Cuando se logra la cosecha es importante que el campesino ofrezca los primeros elotes a Dios, a Jesús y a sus ayudantes; a los santos, a los dioses de la lluvia, a los Chaakes, y a los protectores de las parcelas, a los Balames, y a los Dueños de los Montes y los dueños de las venas de agua. Todos estos seres sobrenaturales son invitados a la milpa a saborear los deliciosos elotes preparados en un horno de tierra y el atole del maíz nuevo.