo!, porque si no, vienen en forma de perros o chivos, los wayes, los que se han vendido al diablo, para robar los restos. Al año se suele hacer un último festejo con los restos presentes en la casa, antes de llevarlo para el cementerio o la iglesia -ya para siempre.

 


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