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Referencias

 

1Homo faber (hacedor de instrumentos), homo ludens (hacedor de fiestas), homo festus (hacedor de fiestas); véase Gil Calvo, 1991.


2 Este proyecto se llamó “El turismo y la cultura maya contemporánea” y en el participaron María E. Peraza, Ella F. Quintal y Lourdes Rejón. Cada investigadora abordó un tema diferente.


3 Este fue el proyecto “Los gremios de Yucatán: formas organizativas del catolicismo popular”. Esta investigación ha sido llevada a cabo por Ella F. Quintal.


4 En relación con esta caracterización de la fiesta desde la perspectiva de los habitantes de las comunidades mayas del oriente del estado, véase Quintal, 1992.


5 La “orquesta” que acompaña los actos del catolicismo popular en el oriente, está formada por tarola, bombo, trompeta, saxofón alto y saxofón tenor.


6 En esta primera parte del texto, el vocablo profano ha aparecido casi siempre entre comillas porque realmente desde el punto de vista de las teorías antropológicas, lo que comunidades denominan aspecto profano de la celebración está cargado de implicaciones y sentidos religiosos.


7 Traje regional ceremonial   


8 En lo que sigue presentaré una caracterización general y un tanto homogenizante de las fiestas en las comunidades del oriente del estado. No todas las fiestas de las comunidades del oriente son iguales, en algunas hay ramilletes en otras no, en la mayoría se pone el ceibo en el centro del ruedo pero hay también excepciones, en algunas hay diputados de las corridas, en otras son empresarios quienes las organizan, unos gremios “entran” y/o “salen” acompañados de grupos de señoritas que visten el terno yucateco y llevan en las manos flores y a veces velas y otros objetos decorados con flores de cera de abeja, en algunas comunidades no se baila la cabeza de cochino, etc. Cada comunidad posee en su práctica festiva algún elemento que la singulariza.


9 Resulta llamativo que una de las pocas “fiestas” en la región que no tiene corrida de toros, es la de Valladolid; por eso quizá sus habitantes no llaman a estas celebraciones fiesta sino “las noche de octubre”. Como veremos después, a principios de siglo las celebraciones de Valladolid en honor del Santísimo Sacramento sí tenían corridas de toros.


10 En el oriente del estado el relleno negro es casi inevitablemente pib, esto es, cocido en un horno de tierra. “Para hacer un guiso pibil o en pib, es necesario excavar en la tierra un agujero de dimensiones y profundidad acordes con el tamaño y cantidad de los recipientes que se depositan en él. Así si es “relleno negro” medirá 70 centímetros de profundidad y de 100 a 150 centímetros de ancho y largo respectivamente. Terminada la cavidad, en su interior se depositan piedras hasta cubrir el fondo y sobre ellas se colocan troncos gruesos que para este fin traen del monte o cortan en el patio de las casas. Acto seguido, prenden fuego a las maderas y las dejan arder hasta que las piedras alcanzan altas temperaturas y empiezan a rajarse... “Una vez colocados los recipientes con alimentos, estos baldes se cubren con hojas de plátano y apoyado en las orillas del hueco se coloca un emparrillado con troncos delgados, encima se ponen troncos de plátano... después se pone (n) otras diversas hierbas y finalmente se cubre todo con la tierra que se excavó”.


11 Véase Terán (1983) y Quintal (1992b).


12 Está reportado en varias crónicas, estudios y textos que han tratado de alguna manera el tema de las vaquerías que, hasta hace más o menos medio siglo, el bastonero era quien se encargaba de designar a las parejas para abordar el salón e iniciar el baile. Se dice que en el oriente del estado en algunas rancherías todavía el bastonero existe y cumple su función de los bailes.


13“Cuando al final de cada jarana quedan pocas parejas disputándose el primer lugar de resistencia, se desborda la animación de los asistentes al baile, que divididos en dos bandos estimulan a sus favoritos, particularmente a la bailadora, a la que alientan por medio de ‘galas’, que consisten en ponerle varios sombreros en la cabeza, uno sobre otro, a manera de corona simbólica. Terminada la jarana, la triunfadora entrega a sus dueños los sombreros que le habían puesto y recibe a cambio obsequios en efectivo de acuerdo con las posibilidades económicas de cada uno de ellos” (Pérez Sabido, pp. 67-8)


14 Esta jarana corresponde seguramente al son de jaleo que Pérez Sabido (p. 71) denomina el Toro Grande. En el oriente no suele bailarse el llamado Torito.


15 En algunas comunidades el diputado de la corrida se encarga de decorar un par de banderillas. En ocasiones están éstas provistas de un dispositivo tal que al ser puestas por el torero dejan salir al vuelo una paloma cada una.


16“El chocolomo, el verdadero, se hace con res recién sacrificada y se hace con el lomo de espalda, hígado, riñón, corazón y sesos (por lo menos un pedazo de cada cosa) y buenos huesos”. Es una especie de cocido que se sirve con “salpicón de cilantro y rabanitos picados, limón rebanado, naranja agria y chile habanero. Se pueden hacer a la parrilla unas tostadas de tortillas de otro día para el caldo” (Montes de Oca, 1983, p. 28-29).


17 Una versión muy parecida a ésta es la de Felipe Pérez Alcalá, cuyo trabajo titulado “El Cristo de las Ampollas” apareció en el Num. 37, de Septiembre de 1942, de la revista Yikal Maya Than.


18 Los yucatecos de la época no dejaron de manifestar su inconformidad por la forma tan “negativa” en la que Waldeck. Su obra esta llena de “embustes” aparecida en el Tomo IV del Registro Yucateco. Mérida, Imprenta de Castillo y Cía., 1846.


19 Comunicación personal del mtro. Fco. Fernández Repetto, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán.


20 Los rituales de inversión son característicos de ciertas celebraciones como el carnaval. La investigadora Victoria Bricker encontró rituales de inversión en el carnaval de Hocabá (1989). Sin embargo, es común que en las fiestas aparezcan rituales de inversión.


21 Verso de Ricardo Mimenza Castillo. Revista “Yikal Maya Than”. Año VI, Tomo VI, Número 66, Mérida, 1945.


22 La Revista de Mérida. Septiembre 2 de 1902.


23 Hemos visto que actualmente las llamadas “noches de octubre” de la ciudad de Valladolid no tienen corridas de toros, antes si las había (La revista de Mérida, 9 y 11 de octubre de 1902).


24 Debe aclararse que en años y épocas de crisis económica algunas comunidades suspenden sus festividades. Lo que nunca se deja de llevar a cabo son los actos religiosos que la celebración conlleva. Así, es seguro que el día del santo habrá procesión pero no lo es, si la comunidad está pasando por un momento difícil, que vaya a haber corridas de toros.


25 Este sucinto calendario de fiestas retoma en parte el propuesto por don Renán Irigoyen (1973) y ha sido completado con datos de campo de las investigaciones de quien esto escribe.


26 Este subtítulo corresponde a uno del libro de Gil Calvo, citado en la bibliografía.




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