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Repercuciones del huracán "Isidoro" en la población maya-yucateca



 
 

Introducción

Aunque el paso del huracán “Isidoro” por Yucatán en septiembre de 2002 ocasionó inmensas pérdidas materiales, económicas y ecológicas en el campo, la ciudad y la costa, en este trabajo sólo referiremos los efectos inmediatos y subsecuentes que el huracán dejó en el sector agropecuario de 85 municipios del centro, occidente y oriente de la entidad, donde resultaron afectadas 2,302 localidades. (Ver Cuadro 1). En el sub-sector agrícola quedaron dañadas 121,846 hectáreas de cultivos (maíz de temporal, henequén, cítricos y frutales entre otros) que corresponden a 63,745 a productores de bajos ingresos, indígenas en su gran mayoría. Cabe destacar que el maíz es producido básicamente con fines de autoconsumo familiar. También se cuantificaron daños en el sub-sector pecuario para 9,780 cabezas de ganado, 22,881 cabezas de ganado menor y 96,873 aves a activos de las familias de bajos ingresos. En la actividad apícola se registró la pérdida total de 52,149 colmenas, aunque puede decirse que el total se vio seriamente dañado.

 

CUADRO 1
Relación de municipios afectados por el huracán Isidoro

Distrito de Mérida Abalá, Acanceh, Baca, Bokobá, Cacalchén, Cansahcab, Chicxulub Pueblo, Chocholá, Conkal, Cuzamá, Dzemul, Dzidzantún, Dzilám de Bravo, Dzilám González, Dzoncauich, Halachó, Hocabá, Hoctún, Homún, Huhí, Hunucmá, Ixil, Izamal, Kanasín, Kantunil, Kinchil, Mérida, Mocochá, Motul, Muxupip, Opichén, Progreso, Samahil, Sanahcat, Seyé, Sinanché, Sudzal, Suma, Tahmek, Tecoh, Tekal de Venegas, Tekantó, Tekit, Telchac Pueblo, Telchac Puerto, Temax, Tepakán, Tetiz, Teya, Timucuy, Tixkokob, Tixpéhual, Ucú, Umán, Xocchel, Yaxkukul y Yobahín
Distrito de Ticul Akil, Chacsinkín, Chapab, Chumayel, Dzan, Mama, Maní, Muna, Oxkutzcab, Peto, Sacalum, Santa Elena, Tahdzíu, Teabo, Tekax, Ticul, Tixméhuac y Tzucacab
Distrito de Tizimín Buctzotz, Cenotillo, Río Lagartos, San Felipe, Tizimín y Tunkás
Distrito de Valladolid Cantamayec, Chikindzonot, Mayapán y Sotuta.

Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca (SDRP), 2003

    Por otra parte, los estragos ocasionados en materia de vivienda fueron sumamente graves, miles de familias, en especial del sector rural, perdieron total o parcialmente sus casas. La infraestructura comunitaria (fluido eléctrico, agua potable, carreteras y caminos) también sufrió daños importantes. Las consecuencias en la salud de la población rural, aunque no fueron de gravedad, se presentaron innumerables casos de males respiratorios, gastrointestinales y dermatitis, entre otras que pudieron ser tratadas de manera oportuna. Se estimaron nueve pérdidas de vidas humanas por causas indirectas al huracán.



Información breve del fenómeno

Contrariamente a lo previsto 1, el huracán “Isidoro”, categoría III en la escala Saffir Simpson, azotó el estado de Yucatán los días 21 y 22 de septiembre de 2002 durante más de 30 horas con vientos de 210 km por hora y rachas que alcanzaron los 250 km/h. Según reportes de la Comisión Nacional del Agua (CNA), el meteoro se internó a tierra por el nor-noreste de la costa, entre Telchac Puerto y San Crisanto, e inició su desplazamiento por el estado de Yucatán. En su trayectoria por tierra, el huracán (con un ojo de 18 kilómetros de diámetro) disminuyó su velocidad de desplazamiento (de 13 km/h con que inició a 4 km/h) registrándose, además, periodos en que permaneció semi-estacionario, como el registrado entre las 16:00 y 19:00 horas del 22 de septiembre, entre las localidades de Oxkutzcab, Akil y Maní, incrementando así sus efectos negativos. Gradualmente, el huracán cambió de categoría III a II y I hasta convertirse en tormenta tropical. Según datos preliminares de la CNA, las precipitaciones alcanzaron los 217.7 mm en Mérida y los 240.0 en el municipio de Oxkutzcab.

 

MAPA
Trayectoria del huracán “Isidoro” por Yucatán

En su ruta por tierra, el meteoro realizó un giro de poniente a oriente y de sur a norte, de tal manera que retornó y cruzó su trayectoria de entrada, abandonando la Península de Yucatán cerca de Progreso al norte de Mérida.(Véase Mapa). Sin embargo, como secuelas del huracán, las constantes e intensas lluvias (aunado a la influencia del huracán “Lili” que amenazaba la península) siguieron inundando las zonas de desastre por más de 96 horas e impidieron rescatar muchos proyectos productivos y muy poco se pudo hacer contra las inundaciones derivadas de la saturación de terrenos en sus niveles de permeabilidad. Innumerables poblaciones y rancherías permanecieron incomunicadas durante varias semanas. Localidades enteras del Cono Sur (como Tigre Grande y Escondido en el municipio de Tzucacab y Kancab y Chandzinup en Tekax), permanecieron sepultadas bajo el agua por más de un mes.

 

CUADRO 2
Localidades y municipios del estado de Yucatán
afectados por el huracán “Isidoro”

Distritos de Desarrollo Rural
Total de Municipios
Municipios afectados
%
No. de localidades
Localidades afectadas
%
178 Mérida
60
57
95
1,146
1,101
96
179 Ticul
18
18
100
435
435
100
180 Tizimín
13
6
46
1,088
712
65
181 Valladolid
15
4
27
694
54
8
Sumas
106
85
80
3,363
2,302
68


Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca (SDRP), 2003



Sector agropecuario colapsado 2

En los sectores agrícola y pecuario se estimaron daños en una extensión territorial de 202,748 hectáreas, es decir, el 25% de la superficie que se tenía establecida de cultivos y plantaciones en la entidad, entes del meteoro. Adicionalmente, en el sector pesquero se estimaron afectaciones a lo largo de 300 km de costa. Los daños calculados en la ganadería, la agricultura y la pesca ascendieron a 1 mil 669 millones 876 mil pesos, afectando sobre todo la producción de maíz, hortalizas, cítricos y frutales, frutales perennes, invernaderos y henequén en 532 millones 876 mil pesos. La producción avícola, porcícola, ganadera y la apícola registró daños en 1 mil 130 millones de pesos

 

 

CUADRO 3
Daños en el sector agropecuario y pesca del estado
de Yucatán por efectos del huracán “Isidoro”

Sub-sector
Áreas afectadas
Principales daños
Agrícola 121,846 hectáreas 63% del total que se tenía establecido. principales cultivos afectados: maíz, hortalizas, cítricos, papaya, henequén, sábila y pitahaya
Pecuario 38,600 hectáreas Áreas de pastoreo, en 700 ranchos de los 10,207 que se tenía en el Estado
Pesca 300 kilómetros De costas que representan el 80% de las costas del Estado



Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca (SDRP), 2003



Subsector agrícola

Las áreas agrícolas más afectadas fueron las ubicadas en los Distritos de Desarrollo Rural (DDRs) de Mérida, Ticul y Tizimín, y en menor medida las del DDR de Valladolid, localizado al Oriente del Estado. En este rubro, las pérdidas se cuantificaron en 164,149 hectáreas de cultivos de maíz, hortalizas (chile habanero, sandía, calabacita, pepino y tomate); cítricos (naranja, limón, mandarina y toronja); papaya, henequén, sábila y pitahaya.

    El cultivo de maíz fue el que registró los mayores daños afectando 94,530 hectáreas que representaban el 89% de la superficie que se tenía sembrada. En este caso el viento acamó el cultivo y quebró las matas, además, las intensas lluvias ocasionaron inundaciones, que en algunas zonas hicieron prácticamente imposible alguna recuperación. 3

     La producción de hortalizas se vio severamente afectada, los fuertes vientos destruyeron sistemas de riego y dañaron 1,883 hectáreas de cultivos de chile habanero, sandía, calabacita, pepino y jitomate, entre otros. Adicionalmente, la lluvia provocó inundaciones y saturación del suelo que ahogaron a los pocos cultivos que quedaron en pie. En este rubro también quedaron muy deteriorados 58 invernaderos y sus instalaciones.

    Los cítricos (naranja, mandarina y toronja) registraron daños en 24,000 hectáreas. En los huertos los vientos del huracán agitaron fuertemente los árboles, ocasionando la caída de sus frutos y daños por golpeteo de los frutos con las ramas que causaron su fractura y la entrada de agua al mismo, con lo cual se inició el proceso de pudrición del fruto.

    En las huertas de papaya se estimaron 864 hectáreas afectadas. Los daños se debieron a la caída de matas y frutos como resultado de los fuertes vientos. Al igual que en los cítricos, los frutos que lograron permanecer en las matas se dañaron debido a que al golpearse se fracturaron, les entró agua y se inició su descomposición.

     Los planteles de henequén afectados se cuantifican en 18, 493 hectáreas, los daños se debieron al arrancamiento de la planta por efecto del viento; al exceso de agua por inundaciones y estancamiento, o por la agitación de las plantas, provocando que las hojas se dañaran entre sí y la entrada de agua en ellas las manchó dejándolas inservibles. En este cultivo se afectaron también 42 hectáreas de semilleros de henequén que dotaban de material vegetativo a 1,200 hectáreas.

     Con relación a las huertas de pitahaya, las mayores afectaciones se produjeron por efecto de los vientos que quebraron las plantas, así como por las intensas lluvias que inundaron estas plantaciones, provocando exceso de humedad en el cultivo. Los daños se cuantificaron en 239 hectáreas. En el caso de las plantaciones de sábila, por la poca altura de esta planta el viento no causó severos daños, las mayores afectaciones se registraron por excesos de humedad e inundaciones. Los daños se cuantifican en 284 hectáreas.

 

 

CUADRO 4
Daños en el subsector agrícola del estado de Yucatán
causados por el huracán “Isidoro”

Cultivo
Distrito Mérida
Distrito Ticul
Distrito Tizimín
Distrito Valladolid
SUMA
Maíz
27,608
44,258
13,110
9,554
94,530
Hortalizas
680
595
30
170
1,475
Cítricos
2,209
1,068
23
14
3,314
Papaya
581
90
88
2
761
Henequén
18,493
0
0
0
18,493
Sábila
78
206
0
0
284
Pitahaya
233
6
0
0
239
Otros
600
1,132
80
936
2,748
SUMA
50,481
47,356
13,331
10,677
121,846

 

Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca (SDRP), 2003



Subsector pecuario

En este rubro los mayores daños ocurrieron en la infraestructura pecuaria y áreas de pastoreo, las cuales se cuantificaron en 38,600 hectáreas de 700 ranchos, que representan el 6% de las explotaciones ganaderas de la entidad. Los daños ocasionados fueron en 9,780 cabezas de ganado mayor; 47,881 de ganado menor (ovinos, caprinos y cerdos), 8,296,873 aves, y 206,745 colmenas.

     Es importante señalar que la actividad pecuaria en el estado presenta una estructura dual de producción: 1) la de tipo doméstico, con razas muy adaptadas pero poco productivas, explotadas básicamente para el autoconsumo o como un complemento al ingreso familiar, y 2) la que se orienta a la explotación comercial. En este contexto, la relación de daños en la ganadería bovina, ovino-caprina, avícola y porcícola, se presenta en las dos vertientes señaladas. En tanto que lo correspondiente a la apicultura se presenta en un rubro por separado.



1) Actividad pecuaria de productores de bajos ingresos

El daño en la actividad pecuaria, de los productores de bajos ingresos, se evaluó en afectaciones a 9,780 cabezas de ganado mayor, 22,881 cabezas de ganado menor y 96,873 aves. Los efectos del huracán se debieron principalmente al impacto de los fuertes vientos en la infraestructura pecuaria, que dañó 486 kilómetros de cercos; 497 veletas y 693 kilómetros de albarradas, entre otros. Adicionalmente, las intensas lluvias provocaron inundaciones en las áreas de pastoreo. El agua estancada impidió, por una parte, la utilización de la vegetación nativa afectando el suministro de alimento para el ganado y, por otra, expuso al ganado a parasitosis y enfermedades pulmonares y de gabarro.



Actividad pecuaria comercial

Los daños en la producción bovina y ovino-caprina comercial se estimaron en 38,600 hectáreas de 700 ranchos, que representan el 6% de las explotaciones ganaderas comerciales de la entidad. Por la cantidad de empleos que genera 4, y por el volumen y valor de su producción anual5, la avicultura a nivel comercial es una de las actividades primarias más importantes del estado de Yucatán. La infraestructura avícola comercial está integrada por 226 granjas, 11 incubadoras y 5 rastros, localizados en 33 municipios de la región centro oriente del estado. Los principales daños se registraron tanto en la infraestructura (pérdida de un 70% de la capacidad instalada), como en la muerte de aproximadamente 8.2 millones de aves. En la producción porcícola6 los daños se estimaron en el 50% de la infraestructura (techos y estructuras), así como en la pérdida de 25 mil piezas.



Actividad apícola

Los daños a la apicultura, actividad practicada por 3,500 productores yucatecos, se vio seriamente afectada. Antes del huracán los productores disponían de 206,745 colonias cuya población oscilaba entre 35 mil y 60 mil abejas por colonia. El paso del huracán afectó al total del inventario apícola, ocasionando la pérdida total de 52,149 colmenas (cajas y abejas) y que, al destruir la vegetación, afectó la fuente de alimentación de las 154,596 colmenas restantes. El efecto drástico de los vientos en los apiarios ocasionó la caída de colmenas o de árboles sobre ellas, destruyendo el equipo apícola (cajas), y el material biológico. Las abejas, al quedar expuestas al medio ambiente, migraron o murieron por ahogamiento. Otro tipo de daño fue ocasionado por la inundación de los apiarios. Además, los fuertes vientos y lluvias ocasionaron daños en la vegetación afectando la secreción de néctar para la alimentación de las colonias sobrevivientes. Situación que afectará la producción de miel y, por tanto, los ingresos de los apicultores yucatecos en el 2003. Para el caso de los productores de escasos recursos, los datos son los indicados a continuación.

 

CUADRO 5
Daños en el subsector pecuario del estado de
Yucatán causados por el huracán “Isidoro”

Especie/
Producto
Distrito Mérida Distrito
Ticul
Distrito
Tizimín
Distrito
Valladolid
SUMA
Ganado Mayor 5,735 1,129 2,847 69 9,780
Ganado Menor 18,396 3,795 437 253 22,881
Aves 83,124 10,539 87 3,123 96,873
Miel (colmenas) 26,727 15,929 5,551 3,942 52,149
SUMA 133,982 31,392 8,922 7,387 181,683

Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca (SDRP), 2003



Subsector pesca

En este subsector (donde suelen emplearse campesinos procedentes de la ex zona henequenera) se registraron daños en 1,102 lanchas y botes ribereños; 59 embarcaciones mayores; 651 motores fuera de borda; 324 motores estacionarios; 20 centros de recepción y almacenamiento; 300 lotes de artes y equipos de pesca; 4 muelles de madera y 500 equipos de navegación y radiocomunicación; de 3,778 pescadores de 15 puertos y localidades, pertenecientes a 11 municipios.



Daños a la vivienda, sistemas eléctricos y de agua

Aunado a la devastación de los principales sectores de la economía yucateca se registraron considerables daños a los espacios comunitarios, nos referimos a la destrucción total o parcial de al menos 8,838 viviendas (especialmente las de palma y bajareque y láminas), pues dadas sus características acabaron por sucumbir ante las intensas ráfagas de viento, además de los graves daños a los sistemas eléctricos y de distribución de agua entubada, caminos de acceso y escuelas. El efecto de los daños causados por el meteoro en la infraestructura educativa se reflejó a 2,631 planteles de los cuales el 26.15% resultó severamente afectado y el 73.85% con daños intermedios y menores. (Véase cuadro)



Consecuencias en la salud

La entidad permaneció en alerta sanitaria las semanas que prosiguieron al paso del huracán. Las autoridades locales y federales y de la Armada de México advirtieron que el principal riesgo lo constituían los brotes epidémicos de dengue y otras enfermedades (diarreicas, respiratorias, dermatitis y conjuntivitis) por los cambios climáticos, agua y basura acumulada. Asimismo, en los municipios afectados se cuantificaron unos 8 millones de cuerpos de aves y cerdos muertos por el huracán que pusieron en riesgo la salud de la población. Los comités operativos de vigilancia sanitaria (integrados por el Sector Salud, la Comisión Nacional del Agua, de Marina y Educación Pública) se encontraban en las zonas de desastre para evitar epidemias y para atender cualquier brote de enfermedad.
Los más afectados fueron la población infantil y los ancianos. Al 16 de octubre de 2002 se habían practicado 106 mil 227 consultas médicas para atender, sobre todo, padecimientos respiratorios (29.8 por ciento de las consultas), enfermedades diarreicas (4.9 por ciento) y dermatitis (3.5 por ciento); padecimientos que, por su adecuada atención, se mantuvieron siempre bajo control, sin generar epidemias. La infraestructura para la atención de la salud (clínicas y equipo médico) tuvo daños calculados en 37 millones 760 mil 737 pesos.



La ayuda prestada

La ayuda humanitaria local, nacional e internacional, así como la ayuda de las asociaciones civiles y gubernamentales -dentro de las que destaca la actuación del Ejército y la Armada de México- dieron solución provisioria al problema; sin embargo, a seis meses de ocurrida la tragedia, aún quedaba y aún queda mucho por hacer.
El huracán vino a agravar la situación estructural de pobreza y exclusión que desde hace varios siglos padece la población maya en Yucatán. El desconocimiento que la sociedad yucateca en general tiene de las condiciones y formas de vida y de la situación socioeconómica y cultural de los mayas yucatecos, llevó a actitudes autocomplacientes de quienes, sin duda, con altruismo y desinterés contribuyeron por diversas vías a ayudar a mitigar los efectos más inmediatos del huracán sobre las familias indígenas, aunque dicha intervención no cambió radicalmente el futuro de los afectados.



Comentarios finales y recomendaciones

Por su ubicación, la península yucateca está a la mira de los huracanes o ciclones (fenómenos naturales cada vez más violentos y con más poder destructivo) que por sus cálidas temperaturas se forman en el Océano Atlántico y Mar Caribe y recorren casi en línea directa dichos mares en busca de sepultura, casi siempre en el Golfo de México. Al respecto hay bastante qué hacer. Las labores de rescate y respuesta humanitaria, evaluación de daños, reconstrucción y rehabilitación son parte de la solución, pero también se requiere prevenir para reducir la ocurrencia de futuros desastres. Así como impulsar la investigación con el fin de dar respuestas concretas a la problemática que generan las repercusiones de un huracán.

    Los sectores agropecuario y pesquero son particularmente vulnerables a estos fenómenos naturales por su extrema dependencia de las variables climáticas. Es por ello que el monto de las pérdidas lesiona gravemente a los individuos y a las familias que trabajan en este sector. El desastre socioeconómico dejado por “Isidoro” en una gran cantidad de sectores y ramas productivas superó todas las expectativas institucionales y las disposiciones presupuestarias y poco se conoce aún del impacto ecológico en el litoral y en los bosques de la entidad. Las familias campesinas y jornaleros mayas fueron los más afectados con mucho, perdieron casi todos sus escasos medios de trabajo (único patrimonio) y de vida: milpa, parcela, animales, colmenas, casa.

     Desde una óptica objetiva, podría afirmarse que las bases materiales de la cultura indígena fueron estremecidas. La economía comunitaria y microregional, sustentada en la actividad milpera 7, la producción de traspatio, la apicultura, la horticultura, la citricultura, etc., fueron prácticamente devastadas. Algunas repercusiones del huracán sólo se hicieron visibles unos meses después. Por ejemplo, muchas familias perdieron toda su cosecha y no contaron con semillas (de algunas variedades de maíz) para el siguiente ciclo agrícola.

     A la crisis ya crónica del agro yucateco, en especial de los procesos agrícolas y campesinos, que son los mayoritarios y que ocupan de manera sub empleada a la casi totalidad de la población rural, se sumó el desastre natural, un huracán. Esta situación desanimó a los productores del campo y el éxodo migratorio se acrecentó en los meses subsecuentes ocasionando una mayor degradación del tejido social yucateco y el incremento de los problemas sociales.



Recomendaciones:

Las autoridades, Gobierno Estatal y Federal, deberían aprovechar de manera más coherente las “enseñanzas” de Isidoro y no sólo en relación a cómo prepararse mejor para hacer frente a algún meteoro, sino para re-programar estrategias públicas en materia económica, política y cultural hacia las comunidades indígenas.

     Por otra parte, el huracán mostró el impacto sobre el nivel de vida de numerosas familias que habitan en las cercanías de granjas avícolas y porcícolas, donde la contaminación que se genera de dichas instalaciones. Incluso, en ausencia de algún meteoro que agrave la contaminación por el mal olor que despiden. El gobierno deberá proteger a los habitantes de las comunidades rurales de las consecuencias negativas de estas instalaciones avícolas y porcícolas. Probablemente habría que revisar en este sentido la legislación sanitaria o la que para el caso proceda.

     La casa maya resistió con más fortuna los fuertes vientos del huracán que otro tipo de vivienda popular (de láminas de zinc y de cartón). Aunque en nuestro medio, vivir en casa de paja significa un estigma, incluso a veces una descalificación social del propietario, es un hecho que estas casas resultan más ecológicas.

     Urgen estudios serios, y a profundidad, y no respuestas al vapor sobre las virtudes y limitaciones que las casas mayas tienen para la vida cotidiana y la salud de sus habitantes; lo anterior con miras a su mejoramiento y rediseño. Además, hace falta también un programa de rescate cultural e ideológico de las casas mayas, la que culturalmente hablando, es menos “pobre” que una casa de bloques y láminas de cartón.

     El Gobierno del Estado tendrá que tomar en serio a las comunidades y sus autoridades. Si realmente se quiere superar el llamado, multicitado y nunca definido paternalismo, las autoridades del estado tienen que aprender que los mayas son estructuralmente pobres y excluidos, no flojos, tontos ni corruptos. Debe dárseles la oportunidad para tomar decisiones y aprender de los errores y aciertos, crear y redefinir sus propias formas de ejercicio del poder y de la democracia. Al gobierno, y al aparato de estado, corresponde vigilar que los derechos humanos, las garantías individuales y, en general, las leyes no sean violadas. Lo demás debe ser asunto de las propias comunidades y de sus autoridades.


Profesor investigador de la Unidad de Ciencias Sociales-Universidad Autónoma de Yucatán.

Profesora investigadora del Centro Instituto Nacional de Antropología e Historia-Yucatán Regresar





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