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La lengua maya en el contexto socioligüístico de la Peninsula de Yucatán

El objetivo de este trabajo es mostrar el estado actual que guarda el maya yucateco, o lengua maya, con relación al español y a las otras lenguas indígenas presentes en la Península de Yucatán y, con ello aportar elementos a considerar para la definición de programas de política lingüística y cultural y  proyectos de desarrollo socioeconómico de la etnia maya. Los modelos de desarrollo que han prevalecido tienden a homogeneizar la cultura y patrones de conducta y que, más que promover el desarrollo, han dado origen a una relación social, económica y política de exclusión. La grave marginación en la que viven los maya yucatecos, en todos los ámbitos, así lo confirma.

        Dada la presencia creciente de inmigrantes indígenas de otros estados en las últimas décadas en el trabajo hacemos la diferencia entre Hablantes de Lenguas Indígenas (HLI) y Hablantes de Lengua Maya (HLM), en vez de referirnos a la maya como única lengua indígena hablada en la península, como generalmente se ha catalogado. Los datos estadísticos analizados fueron obtenidos de los Censos Generales de Población y Vivienda, de 1990 y 2000, así como del Conteo de Población realizado en 1995 por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), así como de otras fuentes secundarias.

1. EL MAYA YUCATECO EN EL ÁMBITO LINGÜÍSTICO NACIONAL

México ocupa hoy el octavo lugar en el mundo entre los países con mayor cantidad de pueblos indígenas y se caracteriza por hablar más de 60 lenguas diferentes del español. Según el Instituto Nacional Indigenista (INI) y el Consejo Nacional de Población (Conapo), la población indígena mexicana asciende a más de 12 millones de personas, cifra que representa el 13% del total de la población del país. Sin embargo, el INEGI en el Censo de Población de 2000 sólo registró la existencia de 8’381,314 indígenas, resultado de la suma de 6’044,547 HLI mayores de 5 años, 1’233,455 menores de 4 años en hogares cuyo jefe de familia o cónyuge es HLI, y 1’103,312 personas que se reconocen como indígenas aunque declararon no hablar lenguas indígenas.

Cuadro 1
 LA POBLACIÓN INDÍGENA DE MÉXICO

 
1990
1995
2000

Población total en México

-Población Hablante de Lengua Indígena (HLI)
-Población de 0 a 4 años en hogares cuyo jefe de familia y/o cónyuge es HLI
-No es HLI pero se considera indígena

  Población indígena registrada por el INEGI

-Población en hogares cuyo jefe o cónyuge es HLI
-Población HLI en hogares cuyo jefe y/o cónyuge no     es HLI

  Población indígena estimada por INI y Conapo

81’249,645

  5’282,347

  1’129,625
 ________
 
 6’411,972

 8’373,700

   177,289

 8’550,989

91’158,290

  5’483,555

  1’232,036
 ________
  
 6’715,591

 8’984,152

   183,336

 9’167,488

97’483,412

  6’044,547

  1’233,455
  1’103,312

  8’381,314

________

________

12’707,000

Fuente: INEGI, IX Censo General de Población y Vivienda 1990, México, 1991; INEGI, Conteo de Población y Vivienda 1995, México, 1997; INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000, México, 2001; Conapo, La situación demográfica de México, México, 1997; Conapo, La población de México en el nuevo siglo, México, 2001.

        En cualquier caso, la población indígena mexicana se ha incrementado significativamente en los últimos 50 años. Los HLI de 5 años y más pasaron de 2.4 millones en 1950, a 6.4 millones en 1990, cifra que aumentó a 8.3 millones para el año 2000. Este último dato confirma una tendencia al incremento absoluto en las últimas siete décadas, aunque, al mismo tiempo, se observa un decremento en términos relativos, ya que en 1930 eran 16% del total de la población mexicana de 5 años y más, en tanto que el 2000 sólo fueron 7% (PNDPI, 2001-2006: 25)1 . En todas las lenguas indígenas de México se registran descensos significativos, peor aún, se habla de decenas de ellas en peligro de extinción. Sólo en la zona norte del país, según el INEGI (2001), existen hoy día 12 lenguas en situación de vulnerabilidad, dado que el intercambio lingüístico es muy limitado: entre ellos están el paipai (que sólo cuenta con 201 hablantes), el cucapá (con 178 hablantes), el kumiai (161), el pápago (141), el kikapú (138), el cochimí (113), y el kiliwa (con 52 hablantes).

        Aunque los registros muestran que la población indígena crece a tasas superiores a la media nacional existe también una mortalidad superior a la del resto de la población. A partir de la década de los ochenta el crecimiento de la población en las regiones indígenas ha disminuido, posiblemente a causa del descenso en la fecundidad y de un incremento en la migración (PNDPI, 2001-2006: 26). La migración tiene múltiples causas, tanto estructurales como coyunturales: crecimiento poblacional y presión demográfica sobre la tierra, deterioro ecológico, devastaciones por fenómenos meteorológicos, escasez de empleo y disminución del ingreso, inexistencia o insuficiencia de servicios básicos, entre otros factores. En el Estado de Yucatán, cifras del último censo (INEGI, 2001) muestran que un poco más del 5% de la población originaria decidió residir en un lugar distinto.

        Por otra parte, la población mexicana hablante de lengua indígena no presenta estructuras homogéneas en su distribución. En el año 2000, mientras que en Aguascalientes, Coahuila y Zacatecas los HLI representan el 0.15% de la población de 5 años y más; en los Estados de Yucatán, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo  la población HLI representa el 37.3%, el 37.1%, el 24.6% y el 22.9%, respectivamente. Y son 12 entidades las que concentran más de 5.4 millones de HLI, los 624,878 restantes se encuentran dispersos en el resto de los Estados (PNDPI, 2001-2006: 26). Cabe mencionar que en Oaxaca y Chiapas dichos porcentajes se distribuyen entre varios grupos étnicos (en la segunda entidad con una fuerte presencia de indígenas guatemaltecos), en tanto que en Yucatán y Quintana Roo esta mayoría corresponde a un único grupo étnico. 

        Si consideramos a la lengua2 como variable para cuantificar a la población indígena, Yucatán sería el estado mexicano que más indígenas tiene, con el 37.3%, respecto a la población mayor de 5 años, seguido de Oaxaca (37.1%), Chiapas ( 24.6%), Quintana Roo (22.9%), Hidalgo (19.3%) y Campeche (19%). (INEGI, 2001). Sin embargo, es el náhuatl, hablado en diversos estados del centro del país, la lengua indígena predominante con el 24.0% del total de hablantes; le sigue el maya yucateco con el 13.5; el mixteco con el 7.3% hablado en Oaxaca, Guerrero y Puebla;  el zapoteco con el 7.2% que se habla en Oaxaca, parte de Veracruz y el Estado de México; y el otomí (5.3)% que se habla en Hidalgo, Veracruz y Estado de México. Le siguen en orden decreciente el tzeltal con el 4.9% y el tzotzil 4.4% hablados en el Estado de Chiapas. Las demás lenguas indígenas muestran tasas inferiores al 4 por ciento.

 

2. DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN INDÍGENA EN LA PENÍNSULA YUCATECA

El maya yucateco o “maya”, como lo conocen sus hablantes, se habla en una extensa zona geográfica que comprende los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo3 y la frontera norte de Belice. La planicie del suelo peninsular ha permitido una fácil intercomunicación entre sus hablantes lo que la hace ser una lengua viva, homogénea  y con diferencias dialectales mínimas. (Güémez, 1994: 5).

        A pesar de la supuesta homogeneidad sociolingüística del maya yucateco, los mayahablantes hacen cierta distinción entre dos variedades4 actualmente habladas y que denominan: a)  el jach maya o maya puro, el maya antiguo, la maya legítimo o verdadero que, supuestamente, se habla en el oriente y en el sur de Yucatán; así como en la región de los Chenes, Campeche, y b) el xa’ak’an maya o maya mezclado, la variedad moderna y corrompida por el español que se debe tanto a la emigración como a la adquisición insuficiente del maya como lengua materna, hablado en el norte, centro y occidente de la entidad. Según los hablantes, en estas regiones sólo la gente “de edad” habla la variedad preservada (Pfeiler, 1996: 2-3). Esta regionalización coincide, en cierto modo, por la establecida por Bastarrachea y Canto, (2003: 9) quienes consideran que las variantes del maya yucateco peninsular no pueden ser reducidas a una pauta común. Distinguen, así, cinco áreas geográficas: 1) Área henequenera (Mérida y sus entornos); 2) Zona del Camino Real (el occidente de la Península); 3) Oriente del Estado de Yucatán (la ciudad de Valladolid y sus entornos); Zona sur del Estado de Yucatán y central del Estado de Quintana Roo y 5) Región de los Chenes en el Estado de Campeche5 .  Cabe destacar que estas variaciones dialectales en el maya yucateco no genera mayor conflicto entre sus hablantes, pues un maya del sur yucateco puede entenderse bien con uno del oriente, de los Chenes o del norte de Belice.

        Por su número de hablantes, el maya yucateco (con 800,291 hablantes) ocupa el segundo lugar entre las lenguas mayas6 , sólo superado por el quiché (con 1,000,000); en orden descendente le siguen el mam (686,000), el cakchiquel (405,000) y el kekchí (361,000) (Jiménez, 1997: 5).

        Para el año 2000 la población total HLI en los tres estados de la Península era de 816,889 (25.3% de la población mayor de 5 años): Yucatán 549,532 (37.3%); Campeche 93,765 (15.4%); y Quintana Roo 173,592 (22.9%). En tanto que en 1990 era de 525,264 (43.8%); 86,676 (15.4%); y 133,081 (29.2%), respectivamente. Es decir, que la población HLI, de acuerdo al Censo de 2000, ha disminuido en términos porcentuales en Yucatán (6.5) y Quintana Roo (6.3), y en Campeche se ha mantenido en un lapso de 10 años. Cabe señalar que Campeche es una de las diez entidades que más inmigrantes indígenas recibe. En el transcurso de 1995 recibió un total de 21,379, dentro de los que figuran refugiados indígenas de origen guatemalteco (mam, kanjobal, chol,  y chuj, entre otras) asentados en campamentos improvisados, hoy día constituidos en centros de población: Maya Tecún, Santo Domingo Kesté, Quetzal Edzná, Los Laureles, entre otros más.

Cuadro 2
Población Hablante de Lengua Indígena
en la Península de Yucatán, 2000

Entidad

2000

1990

Descenso %

Yucatán

   549,532 (37.3%)

525,264 (43.8%)

6.5%

Campeche

     93,765 (15.4%)

86,676 (15.4%)

0%

Quintana Roo

   173,592 (22.9%)

133,081 (29.2%)

6.3%

Fuente:, XI Censo General de Población y Vivienda, 1990; XII Censo General de Población y Vivienda, 2000. INEGI, 2001. Las estimaciones están hechas aquí para todas las lenguas indígenas y no sólo para los mayahablantes.

        En las tres entidades han ocurrido cambios socioculturales y lingüísticos importantes en las últimas décadas. En el occidente y el sur del estado de Campeche, por ejemplo, se registra un predominio del español, debido a la fuerte inmigración de personas del centro de México. Quintana Roo y Yucatán, por su parte, han sufrido una serie de cambios en los sistemas culturales producto de dos factores determinantes: una infraestructura ampliada de las comunidades rurales (servicios de transporte y comunicación) y una tasa alta de migración relacionada con el turismo y el crecimiento de las ciudades. En Quintana Roo encontramos tres regiones de diferente situación sociolingüística: el Caribe, donde predomina el uso del español y el inglés; el Centro, con la zona lingüística más conservadora donde se habla maya, y el Sur, con la capital Chetumal, ubicada en la frontera con Belice, donde se habla principalmente español (Pfeiler, 1999:12).

        En síntesis, puede decirse que la región indígena de la península yucateca se concentra en la zona sur y oriente del estado de Yucatán, en la franja territorial norte de Campeche (región de Los Chenes), y en la zona central de Quintana Roo (que comprende los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José Ma. Morelos). Según Castillo, esta delimitación territorial tuvo lugar en el siglo pasado cuando, concluida la  denominada Guerra de Castas, los indígenas fueron obligados a replegarse hacia la parte central o continental de la Península, mientras los mestizos se asentaron en la parte norte y el litoral caribeño; aunque en la actualidad esa distribución social se ha modificado por la expansión del campo de acción de la población maya, aún conserva esa forma de residencia (1998: 306).

        En las décadas recientes, la población maya de la península yucateca ha crecido significativamente, como lo demuestra el número de HLM en los registros de población. En 1970 se estimaba  454,675 HLM en la Península, en tanto que en 1980 el dato se consignó en 665,377 personas. Hacia 1990 el número aumentó a 713,520 y en 1995 el cálculo fue de 776,824 hablantes de lengua maya que en el 2000 se incrementó a 800,291. Sin embargo hay que señalar que este aumento de la población en términos absolutos contrasta con el índice de crecimiento, que ha sufrido un descenso en los últimos años pues en el quinquenio entre 1990 y 1995 se ubica en una tasa anual de 1.77% (ver cuadro 3).

Cuadro 3
Crecimiento de la población maya
en la Península de Yucatán*
Años
No. de habitantes

                    1970

                 454,675 

                    1980

                 665,377

                    1990

                 713,520

                    1995

                 776,824

                    2000

                 800,291

Fuente: INEGI, Censos Generales de Población y Vivienda    

A pesar de los ocultamientos por parte de la población y de los subregistros en los levantamientos de los Censos de Población y Vivienda, no existe un solo municipio  en los tres estados de la Península donde no se hable lengua indígena. Aunque la lengua indígena predominante es la maya existe un importante presencia de hablantes de otras lenguas indígenas originarias de México u otros países como Guatemala, Belice y Honduras que en conjunto ascienden a 30,440, un 3.7% del total de HLI. El estado que aparece como el receptor de más hablantes de otras lenguas indígenas, diferentes al maya, es Campeche (véase cuadro 4).

Cuadro 4
Población Hablante de Lengua Maya (HLM) y Hablante de Otras Lenguas Indígenas (OLI) en la Península de Yucatán
Estado

HLI

HLM

%

OLI

%

Yucatán

549 532

547098

99.5

2 434

0.4

Campeche

93 765

75 874

80.9

17 891

19.1

Quintana Roo

173 592

163 477

94.1

10 115

5.8

TOTAL

816 889

786 449

92.2

30 440

3.7

Fuente: XII Censo General de Población  y Vivienda, 2000. INEGI.

 

3. EL ESTADO DE YUCATÁN Y LA POBLACIÓN MAYAHABLANTE

De acuerdo a los datos del XII Censo General de Población  y Vivienda de 2000, realizado por el INEGI, 549,532 personas declararon ser HLI en Yucatán que, en su conjunto, representan el 37.3% de la población mayor de 5 años. La diferencia intercensal fue del 4.1% con respecto al Conteo de Población de 1995 cuya tasa fue del 39.7%. En otras palabras, el descenso porcentual de HLI en el lapso 1990-2000 fue de 6.5%. A pesar de este descenso, estos datos nos revelan la importancia que la lengua maya tiene como medio de comunicación y como elemento de la identidad étnica entre sus habitantes como se muestra en el cuadro 5.

        En Yucatán existen pequeños grupos de indígenas que han migrado recientemente y que en conjunto suman 2,434, es decir el 0.16% de la población de 5 años y más edad. Después del maya, la segunda lengua indígena más hablada es el chol con un 0.032%, le siguen el zapoteco, el mixe, el náhuatl y el tzeltal con el 0.021%, 0.019%, 0.018% y el 0.015%, respectivamente. Bajo el rubro de otras lenguas indígenas quedarían 523 hablantes, (0.036%) que se encuentran concentrados en las ciudades como Mérida y poblaciones mayores. Un hecho que llama la atención en el Censo del 2000 es la presencia de 142  hablantes de mayo (hablado en el norte del país) en la entidad, es posible que esto obedezca a un error de captación de la información al momento del censo, es decir, que en vez de tachar la categoría “maya”, el encuestador haya tachado “mayo”.

Cuadro 5
Población de 5 años y más por sexo según condición 

de habla indígena y habla española, Yucatán, 2000
                             

NO HABLA LENGUA                                           HABLA LENGUA INDÍGENA INDÍGENA 

 POBLACIÓN 5 AÑOS
Y MAS

TOTAL
HABLANTES

HABLA ESPAÑOL

 NO HABLA ESPAÑOL

918,911
62.3%

1'472,683

549,532
 37.3%

497,722
 33.7%

 48,066
  3.3%

HOMBRES

 
277,317
18.8%

256,376
17.4%

19,454
1.3%

444,141
30.1% 

723,658

MUJERES

272,215
18.5% 

241,346
16.4%

28,612
1.9% 

474,770
 32.2% 

749,025

Fuente: XII Censo General de Población y Vivienda, 2000. INEGI, 2001.

        Asimismo, el porcentaje de la población yucateca que habla lengua maya es mayor en los hombres con un total de 259,369 (21.8%) de la población mayor de 5 años. Mientras que las mujeres  suman un total de 253,149 (21.3%). Esta diferencia se hace más notoria al dibujar la pirámide de edades y sexo ya que la cantidad de mayahablantes en todos los grupos de edad es similar a excepción de la cúspide que agrupa a la población mayor de 50 años. Este dato representa un deterioro en el uso de la lengua especialmente entre la población joven de las familias en las que los padres son hablantes de la lengua maya. Aun cuando la lengua maya está muy lejos de la extinción, su paulatino deterioro significa una importante pérdida cultural para la entidad y un debilitamiento del grupo maya.

        En comparación con otras lenguas indígenas del país (tzeltal, tzotzil, lacandón, purépecha y chol, entre otras, la maya es utilizada por diversos estratos sociales de la población yucateca dependiendo de las condiciones socioeconómicas de cada zona. Así por ejemplo dentro de la población mayahablante existen “mestizos” ricos, incluso algunos ts’ules o blancos ricos (comerciantes, dueños de fincas y ranchos). Por otro lado, se ubican aquellos “mestizos” que se identifican como descendientes de la desaparecida aristocracia maya; después se encuentra el gran conglomerado de “mestizos” que en las ciudades se emplean como obreros, artesanos, comerciantes o empleados públicos; en los pueblos y en las aldeas pueden ser ejidatarios, peones, pequeños propietarios, profesores, médicos, etc. Los “mayeros” o masehuales son campesinos predominantemente monolingües que habitan en las áreas maiceras del Sur y del Oriente, alejadas de los centros urbanos. (Bastarrachea, 2000:2).

        En algunas localidades de la entidad como Cantamayec (en zona maicera); Chacsinkin y Tahdziu (en el sur), y Chemax y Xocen (en el oriente), el empleo de la maya supone una cualidad para algunos sectores de la clase dirigente. El maya yucateco funciona prácticamente como lengua oficial; dentro de dichas poblaciones no existe desprecio o estigma hacia esta lengua. Todas las autoridades la usan primordialmente, sea dentro del ambiente familiar, como en reuniones oficiales (Pfeiler, 1988). No obstante, en la gran mayoría de los municipios yucatecos las esferas de uso de la maya se restringen cada vez más a la familia, para hablar con los amigos y para las labores agrícolas, ceremoniales y artesanales.

 

4. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LA POBLACIÓN MAYAHABLANTE

La población HLM no está distribuida de manera uniforme en los municipios, localidades y ciudades de la entidad y esto obedece a los diferentes procesos sociohistóricos seguidos en cada región y a las actividades productivas que desde el siglo XIX se han venido desarrollando en cada una de éstas. Los municipios con mayor proporción de HLM se localizan en el oriente y sur del estado; y es precisamente en estas regiones donde la pobreza y exclusión son más patentes. Paradójicamente, en estas poblaciones la cultura indígena ha resistido con mayor coherencia e integración, en parte por la permanencia de una agricultura milpera. Los HLM en estas zonas supera el 70% de la población mayor de 5 años.

        La situación anterior no se expresa en los municipios de la ex zona henequenera, donde a partir del siglo XIX, se empezó a conformar un tipo de identidad y cultura maya signada por la dependencia ideológica, el estigma, la negación y la subordinación que contribuyó al paulatino abandono de la lengua maya. La gran parte de los municipios que componen la franja costero-henequenera presentan tasas inferiores al 40% de población mayahablante.

        En el nororiente del estado la cultura y la identidad mayas persisten a pesar de la expropiación continua de los territorios indígenas como consecuencia de la actividad ganadera. Tal persistencia se explica quizá por la conservación e incluso el reforzamiento de formas organizativas rituales y ceremoniales que se nutren de los ingresos generados por migrantes de las comunidades que se trasladan más allá de la frontera norte. (Bracamonte, Güémez, Quintal, Barrera, 2002: 17). 

Municipios yucatecos (43) con mayoría indígena,
 con más del 70% de HLM

Abalá, Akil, Cantamayec*, Chacsinkín*, Chankom*, Chapab, Chemax*, Chichimilá*, Chikindzonot*, Chumayel*, Cuncunul*, Cuzamá, Dzan, Dzoncauich, Espita, Halachó, Homún, Kaua*, Mama, Maní*, Mayapán*, Opichén, Oxkutzcab, Peto, Sacalum, Sanahcat, Santa Elena, Sudzal, Tahdzíu*, Tahmek, Teabo, Tekax, Tekom*, Temozón, Tepakán, Teya, Timucuy*, Tinum, Tixcacalcupul*, Tixméhuac*, Uayma, Xocchel y Yaxcabá.

*Municipios (17) con más del 90% de HLM. Hocabá y Sotuta, aunque no figuran en esta relación casi alcanzan el 70%, el primero con 69.10 y el segundo con 69.02%.

Municipios (46) con población
entre el 30 y el 70% de HLM

Acanceh*, Baca*, Bokobá, Buctzotz*, Cacalchén*, Calotmul, Cansahcab*, Cenotillo, Chocholá*, Dzemul*, Dzitás, Hocabá, Hoctún, Huhí, Hunucmá*, Izamal, Kanasín*, Kantunil, Kinchil, Kopomá, Maxcanú, Motul*, Muna, Muxupip, Panabá*, Quintana Roo, Samahil, Seyé*, Sinanché*, Sotuta, Sucilá, Suma, Tecoh, Tekal de Venegas, Tekantó, Tekit, Temax*, Tetiz, Ticul, Tixpéhual*, Tizimín, Tunkás, Tzucacab, Ucú*, Valladolid y Yobaín*.

*Municipios (17) con menos del 45% de HLM, de éstos, todos, excepto el municipio de Panabá, pertenecen a la ex zona henequenera.

    Municipios (17) en los que los mayahablantes son
minoría, menos del 30% de HLM

Celestún*, Chicxulub Pueblo*, Conkal, Dzidzantún, Dzilám de Bravo*, Dzilám González, Ixil, Mérida*, Mocochá, Progreso*, Río Lagartos*, San Felipe*, Telchac Pueblo, Telchac Puerto, Tixkokob, Umán y Yaxkukul.

*Municipios con menos del 16% de HLM.
        
En un trabajo anterior (Güémez, 1994) clasificamos a la población mayahablante, de acuerdo a sus tasas, en: mayores (arriba del 70%); medianas (del 45% al 70%) y mínimas (con tasas menores al 15%) dado que, hasta antes de los noventa, así se clasificaba oficialmente a la población HLI para la aplicación de los programas de educación bilingüe y bicultural. Sin embargo, de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo de los Pueblos Indígenas (PNDPI) 2001-2006, son considerados indígenas a aquellos municipios y localidades que concentren 30% y más de Población Indígena Estimada (PIE)7 . Partiendo de esta calificación, en Yucatán se incluirían a 89 municipios que presentan tasas superiores al 30% y serían excluidos 17 municipios costero-henequeneros, en los que se incluye a Mérida (véase cuadro anterior).

        En el municipio de Mérida por ejemplo, que concentra el 40.2% de la población estatal, un 14.3% de la población mayor de 5 años es mayahablante; sin embargo, una gran proporción no utiliza esta lengua o la emplea sólo en determinados contextos familiares y laborales. Se trata de población inmigrante del interior del estado asentada en la capital (obreros, albañiles, empleadas domésticas y vendedores ambulantes, entre otros) quienes al enfrentarse a una sociedad urbana se ven obligados a aprender o mejorar el español para emplearlo en sus relaciones con el resto de la sociedad.

        Entre 1990 y 1995, Mérida tuvo un incremento de 3,417 HLM que se puede atribuir a la migración del campesino henequenero hacia los centros urbanos y turísticos a raíz de la liquidación henequenera en 1992. No obstante, entre los años de 1995 y 2000 hay una tendencia a la baja, quizá por el establecimiento de maquiladoras en la ex zona henequenera que frenó un poco el flujo migratorio. Algunas dificultades que enfrentan estos inmigrantes mayas en Mérida son desempleo, falta de servicios y precariedad de la vivienda en más de 50 barrios marginados, sumados a problemas de identidad cultural y adaptación social.

        Por otra parte se encuentran los HLM de las zona rural de municipio de Mérida que habitan en poblaciones periféricas y comisarías como Caucel, Cholul, Molas, Dzununcan, San José Tzal, Xmatkuil y más de 40 ex-haciendas henequeneras quienes, a diferencia de los mayas “urbanos” radicados en la capital, conservan un fuerte componente rural y usan de manera sistemática la lengua maya, a pesar del crecimiento de la mancha urbana.

 

5. CONDICIÓN DE BILINGÜISMO Y MONOLINGÜISMO

La mayor parte de la población indígena de la Península y del Estado de Yucatán es bilingüe como se puede apreciar en las tablas que refieren datos de 1990, 1995 y 2000. En el 2000, 495,360 (es decir el 33.6%) declararon ser bilingües (maya y español), aunque todavía es considerable la cantidad de maya monolingües: 48,020 (3.3%). Los bilingües y monolingües representan el 37.1% de la población HLM mayor de 5 años.

        La existencia de un creciente bilingüismo en la población indígena peninsular es un fenómeno complejo que puede ser explicado por dos situaciones que se contraponen: La primera de estas situaciones impulsa la castellanización y tiene que ver con la inserción de la población maya al proceso educativo formal a la que se agregaría los procesos migratorios8 . La otra situación, por el contrario, refuerza la continuidad del uso de la lengua maya y tiene que ver con muchos y complejos conocimientos agrícolas, religiosos, ecológicos y de cosmovisión que se emplean y que tienen su cabal expresión en la lengua maya. Por ejemplo, muchos campesinos mayas del Sur, que radican en la zona turística de Quintana Roo, al retornar sus lugares de origen siguen participando de la vida comunal: se reúnen y hablan en lengua maya y participan en las ceremonias y rituales comunitarios. Es decir, no solamente conservan y viven de su esencia maya, sino que parte de ese conocimiento lo aplican en la reproducción de su cultura y en el reforzamiento de su identidad.

        En términos de bilingüismo relativo son estadísticamente mayores (arriba del 70%) los municipios de Akil, Cantamayec, Cuncunul, Cuzamá, Chacsinkin, Chankom, Chapab, Chumayel, Dzan, Kaua, Mama, Maní, Opichén, Sacalum, Santa Elena, Tahmek, Teabo, Tekom, Temozón, Tepakán, Timucuy, Tixcacalcupul, Tixméhuac, Uayma y Yaxcabá. Las tasas menores corresponden a la capital y los municipios costeros: Celestún, Chicxulub Pueblo, Dzidzantún, Dzilam de Bravo, Mérida, Progreso y San Felipe, con tasas inferiores al 15%.

        Es importante señalar que entre los mayas yucatecos existen diversos niveles de bilingüismo que oscilan desde un conocimiento más bien rudimentario del español hasta la casi completa pérdida del habla en maya. Para la mayoría, empero, el aprendizaje del español es tardío e incompleto, pues comienza a partir de los cuatro o cinco años de edad y se realiza con grandes deficiencias estructurales. De hecho una gran proporción de HLM que declara hablar español en los Censos Generales de Población y Vivienda tiene un manejo limitado del mismo .

        En Yucatán, el monolingüismo todavía es importante y es expresión tanto de la riqueza de la lengua y la cultura maya para dar comprensión al contexto y a la sociedad como de la carencia de recursos y de decisión para llevar educación formal a las localidades pequeñas. La población maya monolingüe en el 2000 era de 48,020, es decir el 3.26% de la población mayor de 5 años, dato que contrasta con el promedio nacional que era de 16.6%. En 1990 la tasa en Yucatán fue de 3.43%, es decir 1.7% más y se presenta con más alto porcentaje en las mujeres en todos los grupos de edad. La población total de mujeres que no habla español es de 28,587, es decir el 59.5% del total de monolingües9 . En los varones el total es de 19,433, es decir, el 40.5% de los monolingües. Es en el grupo de 5 a 9 años donde se observa la menor diferencia de porcentaje entre varones y mujeres monolingües, la cual va creciendo conforme aumenta la edad. En otras palabras, el fenómeno se da a la inversa, mientras decrece la población adulta maya monolingüe, crece el monolingüismo español en la población joven de las familias en las que los padres son HLM. Del mismo modo, el porcentaje de analfabetismo es relativamente más alto en la mujer que en el varón. En la entidad, del total de personas que hablan maya, el 73.4% sabe leer y escribir. Hacia 1930 se estimaba que cerca del 50% de la población yucateca era analfabeta, en el 2000 la cifra se ha reducido al 20%.

        Debe destacarse que en Yucatán un total de 918,911 personas no hablan lengua indígena, es decir, sólo hablan español y representan el 62.4% de la población mayor de cinco años, 6.7% más con respecto al censo de 1990 cuya tasa era de 55.7%. Es decir que mientras la población hablante de maya disminuyó un 6.5% en el lapso 1990-2000 la población hablante de español aumentó un 6.7%. Aunque los Censos de Población no lo señalan, es posible que dentro de dicha población existan hablantes de otras lenguas extranjeras, en especial el inglés, que ha cobrado auge en las últimas décadas debido a la actividad comercial y turística en la región.

Cuadro 7
Estructura de la población monolingüe

por sexo y grupo de edad, 2000

Grupo de edad

Hombres

Mujeres

50 y más

5.6%

7.7%

45-49

3.2%

5.4%

40-44

2.2%

4.5%

35-39

1.6%

3.8%

30-34

1.2%

2.8%

25-29

1.0%

2.3%

20-24

0.9%

1.9%

15-19

1.0%

1.5%

10-14

1.9%

2.0%

5-9

5.1%

4.9%

Fuente: INEGI, Yucatán, XI Censo General de Población y Vivienda, 2000.

 

        Cabe destacar la gran importancia de la reproducción lingüística en el hogar y el papel que desempeñan las mujeres en la transmisión de un conjunto de valores socioculturales en los que se incluye la lengua. Por lo general es la mujer la que permanece en la comunidad, la que menos viaja y, por lo tanto, la que conserva más la lengua materna, pero también en ellas se presentan las tasas más altas de analfabetismo (Güémez, 2001: 9). En Yucatán se estima que de cada 10 mujeres una no sabe leer. Si a esta cantidad le añadimos la población que no completó la primaria, el número se incrementa a cuatro mujeres por cada diez. Debe señalarse también que sólo en los estratos más bajos de la población se encuentran los maya monolingües, y en su mayoría son mujeres.

        La zona con el porcentaje más alto es la agrícola maicera y el más bajo se presenta principalmente en la zona costera y henequenera. En términos de monolingüismo relativo son estadísticamente mayores los municipios de Chemax, Cantamayec, Cuncunul, Chacsinkín, Chankom, Chichimilá, Chikindzonot, Chumayel, Kaua, Mayapán, Tahdziu, Teabo, Tekom, Temozón, Timucuy, Tixcacalcupul, Tixméhuac y Uayma. Los municipios con menos del 1% de maya monolingües son: Acanceh, Baca, Bokobá, Buctzotz, Cacalchén, Cansahcab, Celestún, Cenotillo, Conkal, Chicxulub Pueblo, Chocholá, Dzemul, Dzidzantún, Dzilam de Bravo, Dzilam González, Huhí, Ixil, Kanasín, Mama, Mérida, Mocochá, Muna, Muxupip, Panabá, Progreso, Río Lagartos, San Felipe, Sinanché, Suma, Telchac Puerto, Telchac Pueblo, Temax, Tetiz, Tixpéhual, Ucú, Uman, Yaxkukul y Yobaín.

 

6. LA DISPERSIÓN Y EL AISLAMIENTO RURAL COMO PROBLEMA

En Yucatán la dispersión poblacional, el importante número de localidades con mayoría indígena, pero sobre todo el hecho de haber relegado la lengua maya a la condición de segunda lengua, son variables que nos ayudan a explicar el importante número de analfabetas entre la población maya, con un índice cercano al 20%, un problema que afecta especialmente a las mujeres. Asimismo, la dispersión de los asentamientos ha dificultado el acceso de sus habitantes a los servicios básicos de educación, salud y bienestar, que se concentran en las ciudades y en las localidades de mayor número de habitantes. Una de las mayores deficiencias es, sin duda, una red de comunicaciones carreteras todavía insuficiente así como el escaso desarrollo de la telefonía y otros medios de comunicación lo que tiende a mantener su exclusión

        La dispersión poblacional maya se hace patente en los ocho municipios de mayor grado de marginalidad y pobreza del estado de Yucatán: Cantamayec, Chemax, Chichimilá, Chikindzonot, Mayapán, Tahdziú, Tekom y Tixcacalcupul10 . En estos municipios que, según el Censo de 2000, en conjunto tienen 50,868 habitantes, existen 325 localidades, de las cuales 280 no rebasan las 99 personas cada una. Otras 32 localidades mantienen entre 100 y 999 pobladores y cinco más concentran entre 1,000 y 1999 habitantes. Sólo siete localidades rebasan el tamaño poblacional anterior y entre ellas nada más una es superior a los 5,000 habitantes. Se puede establecer que en esos municipios de mayoría indígena 40,895 personas viven en asentamientos menores a los 5,000 habitantes.

 

REFLEXIÓN FINAL

Como vimos, la presencia de más de 800 mil de HLM en la península yucateca nos hablan de una actitud de resistencia, ante influencias lingüísticas y culturales de la cultura occidental. Sólo en el Estado de Yucatán 547,098 personas declararon hablar maya en el Censo de 2000, de hecho es la entidad con mayor HLI en la península. Un fenómeno muy significativo en Yucatán ha sido la gran disminu­ción de la población maya monolingüe y de su relación proporcio­nal con el bilingüismo, lo que expresa el avance de la acultura­ción, ya sea planeada o como resultado de los cambios económicos y sociales registrados en México.

        Sin embargo, los datos son suficientes para establecer la fuerte permanencia numérica de los mayas que es expresión de un pueblo que ha logrado sobrevivir y trascender hasta nuestros días a pesar de lo adverso de sus circunstancias, donde la discriminación y el racismo han estado presentes. Las cifras señalan incluso un dinámico aumento poblacional de portadores de cultura maya. Sin embargo, la distribución por edades de la población hablante de maya en la Península de Yucatán nos indica la existencia de una situación que debe considerarse grave y podría denominarse como de envejecimiento del grupo étnico. Esta situación se hace evidente en la pirámide de edades y sexo, pues la gráfica se aleja de la figura piramidal obligada para la mayoría de los grupos de población para asemejarse a una columna, ya que la cantidad de HLM en todos los rangos es similar, a excepción de la cúspide que agrupa a la población mayor de 50 años. Este dato representa un desuso en el uso de la lengua especialmente entre la población joven de las familias en las que los padres son HLM. Aun cuando la lengua maya está muy lejos de la extinción, su paulatino desuso significa una importante pérdida cultural para la entidad y un debilitamiento del grupo maya.

        Por otra parte, aunque cerca del 40% de la población estatal es mayahablante, no existe en Yucatán educación en lengua indígena más allá de la primaria. Yucatán cuenta con una escasa matrícula a nivel primaria en la modalidad intercultural bilingüe (13,835 alumnos), en contraste con Oaxaca (con el 31.1% de HLI) y Chiapas (con el 25.0% de HLI) que tienen en la misma modalidad 145,530 y 180,000 alumnos respectivamente. El caso de Quintana Roo es más grave, sólo tiene 3,844 alumnos (PNDPI, 2000: 56). En Yucatán en la mayoría de las comunidades mayas prevalece una organización escolar de grupos multigrados, lo que dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje. En muchas poblaciones con importante población maya se carece por completo de algún espacio donde se imparta educación indígena. La falta de personal capacitado, de metodologías y de conciencia de parte del maestro y de los padres de familia es también patente.

        A pesar de que el maya yucateco ha tenido un alfabeto oficial por más de 15 años, aún existe bastante variación en su literatura11 . Si bien a la mayoría de los HLM no les molesta tal variación, consideran la unificación alfabética como lo ideal, pero no hay esfuerzos serios hacia esa meta. El alfabeto oficial, consensuado en 1984, fue creado con la intención de ser usado para todo el maya escrito, con dos excepciones: no se obligaba cambiar materiales ya existentes, y tampoco a cambiar los topónimos, apellidos o nombres. Sin embargo su adopción ha engendrado pleitos entre mayistas y lingüistas, y no ha sido completamente aceptado por todos los HLM (Brody, 2002:1). En la actualidad podemos ver materiales y textos escritos con distintos alfabetos que van del maya colonial, pasando por alfabetos de fines del siglo pasado, hasta el alfabeto del 84. Más aún, hoy día se escriben textos literarios que combinan estos alfabetos.

        En los medios audiovisuales locales, la programación sobre temas lingüísticos y culturales del maya yucateco son escasos. Con frecuencia, la radio y la televisión comerciales proyectan una imagen denigrante, discriminatoria y prejuiciada de los mayas yucatecos, a quienes se muestra como ignorantes y reticentes al progreso. La lengua maya, por ejemplo, a pesar de haber sido objeto de sistematizaciones con fines de lecto-escritura, se expresa muy poco en los medios de comunicación. La discriminación étnica se deja sentir en un conjunto de frases y expresiones peyorativas, empleadas por los estratos medios y altos de la sociedad yucateca, para referirse a la población de origen indígena que habla maya. El estigma se dirige mayormente a la mujer quien ha conservado más el traje regional que el varón.

        A pesar de estas actitudes etnocentristas, se espera que el idioma maya sea reconocido no sólo como elemento de identidad cultural, sino como medio de comunicación en todos los ámbitos de la vida social (político, económico, educativo, tecnológico, religioso, medios de comunicación, etc.), en otras palabras que goce de los mismos privilegios que el español posee. En la anterior Legislatura Federal (11 de diciembre de 2002), en la Cámara de Diputados, se aprobó la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, lo que de alguna manera es un virtual reconocimiento de la pluralidad cultural y derecho de los pueblos indígenas a expresarse en público o en privado en su idioma materno.  Esta resolución implica un enorme compromiso que obliga a las autoridades de todos los niveles, promotores y académicos, investigadores y mayahablantes, a impulsar acciones dirigidas a estandarizar, actualizar, oficializar y promover el uso de la lengua maya. El decreto fue publicado el 13 de marzo de 2003 en el Diario Oficial de la Federación (Primera sección).

        Como pueblo, los mayas tienen el derecho de practicar su lengua para el desarrollo cultural, para la reivindicación lingüística y cultural y para fortalecer su identidad. Debe aclararse que el fin no es alcanzar el monolingüismo maya, sino más bien el bilingüismo maya-español, es decir, mantener y compartir dos idiomas. El carácter bilingüe (maya-español) de la Península y el Estado de Yucatán hace que la situación lingüística sea menos compleja en la tarea de estandarizar y actualizar un idioma cuya tradición literaria ha sido prolija. Esto es, si la comparamos con otras entidades como Chiapas, Oaxaca y algunas regiones de Guatemala, donde en un mismo espacio geográfico conviven diversos grupos indígenas y no indígenas.

        Aunque el estado, a través de diversas dependencias y diversas asociaciones civiles ha contribuido a llevar a cabo este trabajo, aún queda mucho por hacer, en especial a motivar a los hablantes a utilizar el idioma en cualquier ambiente que se presente. Cabe destacar los esfuerzos de la Dirección de Educación Indígena de la Secretaría de Educación Pública, el Instituto Nacional de Educación para Adultos, el Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de Yucatán, la Academia Municipal de la Lengua Maya, La Academia de la Lengua Maya, A. C. y la Universidad Autónoma de Yucatán, entre otras instituciones privadas, cuyas investigaciones han sido orientadas al análisis estructural del idioma, a la publicación de materiales en maya, a la alfabetización y educación bilingüe, etc. Los esfuerzos institucionales hechos hasta ahora son apenas el comienzo de un largo proceso de revitalización lingüística del maya yucateco.

“La lengua maya en el contexto sociolingüístico peninsular” en Esteban Krotz (Coord) Yucatán ante la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. Edición INALI-Universidad de Oriente. México, 2008:115-148.
Profesor investigador de la Unidad de Ciencias Sociales Universidad Autónoma de YucatánRegresar

 

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