Con base en el material de campo obtenido en la comunidad maya
kruuso’ob de Tuzik, Quintana Roo y en la información proporcionada
por Villa Rojas en su excelente obra Los elegidos de Dios, en
el presente trabajo se hace un análisis de ciertos rituales que
se realizan en el transcurso del ciclo de vida de los habitantes de Tuzik.
En particular se consideran el primer embarazo y parto, el bautizo, el
hetzmek, el matrimonio y la muerte. El análisis se hace desde dos
perspectivas, por un lado estas ceremonias son vistas como ritos de paso,
y por el otro, son entendidas como parte de un extenso proceso de socialización.
Los mayas masehuales o kruuso’ob2
, seguidores de la Cruz
Parlante, han pasado por procesos históricos que los han llevado
a actuar de forma independiente, creando un estilo de vida muy propio,
reflejo de una cultura que se ha perpetuado y que se ha ido reproduciendo
de generación en generación. Esta forma de ser se manifiesta,
parcialmente al menos, en acontecimientos ritualizados socialmente significativos,
ritos de paso, que acompañan a los individuos en ciertos momentos
cruciales del ciclo de vida.
El objetivo de este artículo es analizar
cómo el individuo, a través del proceso de socialización,
se interna en una serie de rituales, que definen los momentos de transición
entre etapas reconocidas y significativas de la vida social, construyendo
de esta forma el llamado ciclo de vida. El paso por algunos rituales coloca
al individuo en una situación de liminidad o de transición
necesaria para su inmersión en la estructura de la sociedad, es
decir, para la adopción paulatina de derechos y obligaciones sociales
habilitándolo de esta forma para su participación en un
campo social cada vez más amplio, de un modo cada vez más
diferenciado, y al mismo tiempo constituyendo y articulando los eslabones
de la cadena generacional.
Son los rituales los que consagran el paso por
estas etapas, son momentos cruciales que provocan una iniciación
ritual en la transición del individuo de una situación a
otra, ya sea de manera individual o colectiva. Estas etapas se desprenden
del ciclo de vida y son en la sociedad maya masehual: la infancia,
que comprende el nacimiento y los primeros años de vida del individuo
en los cuales se dan ritos de paso como el hetzmek3 y el bautizo; la edad adulta, reconocida, en la mayoría de los
casos, a partir de una proposición matrimonial y consolidada con
el ritual del matrimonio y posteriormente con el embarazo y por último,
la vejez, que es una etapa de tranquilidad y respeto, reconocida por la
sabiduría característica del que ya vivió muchos
años.
Para comprender el significado de los ritos de
paso, esa transición del individuo de un estatus institucionalizado
a otro, es necesario definir lo que es un rito. Para Jean Cazeneuve el
rito es un acto repetitivo, ya sea individual o colectivo que siempre,
aun en el caso de que sea lo suficientemente flexible para conceder márgenes
a la improvisación, se mantiene fiel a ciertas reglas que son,
precisamente, las que constituyen lo que en el mismo hay de ritual. Él
señala que la palabra latina ritus designaba, además,
tanto las ceremonias vinculadas con creencias que se referían a
lo sobrenatural, como los simples hábitos sociales, los usos y
costumbres, es decir, maneras de actuar que se repitiesen con cierta invariabilidad
(1972: 16).
Para analizar la transición de una a otra
etapa del ciclo de vida utilizaremos el esquema de los ritos de paso de
Van Gennep (1986) que incluye las siguientes fases o categorías:
ritos de separación, que expresan la separación del individuo
o grupo de la estructura social o de un grupo de condiciones culturales
o de ambos; ritos de margen o liminares, durante los cuales el individuo
o grupo sometido a ritos de paso no se encuentra ni aquí ni allí,
sino en el limbo, es un estado intermedio en el que las características
del sujeto ritual son ambiguas; y ritos de agregación que producen
la reintegración del individuo a su grupo con un nuevo estado.
Estas categorías no se hallan igualmente desarrolladas en una misma
población ni en un mismo conjunto ceremonial. Los ritos de separación
están más desarrollados en las ceremonias de los funerales;
los ritos de agregación, en las del matrimonio; los ritos de margen,
en el embarazo, el noviazgo, en el paso de la segunda a la tercera edad
(Van Gennep, 1986: 20). Así mismo, estas categorías pueden
aparecer varias veces en un mismo ritual y sin un orden predeterminado.
A la propuesta de Van Gennep, Víctor Turner
añade el concepto de <<communitas>>, que es la perspectiva
ideal de una cultura, un enfoque edénico de la sociedad; es la
liminidad donde la <<communitas>> surge es una relación
entre individuos concretos, históricos y con una idiosincrasia
determinada, en la que no están segmentadas en roles y estatus
sino enfrentados entre sí, en dicha relación se busca una
experiencia transformadora que vaya hasta la raíz misma del ser
de cada persona y encuentre en ella algo profundamente comunal y compartido
(Turner, 1988: 132-138).
Los ritos evolucionan con el andar del tiempo,
pero generalmente lo hacen de una manera lenta e imperceptible, o bien,
en el caso opuesto, todo un conjunto ritual se puede derrumbar como consecuencia
de una revolución religiosa que lo reemplaza por otro, el cual
a su turno subsistirá repitiéndose (Cazeneuve, 1972: 16).
Se conservan los ritos que mantienen su significado para el grupo que
los lleve a cabo, por lo tanto encontramos actualmente en Tuzik ciertos
ritos de origen prehispánico que se siguen realizando, con la misma
intención, aunque con el paso del tiempo algunos se han modificado
y otros, al ya no ser significativos, han desaparecido.
La familia es la principal institución
socializadora, en su seño puede apreciarse una parte importante
de este proceso. La madre desempeña el papel más relevante,
ya que ella inicia el proceso de socialización, sobre todo en los
primeros hijos; posteriormente éstos ayudarán con los demás
hijos, y la socialización se dará a través de ambas
líneas de la consanguinidad y la filiación. El pequeño
seguirá el ejemplo de los hermanos y éstos el de los padres,
que a su vez siguieron el de los abuelos y así sucesivamente.
Otra parte del proceso de socialización
se produce cuando el niño se va integrando a la sociedad; va aprendiendo
hábitos, expresiones, comportamientos, canciones, juegos, oraciones… con el simple hecho de mirar a su alrededor y de escuchar a las personas
que le rodean.
Con estas concepciones básicas se analizará
la información de campo, resultado de una investigación
que se llevó a cabo de octubre de 1993 a febrero de 1994, en la
que se entrevistó a señoras, adolescentes, mujeres embarazadas
y personas unidas por lazos de compadrazgo pertenecientes a la comunidad
de Tuzik.
Como ya se mencionó el material etnográfico
aquí presentado proviene de la comunidad de Tuzik, que forma parte
del grupo maya ubicado en la parte central del estado de Quintana Roo,
México, descendiente de los mayas que se refugiaron en las despobladas
selvas orientales a raíz de la Guerra de Castas iniciada en 1847,
fundando poblaciones nucleadas en torno al culto mesiánico de la
cruz, “La Santísima”. Dicho culto se estableció
en los pueblos de Chumpón, Chan Cah Veracruz y Tixcacal Guardia
(anteriormente X-Cacal), que actúan como centros políticos
y religiosos de una serie de pueblos vecinos, con un gobierno teocrático-militar
propio, que ha influido en la vida social y religiosa del área.
La comunidad de Tuzik se encuentra aproximadamente
a 35 km. de la población de Felipe Carrillo Puerto, municipio al
cual pertenece; se llega a ella por un camino de terracería de
3 km. de extensión que nace de la carretera Carrillo Puerto-Valladolid,
Yucatán. En 1990, según informes del Censo General de Población
y Vivienda, Tuzik contaba con una población total de 607 habitantes
(INEGI, 1991). Cuenta con calles trazadas, las principales fueron aplanadas
y revestidas en 1993 y algunas están numeradas. Tienen acceso a
servicios públicos de electrificación y agua potable, aunque
esta última se ofrece únicamente a determinadas horas del
día. Existe una clínica rural que pertenece a la Secretaría
de Salud Estatal Quintanarroense, una iglesia católica y otra pentecostal,
un centro de reunión llamado “delegación” que
se utiliza cuando se convoca a asambleas en las que participan los pobladores,
dos molinos de nixtamal, varias tiendas de abarrotes, dos cantinas y tres
pozos de agua. Cuentan también con una escuela de educación
inicial, una de educación preescolar, primaria federal rural y
telesecundaria. La principal actividad económica es el trabajo
agrícola, con el sistema tradicional de roza, tumba y quema, denominado
milpa, el tipo de posesión de la tierra es ejidal. Entre otras
actividades se encuentran el cultivo de hortalizas, la apicultura, la
ganadería y la cría de cerdos y aves de corral.
A continuación se analizan los ritos de
paso que surgen a lo largo del ciclo de vida en la comunidad de Tuzik:
el primer embarazo y parto, bautismo, hetzmek, matrimonio y muerte;
de igual forma se presenta una base etnográfica que contiene las
etapas de dicho ciclo y los rituales que consigo lleva. En estos rituales
se distinguirán las diferentes categorías o fases que conllevan
los ritos de paso, destacando que pertenecen al proceso de socialización
que forma a los individuos con la finalidad de integrarlos a la comunidad
en los sucesivos papeles sociales. El análisis de los ritos de
paso es únicamente una de las posibles llaves de entrada para conocer
mejor este fenómeno.
En la comunidad de Tuzik los niños, desde
muy pequeños, asisten, al acompañar a sus madres o a sus
hermanas, a todos los eventos; por lo tanto es común ver niños
en la mayoría de las ceremonias que se realizan en la comunidad:
en ceremonias de hetzmek, de bautizo, cumpleaños, bodas, fiestas
de la comunidad… en cualquier evento que reúna a un grupo
de individuos sean familiares o conocidos. Gracias a estas participaciones
y al proceso de socialización en el cual están inmersos,
los niños a temprana edad se involucran en la serie de rituales
que suceden a los individuos a lo largo de su vida.
El primer embarazo
El primer embarazo
y parto constituyen uno de los principales ritos de paso por los que atraviesa
la mujer. En esta etapa vive una serie de momentos ritualizados bien definidos
que la hacen pasar de un período de exclusión, con el anuncio
del embarazo (rito de separación), a otro de liminidad, el tiempo
de la espera (rito de margen) y con el parto finalmente se reintegra la
mujer a la sociedad, con un nuevo estatus, diferente al que anteriormente
poseía (ritos de agregación). Este estatus adquirido permanecerá siempre en la nueva madre, independientemente de presentarse o no un segundo
embarazo.
En Tuzik, cuando la mujer se entera de que está
embarazada, generalmente a la primera persona que se lo cuenta es a su
madre; ésta le indica los cuidados que debe tener en los próximos
nueve meses. Con el hecho de estar embarazada, la mujer encinta atraviesa
por un rito de separación que la excluye temporalmente de una parte
de la sociedad en general, ya que se encuentra en un estado que sólo
es compartido con otras mujeres en su situación. Los primeros meses
del embarazo pasan inadvertidos, ya que la mujer sigue realizando todas
las labores del hogar sin excepción alguna. A partir del cuarto
o quinto mes la mujer en estado empieza a acudir con la partera para que
ésta le “talle” el vientre, estos masajes abdominales
4 que de preferencia se dan cada mes, se realizan con objeto de ir cuidando
que el embrión se mantenga siempre en posición normal. Cabe
mencionar que ene la comunidad no habita ninguna partera, la que vivía
ahí, desde hace varios años cambió su residencia
al poblado de Carrillo Puerto (cabecera municipal), pero a pesar de eso,
siguen acudiendo a verla. Cuando no se puede acudir a la partera, ya sea
por falta de tiempo o de dinero, se recurre a alguno de los j-menes
o curanderos5 de la comunidad, ya que éstos al igual que la partera saben realizar
este trabajo.
A partir de los siete meses del embarazo, la mujer
deja de realizar actividades consideradas como “fuertes”:
cargar cosas pesadas como cubos de agua, lavar ropa, cortar leña,
entre otras. Este tipo de trabajos pasan a ser realizados por la madre
de la embarazada o por sus hermanas, y en algunos casos es la suegra o
son las concuñas quienes los realizan. En esta etapa del embarazo,
la mujer encinta pasa de un período de separación o exclusión,
a uno de margen o liminidad, esta liminidad se da por el hecho de que
la mujer encinta no sabe lo que le depara el destino: si la criatura nacerá
viva o si la madre perderá la vida durante el alumbramiento; por
lo tanto su estatus de madre en la sociedad dependerá del parto.
Esta etapa de margen no termina con el nacimiento de la criatura, sino
que se prolonga hasta la reintegración de la madre a la vida habitual.
Parto
Unas semanas
antes de que se cumplan los nueve meses empiezan los preparativos para
el nacimiento. Se decide qué parte de la vivienda se destinará
a la parturiente y ahí se cuelga una hamaca. Se dejan en el mismo
lugar varios pedazos de tela limpios, un recipiente para agua y una jícara.
Se cuelgan unas sábanas con el objeto de dividir este espacio,
creando así un pequeño cuarto que desde el momento del parto
será refugio de la embarazada. También se procura que en
ese pequeño espacio se encuentre uno de los postes que detiene
la construcción de la vivienda, ya que puede resultar de mucha
utilidad, pues la parturienta podría sujetarse de él para
hacer fuerza. Esta reclusión en un lugar especial de la casa sitúa
a la embarazada en un estado de aislamiento por el hecho mismo de estar
encinta, en un estado psicológico y social temporalmente anormal;
por lo tanto es natural hacerla objeto de un tratamiento análogo
al de un enfermo o extranjero. Cuando llegan los dolores del parto se
le avisa a la partera, ella revisa a la mujer y dependiendo de la posición
en la que el bebé se encuentre decide si atiende el parto, pues
si le es difícil, lo canaliza al hospital de Carrillo Puerto.
En caso de que lo haga, la parturienta se instala
en dicho cuarto, y la partera empieza a realizar su trabajo. Lo primero
que hace es valorarla para saber cuándo va a intervenir y si la
posición del niño es la adecuada. Para acelerar el proceso
del parto se recurre a los remedios naturales: tomar un huevo caliente
revuelto con un poco de chocolate en polvo y algunas bebidas preparadas
con hierbas y ajo.
La presencia del marido es de suma importancia
a la hora del parto, ya que él es el encargado de soplar en la
parte superior de la cabeza de su mujer, justo en la mollera, para que
de esta forma ella reciba un poco de su aliento, y entre los dos ayuden
al niño a nacer. En ausencia del padre, es la suegra o la madre
la que se encarga de soplar. A la hora del parto solamente se encuentran
presentes la partera, los padres de la parturienta, su esposo y sus suegros.
La posición más frecuente al dar
a luz es recostada en la hamaca, pero cuando el parto se pone un poco
difícil se acuesta a la parturienta en el suelo sobre un cartón,
de manera que su cabeza quede junto al poste antes mencionado, ya que
en determinado momento tendrá que sujetarse del mismo para hacer
fuerza y que el niño salga con mayor facilidad.
La partera es la que recibe al recién nacido.
A la criatura se le miden dos dedos de cordón umbilical y allí
se le hace una fuerte ligadura con hilo de algodón y enseguida
se corta el cordón con el borde afilado de un pedazo de caña.
Es preciso el uso de este instrumento debido a la creencia de que la madre
y el hijo deben de evitar contacto con cosas “frías”
6,
tales como los cuchillos y las tijeras, pues son peligrosos para su salud.
El cordón umbilical será posteriormente quemado en el fogón
al igual que la placenta. Con el corte y la quema del cordón umbilical
se simboliza la separación entre el niño y la madre.
Al recién nacido se le limpia y envuelve
en un pedazo de tela; a la madre también se le baña y ata
un pedazo de tela de forma rectangular alrededor del estómago
7 que deberá llevar por varios días. En el cuarto ya limpio
y en otra hamaca estarán la madre y el recién nacido por
unos días hasta que se recuperen. La partera permanece unas cuantas
horas más por si se presentara alguna complicación en la
madre; de no ser así, concluye su trabajo. La partera cobra por
sus servicios. Con los ritos del parto la mujer se reintegra parcialmente
a la sociedad con un estatus nuevo, el de madre.
La principal comida que recibe la nueva madre
durante el transcurso de la primera semana es atole (sa’),
ya que esta bebida ayudará, según la creencia local, a que
la madre produzca más leche materna. Se dan casos en los que la
nueva madre no tiene leche para darle a su hijo, en ese momento se recurre
a los baños de hojas de naranja. Estos baños se realizan
de la siguiente forma: a la nueva madre se le lleva al lugar elegido,
de preferencia cerrado y pequeño, y ahí otra persona la
baña con el agua de hojas de naranja previamente hervidas. Permanece
en ese lugar por tres días para que surta efecto dicho baño.
Al cuarto día la nueva madre sale y se baña con agua caliente,
ya que ha estado sudando de manera continua como efecto del agua de naranja.
Si el baño fue favorable la madre tendrá leche, en caso
contrario el baño tendrá que repetirse. La madre sólo
podrá ingerir comidas calientes y poco a poco retomará su
alimentación normal.
Cuidados postnatales
Después
de bañar al recién nacido se procede a la curación
de su ombligo. Para esto es necesaria la preparación de un medicamento
que se hace con hojas de naranja y tamarindo, previamente tostadas y machacadas
para lograr la consistencia misma de un polvo. Este polvo se unta al pequeño
en el ombligo para que éste se seque y se desprenda. Mientras al
pequeño no se le seque bien el ombligo, no podrá recibir
visitas, sobre todo de mujeres que en ese momento se encuentren menstruando,
pues si éstas lo llegaran a visitar, provocarían que sangre
más el ombligo del recién nacido.
Desde los primeros meses de vida el recién
nacido llevará, atada al cuello con un hilo de algodón,
una pequeña cruz de madera realizada por su padre o por su abuelo
y bendecida por el sacerdote maya de la comunidad. Ésta es una
pequeña réplica de la cruz, conocida como “La Santísima”,
que en la cosmovisión de los masehuales es el símbolo
religioso dominante 8,
ya que ha sido históricamente el principal elemento unificador
del grupo y su importancia se manifiesta en su continua presencia en la
vida cotidiana y religiosa; por este motivo se considera y sobre todo
se le integra al grupo máasewal, a los seguidores de la
cruz, al cual pertenece la comunidad de Tuzik.
En su primer año de vida el niño
se alimentará de la leche materna, a partir del segundo año
se complementará con atole y pedazos de masa de maíz. De
los tres años en adelante el niño empezará a familiarizarse
con las comidas de la casa y la madre ya no tendrá con él
cuidados especiales. Desde ese momento deja de ser bebé. Es hasta
la etapa que la mujer se reintegra totalmente a la sociedad, el retorno
a la vida corriente no suele hacerse de modo brusco. El rito de paso por
el que atravesó ha concluido, ahora la mujer se ha convertido en
madre y tendrá por ello un estatus diferente en la sociedad; su
comportamiento será diferente al igual que sus pláticas
y actividades, ahora sus responsabilidades serán mayores ya que
un nuevo miembro se ha integrado a su familia.
Infancia
El nacimiento
de una criatura da lugar a lazos de compadrazgo que ligan a los padres
con otras personas que serán los padrinos del niño. En los
años treinta era común escoger a los padrinos del hijo desde
antes que naciera, actualmente es después de nacido el niño
que se procede a la elección de los mismos. Se escoge, para dicho
caso, a una pareja casada que se compromete a velar por el bienestar del
niño sobre todo en caso de que los padres llegasen a faltar; generalmente
los elegidos son los abuelos del niño, paternos o maternos indistintamente
9.
Una vez que las personas escogidas aceptan apadrinar
al niño, el lazo de compadrazgo resulta permanente; es decir, los
padrinos del primer hijo lo serán también de todos los demás
hijos del matrimonio. Los ritos que traen consigo estos lazos son el bautismo
y el hetzmek en la infancia, y el matrimonio en la edad adulta.
10
Bautismo
El bautismo
es un rito de paso, ya que mediante la recepción del nombre, el
niño es individualizado y agregado a la sociedad. En esta ceremonia
se pueden distinguir las tres categorías que conforman el rito
de paso.
El bautismo dentro de la religión maya
se va haciendo cada vez menos frecuente debido a la inexistencia de boletas
o registros que constaten dicho evento. Para llevar a cabo esta ceremonia
es necesario trasladarse a cualquiera de los centros ceremoniales entre
los que destacan Tixcacal Guardia, Chan Cah Veracruz y Chumpón. 11
Actualmente se les lleva a Carrillo Puerto, la
cabecera municipal, es ahí donde el padre católico bautiza;
acompañan al niño sus padres y sus padrinos. Los padrinos
le obsequian la ropa, de tipo occidental, que el niño llevará
puesta. Al ser uno de los padrinos el encargado de tomar en brazos al
niño durante la ceremonia, se da en el niño un desprendimiento
tanto de sus padres como de su comunidad, que conlleva a un rito de separación.
Como requisito previo al bautizo, la Iglesia exige a los padres y padrinos
estar casados por la Iglesia Católica y escuchar una plática
dentro de la misma. De otra forma no se podrá realizar. Una vez
que ha recibido el sacramento del bautizo, el niño entra en un
período de liminidad o margen, ya que la comunidad masehual aún no ha sido partícipe de la ceremonia acontecida. Concluida
la ceremonia regresan a la comunidad de Tuzik donde la celebración
cobra mayor significado para sus habitantes.
Ya de vuelta en Tuzik, la fiesta se realiza en
comunidad en la casa de los padres del niño, ya que son ellos quienes
dan la comida. Las mujeres, generalmente hermanas de la madre del niño,
son las encargadas de preparar el banquete. Se prepara la mesa que funge
como altar y en ella se coloca un cruz, “La Santísima”;
se sitúan en línea horizontal varias jícaras con
la comida para los invitados, generalmente gallina guisada con verduras
o en chilmole 12,
otra línea con el mismo número de columnas hechas con tortillas
y la última fila será de jícaras que contendrán
café. Al comenzar el rezo, oraciones recitadas en lengua maya y
español, se encienden varias velas de cera natural manufacturadas
en la comunidad.
El padrino es quien generalmente dirige el rezo,
pero cuando éste no sabe las oraciones se invita a uno de los rezadores
de la comunidad. Con estas oraciones se hace partícipe a los santos
y en especial a “La Santísima” de lo acontecido. Después
de esta ofrenda, los padres del niño lavan las manos de los padrinos
con agua de nikte’ 13 como símbolo de agradecimiento pues desde este día se comprometen,
al igual que ellos, a velar por el bienestar del niño. Este lavatorio
de manos es conocido como p’o’k’ab (lavar las
manos)14.
Posteriormente se reparte la comida a los invitados. Al finalizar la misma
los padres del niño repiten la acción con los padrinos:
estos últimos, al retirarse de la fiesta, dejarán una cantidad
de dinero en a mesa como restitución de lo antes recibido. Ancianos,
adultos, jóvenes y niños comparten el espacio al asistir
al evento; los niños desde temprana edad empiezan a inmergirse
en el mundo ritualizado de los kruuso’ob. A partir de este
momento el niño es llamado por su nombre y su lugar en la familia
es grupalmente reconocido; con el rito de agregación el niño
se reintegra a su familia y sobre todo a la sociedad. El rito de paso
ha concluido.
Hetzmek
El hetzmek es un rito de paso, de inserción, de integración; es un
rito de iniciación a las actividades y responsabilidades que incumben
en adelante a quienes ingresan mediante ese rito en el espacio social,
ocupando un lugar determinado tanto por su sexo como por su edad (Marion,
1994: 48).
15
El hetzmek es una tradición de
origen prehispánico que aún sigue vigente en la comunidad.
La práctica de esta ceremonia resulta común entre los mayas
de toda la península. El nombre de esta ceremonia en sí
indica solo la posición en que se llevará al niño(a)
desde el momento en que se cumpla. El significado literal de la palabra
es jet’s: soliviar, aligerar la carga; mek’: abrazar (Romero, 1986: 22). En la cosmovisión de la comunidad la
función de esta ceremonia es introducir a los niños a su
nueva forma de vida, ya que los prepara para ser buenos hombres y mujeres
de trabajo, además que es la primera “apertura de pies”,
que posteriormente los ayudará a caminar bien, a correr muy rápido
y a que no se les junten las rodillas.
Generalmente esta ceremonia se practica a los
niños de cuatro meses de edad, por ser el cuatro el número
que representa al hombre, pues cuatro son las esquinas de la milpa, cuatro
las direcciones cardinales, y son cuatro las estaciones del año.
A las niñas se les realiza a los tres meses de edad pues tres son
las piedras que sostienen el comal y tres son las patas de la banqueta
o mesa que se utiliza principalmente en la elaboración de las tortillas
(Villa Rojas, 1978; Romero, 1986; Marion, 1994). Son los abuelos de la
criatura, paternos o maternos, los que usualmente apadrinan la ceremonia,
pero es la abuela quien se encarga de dirigir el acto.
La ceremonia se realiza en la capilla de la familia
si se cuenta con ella, de lo contrario se improvisa un altar en el que
no puede faltar la Santa Cruz, “La Santísima”. La madre
del niño toma una vela encendida y la mantendrá en sus manos
durante toda la ceremonia. El recién nacido deja el espacio donde
se encuentra –rito de separación–, cuando la madrina
lo toma en sus brazos para llevarlo a donde ser realizará el acto
simbólico de socialización mediante este procedimiento ritual,
y le realiza la “apertura de pies” cargándolo en uno
de sus cuadriles. Posteriormente el niño atraviesa por un breve
espacio liminal en el momento en que le demuestran las actividades y tareas
específicas de su género: al niño le entregan objetos
para que tome entre sus manos mientras le van dando nueve vueltas alrededor
del local o de la banqueta explicándole la utilidad de cada objeto
y la conveniencia de saber usarlo. En el caso de ser niña se le
da unas tijeras como símbolo de que podrá ser buena costurera,
una escoba para que sepa realizar todas las labores del hogar, un lápiz
y un cuaderno para que sea buena estudiante. En el caso del niño
se le da un machete como símbolo de que será buen trabajador,
un rifle para que sea buen cazador, se le sube a un árbol para
que sea bueno recolectando chicle y por último se la da un cuaderno
y un lápiz para que también sea buen estudiante. A ambos
se les da a probar como parte de la ceremonia un poco de huevo, pepita
de calabaza, hojas de chaya
16 previamente hervidas y maíz con miel para que desde pequeños
aprendan a comer los alimentos que se consumen en la comunidad.
Al finalizar la ceremonia se apaga la vela y la
madrina entrega al niño a sus padres, el niño ha atravesado
por la última etapa del rito de paso, la agregación, que
lo reintegra a la sociedad ya iniciado en la vida económica de
su colectividad, estimulado para que ocupe el lugar que le corresponde
dentro de la organización. Después de haberse llevado a
cabo la ceremonia, la madrina se encarga de anunciar a los parientes más
cercanos la realización de ésta. A esta ceremonia sólo
asisten el iniciado, su familia nuclear y los padrinos; a quienes se ofrece
una comida. En esta ceremonia no se realiza convivio alguno por el carácter
privado que conlleva. Desde ese momento la madre empezará a cargar
al niño en su cuadril y éste pasará la mayor parte
de su tiempo en compañía de ella, o bien de sus hermanos
mayores, aprendiendo a seguir su ejemplo, consejos y a imitar todo lo
que ellos realizan cotidianamente.
Edad adulta
Es aproximadamente
a partir de los 18 años cuando los adolescentes empiezan a buscar
pareja. A esta edad se les empieza a considerar adultos puesto que ante
la sociedad ya son lo suficientemente responsables como para establecer
un compromiso formal con miras a formar una familia.
Matrimonio. Rito por la iglesia maya
La pareja que
decide contraer matrimonio en el santuario de Tixcacal
17 debe acudir ahí junto con sus padres y padrinos una noche antes
de la boda, ya que deberán de informarle al sacerdote maya sus
intenciones. En este momento los novios se alejan de la comunidad, con
lo que se presenta un rito de separación no sólo territorial
sino también familiar y social. La mujer vestirá “los
regalos” que le fueron entregados el día de la petición
de mano: hipil, fustán, rebozo y zapatos. El hombre portará
pantalón y camisa adquiridos especialmente para ese día.
La boda se efectúa antes de comenzar la nojoch misa (misa
grande)18 que se celebra todos los días a las seis de la mañana, que
es la hora en que se ofrecen a la cruz las oraciones matutinas. Antes
de entrar a la iglesia el padrino coloca en el suelo un sarape o un cobertor
para que se arrodillen los novios; éstos tendrán que permanecer
tomados de la mano y sosteniendo con la otra una vela encendida. Estando
en esta posición el sacerdote maya se dispone a casarlos y ellos
tendrán que recitar en voz alta el payal chi’, secuencia
de oraciones que desde muy pequeños aprenden. Saberlo es un requisito
indispensable a la hora de contraer matrimonio en este santuario19.
Al finalizar las oraciones el sacerdote maya concluye con la bendición,
y los novios son desde ese momento marido y mujer. Es durante el transcurso
de la ceremonia cuando pasa por un estado de liminidad compartido, que
al finalizar la dará un nuevo estatus, ya que se agregarán
socialmente al grupo de matrimonios existentes en la comunidad. Posteriormente
entrarán al santuario y escucharán la nojoch misa
o misa grande junto con todos los feligreses.
Concluida la ceremonia retornan a Tuzik, pues
ahí se celebrará la fiesta que trae consigo un rito de agregación
para hacer pública la unión de los jóvenes, y permitirá
que el rito de paso concluya. Cuando los novios, sus padres y padrinos
lleguen a Tuzik, la fiesta ya estará preparada, pues son las hermanas
de la madre las que generalmente se encargan de hacerlo. No faltarán
el chilmole y las tortillas; toda la comida se dispondrá en una
mesa y será ofrecida con rezos a “La Santísima”;
posteriormente se procederá al matan que es la repartición
de la comida entre los presentes, familiares y amistades de los novios.
Matrimonio. Rito por la Iglesia Católica
De igual forma
cuando la pareja contrae matrimonio por la Iglesia Católica, atraviesa
por un rito de paso. La transición de estatus dentro de su sociedad
se da primeramente con la separación, en ocasiones física,
ya que generalmente la ceremonia se lleva a cabo en la iglesia de Felipe
Carrillo Puerto. Sin embargo, en otras ocasiones se realiza en la iglesia
de Tuzik, cuando la visita del sacerdote católico coincide con
el día fijado para la boda. Esta separación puede ser tanto
física como social, ya que la pareja dejará atrás
una etapa de su vida –la soltería– para comenzar una
nueva que traerá consigo múltiples responsabilidades.
La mujer viste el traje de novia de tipo occidental,
blanco y largo, adornado con encajes, tocado confeccionado con flores
artificiales y zapatillas blancas. El novio porta traje con corbata y
zapatos de vestir, la ceremonia se realiza durante la misa siguiendo el
rito católico y en el transcurso de ésta, la pareja comparte
un período de liminidad, si concluye, serán parte del grupo
de matrimonios, pero si es cancelada o suspendida, permanecerán
con su mismo estatus.
Al terminar la ceremonia religiosa se dirigen
a casa de los padres de la novia pues ahí se lleva a cabo el banquete
nupcial. La comida es ofrendada de la forma antes mencionada, con la única
diferencia de que se incluirá el pastel de bodas preparado en el
poblado de Señor o en Carrillo Puerto. Al rezo le sigue el máatan y el brindis espontáneo por los novios, generalmente dirigido por
el padre de la novia o del novio. A partir de este momento la pareja se
reintegra a la sociedad como matrimonio.
El banquete se prolonga por unas horas y, en ocasiones,
cuando la situación económica de la familia es buena, se
contrata un grupo musical para amenizar la fiesta. Todo el pueblo es invitado,
ya que el conjunto o grupo se instala en la calle donde se realiza el
banquete nupcial.
Al finalizar el baile, los invitados se retiran
y los novios pasan su primera noche juntos en casa de los padres de ella
o de él. A los nueve esposos se les deja el cuarto principal de
la casa y los dueños pasan a dormir a la cocina o a un cuarto adjunto
si es que se tiene.
Ancianidad
La vejez es
una etapa de tranquilidad y respeto. Los ancianos son considerados como
las personas, que tienen la sabiduría y la experiencia de los años
vividos. Viven un período socialmente reconocido, gozan de un estatus
muy especial que no se adquiere con un rito de paso, sino solamente con
los años vividos. Regularmente viven con alguno de los hijos o
dentro del mismo solar que ellos de forma independiente. Las mujeres siguen
realizando la mayoría de las labores del hogar, menos las que resultan
muy pesadas, como cargar cubos de agua o recolectar leña; lavan
ropa, cocinan, desgranan mazorcas, tortean etc. los hombres, a pesar de
su edad, por lo general, se conservan lo bastante fuertes como para seguir
trabajando en la milpa, aunque con la ayuda de sus hijos en el trabajo
pesado. No hay una edad establecida que determine el cambio de la edad
adulta a la vejez, sin embargo, esta transición está regida
por la pérdida de la fuerza física y habilidades en el trabajo
cotidiano.
La mayoría de los hombres de edad dirigen
los rezos y son los encargados de los grupos o compañías
que organizan la fiesta de Tuzik. Son cabeza de familia y suelen reunir
a ésta para alabar a “La Santísima” y para contarle
la “historia de los antiguos” (generalmente hazañas
o anécdotas de la Guerra de Castas, que a su vez a ellos les fueron
contados). Todos escuchan atentamente, desde los hijos, las esposas y
los nietos hasta los yernos y las nueras. “La tradición oral
es todavía una fuerza poderosa en las vidas de la gente maya...
abarca temas y personajes que van desde el pasado remoto del mundo clásico
maya hasta los cambios y cuestiones del mundo actual... los cuentos constituyen
una rica reserva de conocimientos y creencias culturales...” (Burns,
1995: 319).
Las mujeres de edad con frecuencia juegan un papel
muy importante dentro del proceso de socialización, ya que son
las encargadas de enseñar a las nietas a cocinar, bordar hipiles,
rezar las oraciones del payalchi’, a comportarse y a respetar
a sus mayores. Se caracterizan por ser reservadas y muy trabajadoras.
Sólo en caso de enfermedad tanto hombres como mujeres dejan de
realizar las labores anteriormente mencionadas.
Prácticas y costumbres mortuorias
Con la muerte
concluye el ciclo de vida de un individuo; con ella se da el último
rito de paso en la vida de los habitantes de la comunidad. La muerte significa
el desprendimiento o separación del mundo de los vivos para pasar
al mundo de los muertos, acompañado de los ritos de margen y agregación
que requieren.
Los tuzikeños reciben la muerte con gran
resignación, como un evento natural ordenado por Dios. La muerte
de un infante genera cuestionamientos entre los habitantes de la comunidad,
ya que es un suceso inesperado y al ser natural, no provocada, se piensa
que puede ser resultado de algún incumplimiento a “La Santísima”;
los padres del niño recurren al j-men para comprobar sus
dudas y, en caso de ser necesaria, se realiza la ofrenda indicada. Existe
la creencia de que los niños pasan al otro mundo en calidad de
ángeles, en virtud de que la experiencia terrena no fue lo bastante
amplia para hacerlos perder su candor original.
El niño es amortajado y acomodado en el
féretro de manera que sus brazos descansen sobre el pecho y las
manos queden cerradas sujetando “la palma” 20,
algunas veces le acomodan sus juguetes y flores. Si el difunto es un adulto
se limpia muy bien el cuerpo, se le cambia de ropa y al meterlo al féretro
se le acomodan los brazos sobre el pecho. A los adultos no se les pone
nada dentro de la caja, ya que el “viaje” que hacen es diferente,
pues han cometido pecados en el transcurso de su vida. Unas horas antes
de sacar el cadáver de la casa, se cambian de posición los
brazos del difunto para que queden extendidos.
Al velorio de un adulto pueden asistir tanto niños
como adultos, en cambio al de los niños sólo pueden asistir
los adultos; de asistir los primeros el alma del niño va a querer
permanecer con ellos y se le dificultará la partida. Toda persona
lleva consigo al velorio un kilo de maíz, medio de frijol y una
vela. Con los comestibles se preparan frijol en caldo y tortillas para
repartir a los asistentes; esta tarea es realizada por las mujeres familiares
del difunto. La vela es empleada para el rezo.
En una mesa se dispone la comida para llevar a
cabo los rezos y las ofrendas, Ésta debe encontrarse cerca del
difunto y tener una cruz, una vela encendida y jícaras con comida
y tortillas. Un rezador u otra persona que sepa las oraciones las recita
en maya. En la velación de los niños se oirán el
Dios te salve, Santo Dios, Letanías, el Padre Nuestro seguido de
cinco Misterios y, en forma cantada, Al Bendito; y en el del adulto las
oraciones mencionadas más el Responso. Estos rezos se repiten periódicamente
durante todo el tiempo que esté el cadáver dentro de la
casa, generalmente se pasan toda la noche velando al difunto. El período
de margen de los ritos funerarios lo señala la estancia más
o menos prolongada del cadáver o del féretro en el lugar
del velorio hasta que el difunto es conducido al cementerio.
Es temprano por la mañana cuando el cortejo
fúnebre sale de la casa con dirección al cementerio. Lo
encabezan las mujeres, le siguen el sacerdote maya entonando algún
canto fúnebre y detrás de él los hombres que cargan
el féretro adornado con cruces de tela azul. Después va
un hombre esparciendo cal de una jícara, dibujando el camino desde
donde salió el cortejo hasta el cementerio con el fin de guiar
al alma del difunto cuando ésta se desprenda del cuerpo y quiera
visitar a sus familiares. Llegando al cementerio el sacerdote reza unas
oraciones en maya y posteriormente el cuerpo es depositado en la fosa
y cubierto con tierra. De esta forma el difunto, a través del rito
de agregación, pasa a ser parte del mundo de los muertos.
Tres días después de efectuarse
un entierro, ya sea de niño o de adulto, se realiza el primer rezo
que le indicará al difunto su estado actual, a los ocho días
se efectúa otro y así sucesivamente hasta completar seis
semanas. En estos rezos la ofrenda consiste en atole (sa’) dispuesto
en jícaras. Posteriormente se hacen rezos cada vez que los familiares
lo crean conveniente.
Para terminar es importante enfatizar que los
habitantes de Tuzik, desde sus primeros años de vida a través
del proceso de socialización, se involucran en un mundo ritualizado
en el que cada individuo conforme pertenece a una etapa determinada del
ciclo de vida posee derechos, atributos y obligaciones que ayudan a definir
su estatus y posición dentro de la comunidad. La pertenencia a
la comunidad prescribe la “obligación” de integrarse
al sistema ritual ya que cada individuo debe cumplir con una serie de
reglas sociales preestablecidas por la tradición y el derecho consuetudinario;
esta construcción simbólica de organización de la
sociedad a partir de las categorías de los ritos de paso comienza
desde el día del nacimiento y finaliza con la muerte. Tuzik es
una comunidad que día a día lucha por conservar sus creencias,
costumbres, su cosmovisión y sus rituales. |