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Palabras mayas en el habla dirigida a niños meridanos: Breve estudio de la socialización en el español yucateco

 

Introducción 

La socialización es el proceso por el cual un niño pequeño atraviesa para poder convertirse en un miembro competente de una sociedad y cultura determinadas. Durante dicho proceso el niño “adquiere” todos los elementos necesarios para llegar a este fin y esto se logra en gran parte por medio del lenguaje. De ahí que “un aspecto central en su estudio ha sido el sistema cultural de creencias sobre el lenguaje y su relación con otros aspectos de la vida social” (Garret et. al 2002: 353).

Por lo tanto, las “nociones locales” sobre lo que es entendido y aceptado como lenguaje o hablantes por los miembros de las sociedades y culturas específicas es de gran importancia para el estudio de la socialización (Garret et. al 2002). Una vez aquí, conviene retomar tres puntos concernientes al estudio de la socialización por el lenguaje tal como fueron propuestos por Bambi Schieffelin y Elinor Ochs (1986: 169):

1) Los seres humanos usan el lenguaje para llevar a cabo metas específicas en actividades organizadas social y culturalmente.

2) Algunas actividades y formas de usar el lenguaje no ocurren en todos los grupos sociales o en todos los individuos de un grupo social.

3) Lo anterior pone en relieve las diferencias en las habilidades cognitivas de los diferentes grupos sociales.

Para el estudio de la socialización es de gran importancia analizar cómo los “recursos lingüísticos organizan interacciones en los ambientes de la vida cotidiana entre niños pequeños y otros niños de edad similar, con hermanos mayores y con adultos” (Schiefeling et. al 1986: 171). Con respecto al habla dirigida a bebés y niños pequeños pueden identificarse en el proceso de socialización dos tipos generales: un “registro afectivo” y un “registro simplificado”. Siguiendo a Bambi Schieffelin y Elinor Ochs (1986: 173) utilizaremos el término “registro” como una variedad de lenguaje que está ligada o que se asocia con un uso determinado en ciertos contextos.

 

Descripción de familias meridanas de clases medias  

El grupo analizado es el de familias de cultura euro-americana de colonias y fraccionamientos de clases medias ubicadas en el norte de la ciudad de Mérida en el estado de Yucatán. Estas zonas habitacionales cuentan con servicios básicos de la zona urbana como electricidad, agua potable, drenaje, servicios de salud (públicos o privados), parques y centros educativos. Las casas suelen tener jardín y patios pequeños y se encuentran en mucha adyacencia unas con otras.

Dichas zonas generalmente están compuestas por familias nucleares aunque en ocasiones puede encontrarse a algún abuelo, ya sea materno o paterno. También es frecuente que en algunos de estos hogares trabaje una mujer1 como servicio doméstico que puede ir dos días a la semana o permanecer la semana entera descansando sábado y domingo. En muchas de estas familias ambos padres trabajan y cuando menos uno de ellos cuenta con estudios de licenciatura. En los últimos años, la mayoría de las familias de estas colonias ha adquirido servicios de Internet, de telefonía celular y otros aparatos electrónicos que se consideran necesarios, incluso junto con otros elementos como automóviles y vestimenta son reconocidos como símbolos de estatus social.

            En estas colonias y fraccionamientos la lengua materna de los integrantes de las familias que allí viven es el español. Es algo constante que los hijos en estas familias asistan a cursos para aprender inglés, pues este idioma es considerado por los padres como primordial para competir actualmente en el mundo laboral.

De acuerdo con Suzanne Gaskins en la socialización de las culturas euro-americanas de clase media:

los infantes son criados en familias nucleares con pocos hermanos con el cuidado primario otorgado por la madre. En estas culturas los cuidadores y los infantes frecuentemente están sólo ellos juntos e interactúan únicamente por el placer de hacerlo. Cuando los niños comienzan a hablar los cuidadores tratan de entender las emisiones a veces poco claras o incompletas para interpretar las intenciones del niño. El patrón típico en esta cultura es que el adulto se acomoda a las necesidades del niño (2006: 280).

Sin embargo, desde las últimas tres décadas hay muchas familias meridanas de clases medias, en especial donde ambos padres trabajan fuera de casa y tienen niños pequeños, donde los infantes pasan tiempo con una niñera (generalmente la misma mujer del servicio doméstico) o con algún familiar (abuela, tía o algún hermano mayor con el tiempo y posibilidad para hacerlo).

Aún con la gran influencia que la cultura maya yucateca ejerce sobre el resto de la población, es posible observar un abismo entre el proceso de socialización de las familias recién descritas y el de las familias mayas del interior del estado de Yucatán. Dicho abismo es el de la “acomodación comunicativa”, concepto propuesto por Bambi Schieffelin y Elinor Ochs refiriéndose a que “podemos distinguir grupos sociales donde se demuestra una gran atención en torno a las inquietudes del infante [familias meridanas de clases medias] mientras existen otros donde (...) se espera que el niño se acomode a las actividades y a las personas de la situación en curso o próxima a llevarse a cabo [familias mayas]” (1986: 174). Veamos brevemente cómo es esta “acomodación comunicativa” en las familias mayas:

En culturas donde no es común la familia nuclear, existen muchos adultos y niños que además de los padres, también son cuidadores regulares de los bebés y niños pequeños en el hogar. Estas familias complejas también tienen más actividades y más personas que interactúan con los niños. En una familia de mayas yucatecos, un bebé de un año puede tener contacto con veinticinco miembros de su familia en un solo día, todos proveyendo algún cuidado: el padre, la madre, los hermanos, los abuelos, los tíos, los primos e incluso tíos abuelos y bisabuelos. Sin embargo, los padres que a veces están obligados a prestar atención y cuidados al infante sólo pueden hacerlo por pequeños intervalos y a menudo aprovechan la oportunidad para interactuar interpersonalmente y lo hacen más que cualquier otro cuidador (Gaskins 2006:291).

 

El habla dirigida a niños en español yucateco 

A continuación examinaremos algunos contextos donde encontramos palabras especiales de un registro simplificado de habla que se utilizan en familias meridanas para dirigirse a los niños pequeños. A la par iremos explicando el significado de esas palabras y comparemos, en la medida de lo posible, si el uso que tienen en el español yucateco es el mismo que en el habla simplificada dirigida a los niños mayas yucatecos.

En el español que se habla en las familias yucatecas de clases medias existe gran cantidad de vocablos de origen maya que se utilizan de manera cotidiana y aún inconsciente. La creencia local es que las mujeres del servicio doméstico que también fungen como niñeras (principalmente entre las clases medias y altas) han transmitido estos vocablos mientras cuidan a los niños a su cargo y que esto ha sucedido desde tiempos inmemorables. No obstante estos vocablos mayas habitualmente se utilizan en familias que no tienen una niñera y donde los padres tampoco la tuvieron.

Algunos de estos vocablos se emplean casi exclusivamente cuando se les habla a los niños pequeños, son palabras que los niños entienden y que utilizan cuando aprenden a hablar y cuando platican entre ellos. De hecho, los mismos niños dejan de usarlos cuando dejan de considerarse como tales, y durante su desarrollo posterior (en la pubertad, adolescencia, edad adulta) sólo los utilizan nuevamente cuando se dirigen a niños pequeños. Existen muchas actividades donde los padres meridanos interactúan con los niños pequeños tales como ir al parque, llevar a los niños al colegio, llevarlos a hacer sus necesidades fisiológicas y la hora de dormir por mencionar las más comunes. En estos contextos está siempre presente alguna clase de interacción verbal y son muy significativas aquellas que incluyen preguntas que buscan información, preguntas retóricas, así como oraciones imperativas o de advertencia.

            Para un mejor análisis las palabras se clasificaron en dos grupos, por un lado, aquellas que se refieren a acciones y que se construyen con el verbo “hacer”, y por otro, aquellas que se refieren a cosas y que funcionan como adjetivos y sustantivos.

 

Palabras que refieren acciones 

Wiwí
En el registro simplificado del español mexicano dirigido a niños pequeños, se conoce como “hacer pipí” a la acción fisiológica de orinar. En ese mismo registro la palabra pipí también se usa para referirse a la orina. En el español yucateco esta palabra alterna con otra forma léxica que es wiwí, así que además de “hacer pipí” también se dice “hacer wiwí” Ésta es la forma de habla materna que se usa en lugar de la forma adulta wixar2, que significa “orinar”. Así, esta forma puede utilizarla un niño pequeño que aún no puede ir sólo al baño cuando quiere informar a un adulto u otra persona su necesidad, y ésta le contestará con una pregunta utilizando la misma palabra:

       (1)       N: quiero hacer wiwí
                  A: ¿quieres hacer wiwí?
                  N:   sí

            Es probable que los niños aprendan esta palabra desde muy pequeños puesto que los adultos la utilizan dirigiéndose a infantes que aún no hablan cuando los llevan a orinar antes de dormir:

       (2) A: vamos a que hagas wiwí (lleva al niño al baño)
            N: (escuchando)

Los niños pequeños que ya hablan y platican emplean wiwí en lugar de wix (forma adulta) para referirse a la orina. Por ejemplo, si un niño se mojó al orinar y se lo quiere comunicar a otro niño o a un adulto puede decir:

       (3) N: me cayó mi wiwí aquí

Aunque en el habla adulta se maneja wixar, que es una palabra híbrida construida con el vocablo maya wiix “orín, orinar” y un sufijo español para infinitivos, es probable que wiwí sea un préstamo directo del maya, puesto que esta forma también se utiliza en dicha lengua en el habla dirigida a niños y en el lenguaje infantil.3

 

Chuchú
Esta palabra se usa con el verbo “hacer” para referirse al amamantamiento. Puede usarla una madre para decirle a un niño pequeño que un bebé ya tiene hambre y que por tal razón procederá a amamantarlo:

       (4)       B: (llorando)
                  N: ái4 llora el nené
                  M: quiere hacer chuchú (va con el bebé, se prepara y le da pecho)

Un niño pequeño también emplea esta palabra cuando comunica a otra persona que el bebé está siendo amamantado, por ejemplo, si en el caso anterior el padre llegara unos instantes después de comenzar el amamantamiento, el niño pequeño, que a menudo permanece observando la acción, para comunicarle al padre lo que está ocurriendo puede usarla y el padre le contestará con una pregunta usando también esa palabra:

       (5)       N: está haciendo chuchú
                   P: ¿está haciendo chuchú?
                  N: sí

Cuando se pluraliza esta palabra cambia el significado para entonces referirse a los senos de la mujer quedando chuchús. Un niño puede usar esta forma cuando quiere informar algo sobre los senos. Hay que aclarar que estas dos formas para referirse al amamantamiento y a los senos de la mujer son ya bastante comunes en todos los hablantes y registros del español yucateco.
La palabra chuchú es un préstamo del maya yucateco. En dicha lengua tenemos el vocablo chuchu’. Un diccionario maya-español consultado define chuchu’ como “pecho de mujer en lenguaje infantil” (Bastarrachea et. al 1992:84). Esta palabra se deriva del verbo chu’uch “mamar” y en el lenguaje infantil en maya yucateco también se usa como “hacer chuchu’ ” para referirse al amamantamiento.5 Definitivamente chuchu’ es una forma infantil porque los adultos mayas se refieren a los senos de la mujer como iim.

 

Chichís
Esta palabra en construcción con el verbo “hacer” se emplea para decir “dormir”. La madre o el padre utilizan esta palabra cuando avisan a los niños pequeños que es el momento de ir a dormir:

       (6) M: ya es hora de hacer chichís

            También pueden utilizarla en el preciso instante en el que están llevando al niño a dormir diciendo:

        (7) M: vamos a que hagas chichís

            De igual forma, los mismos niños la utilizan cuando manifiestan que tienen mucho sueño y que se quieren ir a dormir:

       (8) N: quiero hacer chichís
            M: ¿quieres hacer chichís?
            N: sí

Con respecto al maya yucateco, un diccionario consultado define chichis o chikis como “adormecer, arrullar” (Martínez Huchim 2007: 159), aunque debe ser una forma para niños porque existe otra palabra utilizada entre adultos que es weensik “adormecer”.

 

Palabras que refieren cosas o personas  

Yayá
La palabra yayá se utiliza para referirse a alguna herida. Una madre puede utilizarla en una frase imperativa cuando se da cuenta de que el niño pequeño esta tocando su herida:

       (9)  N: (tocando la herida)
              M: ¡No te agarres tu yayá!
              N: (deja de hacerlo)

            También un niño puede utilizarla cuando le muestra la herida o a otro niño u otra persona. Por ejemplo, en un jardín de niños, se observa a un grupo de infantes que juegan, se acerca otro niño que quiere integrarse al juego y al principio los demás niños no lo permiten. El niño muestra en su rodilla una diminuta herida a uno de ellos; éste último comunica a los demás sobre la herida y después permiten que el niño con la herida juegue:

       (10) N1: Mira, tengo una yayá (después de que lo rechazaran)
              N2: ¡Vamos a dejar que juegue porque tiene una yayá! (comunica a los otros)

También puede hacerse una construcción con el verbo “hacer” que se usa en lugar del verbo “lastimarse, herirse”. Si un niño pequeño juega con algún objeto que pueda herirlo, al momento de retirarlo, la madre o alguna otra persona puede dirigirle una frase declarativa usando esta palabra:

       (11)  N: (jugando con el objeto)
               M: ¡te vas a hacer una yaya’! (retira el objeto)

En maya yucateco esta palabra es una forma especial de habla materna que se use en lugar de la forma adulta yaaj “herir, herida, doler, dolencia”.6

 

Nené
Nené se utiliza para referirse directa e indirectamente a un bebé o un niño pequeño aunque ya camine o hable. Su uso también está generalizado en todos los hablantes y registros. Se utiliza mucho cuando alguna persona (adulta, adolescente o niño mayor) le habla directamente al bebé, ya sea para saludarlo, con alguna pregunta o cuando a un bebé se le enseña otro señalándolo:

        (12a)    hola nené
        (12b)   ¿qué haces nené?
        (12c)   mira a ese nené

Los mayas yucatecos utilizan la palabra nene’ cuando le hablan directamente al bebé pues cuando se refieren a él hablando con otra persona adulta emplean chanpaal o chaambal “bebé”.

 

Chechón, chechona
Este es un vocablo híbrido maya-español que significa “llorón” aunque más bien tiene el sentido de “chillón”. Obviamente se les dice a los niños cuando lloran mucho y generalmente cuando los padres piensan que no tiene razón para hacerlo:

       (13)   N: (llorando sin razón aparente)
                M: ¡no seas chechón! o ¡Eres un chechón!

También lo usan adultos u otras personas cuando hablan de un niño X que se caracteriza por ser llorón:

       (14)   esa tu sobrina es una chechona

En maya la forma es chéech o chéech kep que significa “llorón” (Martínez Huchim 2007: 158; Bastarrachea et. al 1992: 83) Las fuentes coloniales del Diccionario Maya Cordemex traducen chech como alguien “que llora mucho sin motivo, que llora por nada, llorón que por todo llora (Barrera 1980:86) Es interesante para nuestro estudio hacer notar que también se encuentra en dichas fuentes coloniales la palabra chechil que significa “llanto de niño muy continuo” (Barrera 1980:86), es decir, que chéech es una palabra que está vinculada estrechamente al llanto de un niño y que probablemente sólo los califique a estos y no a personas adultas. Las formas chéech kep (chillón) y chéech pel (chillona) pueden además ser usadas en esta lengua como una forma de avergonzar al infante e incitarlo a que deje de llorar, puesto que estas palabras podrían considerarse como una clase de “ofensas” ya que las palabras keep y peel se refieren en general a los órganos reproductores del hombre y la mujer respectivamente.

 

Tucho
Tucho se refiere a una especie de monstruo que se relaciona mucho con la oscuridad. Generalmente se usa con un artículo por lo que este monstruo se le conoce más bien como “El Tucho”. Se alude a este ser para asustar a los niños y a menudo son los hermanos o los primos mayores los que asustan a los niños pequeños aparentemente con la simple intención de hacerlo y utilizan frases tales como:

       (15)   ¡uuuy! va a venir “El Tucho”

Los padres suelen utilizar este recurso cuando los niños no quieren dormirse y entonces se les amenaza diciéndoles que si no se duermen vendrá “El Tucho” y se los llevará. En maya yucateco la palabra xtucha o tucha es el nombre de una variedad de mono pero también se usa para asustar a los niños señalando a la tucha como monstruo.7

 

Pipí
Aunque es homófona, pipí es una forma completamente diferente a la que se usa en español para orinar. Esta palabra designa insectos, bichos o animalejos. Un niño pequeño la usa cuando mira un bicho y quiere comunicar esto a alguien y diría:

       (16)  N: hay un pipí ahí

Los padres usan esta palabra cuando los niños juegan o están en alguna parte que tenga maleza, hojas secas o basura. Si los padres quieren que el niño se mueva de ese lugar pueden decirle:

       (17)  M: ¡quítate de ahí! ¡va a salir un pipí! o ¡no te vaya a picar un pipí!

De esta manera los padres pueden hacer que el niño obedezca y se retire de la zona que ellos consideran peligrosas por la posibilidad de que algún insecto o alimaña hiera a los niños. En uno de los diccionarios maya-español consultados aparece pipi’ como un “ser que habita lugares oscuros y misteriosos (Martínez Huchim 2007:215). De hecho existe una canción de cuna que contiene esta palabra (y otras ya vistas) y funciona dentro de la canción como una forma de asustar al infante para que se duerma:

       (18)     Chichís nené, ahí viene el pipí,
                   chichís nené, y te va a comer.
                   Duérmete niño bonito
                   mira que tengo qué hacer.....

 

Chichi’
En el maya yucateco se usa chichi’ para asustar a los niños.8 En un diccionario maya-español consultado se traduce la palabra chichi’ como “un fantasma con el que se mete miedo a los niños” (Bastarrachea et. al 1992:83). Esta palabra, sin embargo, también puede ser usada por niños pequeños para señalar a algún bicho. Por ejemplo, una niña meridana de tres años que ya comienza a hablar y que visita a sus abuelos (hablantes de maya) cada semana en el municipio vecino de Cacalchén, Yucatán, cuando ve un insecto le dice a una tercera persona:

       (19)   N:  ¡chichi’!  (señalándolo con su dedo índice)

 

Conclusiones 

Con respecto al maya yucateco que es de donde provienen las palabras especiales del registro simplificado de habla materna en el español de Yucatán, notamos que la mayoría de estas palabras son reduplicaciones de una sílaba de la forma adulta, tal y como describe Lourdes de León (2005) que ocurre en el tzotzil de Zinacantán, Chiapas  que también es una lengua de la familia maya. Así tenemos:

                              Tzotzil                                             Maya yucateco
       (22)    tibol → titi’          “carne”                            yaaj    →  yaya           “herida”
                  lo’    → lolo’        “comer cosas suaves”     wiix    → wiwi           “orinar”

Gracias al estudio de la socialización por el lenguaje podemos notar lo significativos que son los contextos donde ocurren estas palabras en las familias meridanas de clases medias para la socialización de los niños. Las palabras no son aplicadas fortuitamente sino que cada palabra usada en su contexto engloba la situación y las circunstancias de lo que ocurre en él. Esto es, de acuerdo con Bambi Schieffelin y Elinor Ochs, el cómo “los niños adquieren las rutinas específicas y las muestras de afecto de su cultura necesarias para influir en otros o para no renunciar a lo que desean, es decir, que los cuidadores están enseñando a los niños pequeños las maneras apropiadas de entender y de responder a las rutinas frecuentes” (1986: 165-6).

            Así, por ejemplo la palabra yayá no se usa simplemente para referirse a la herida, sino como ya vimos, es parte de una interacción verbal donde una madre pretende que su hijo pequeño no se toque la herida y que pueda infectarse. De igual manera un niño puede usarla para influir en otros niños para causar empatía y lograr un fin. La idea de “hacer chuchú” no es una simple acción sino que simboliza todo un ritual en el que normalmente interactúan los hermanos mayores del bebé que se amamanta.

Algunas de las palabras reflejan la “práctica emotiva del miedo”. En nuestro caso como el que describe y explica Lourdes de León para la comunidad de Zinancantán en Chiapas “el miedo es un vehículo de la domesticación del espacio por medio de discurso, acciones y prácticas en las que participan los niños y en esta interacción se delimitan las fronteras y los sitios peligrosos al interior del espacio doméstico” (De León 2005: 131 y 129). Esto se refleja en el uso de la palabra pipí o chichí para bichos o animalejos, ya que los cuidadores las usan como vimos para alejar a los niños de los lugares que consideran de peligro para el infante. Incluso el simple hecho de que una niña pequeña señale un bicho y diga alguna de estas palabras, indica que ella sabe que no debe acercarse mucho a él para que no le pique. Es interesante notar que estas palabras en maya se refieren a espantos o fantasmas, y que en el español yucateco así se nombre a los bichos.

Los adultos que cuidan niños pequeños emplean estas palabras que provocan miedo con la intención de dirigir el comportamiento del infante o de modificarlo. Observamos por ejemplo, que cuando los niños se niegan a dormir los cuidadores modifican este comportamiento aludiendo a “El Tucho” y amenazando al infante con que este monstruo se lleva a los niños que no quieren dormir, lo cual queda perfectamente plasmado en la  canción de cuna.

Otro punto que quiero resaltar es el siguiente. El uso en su conjunto de las palabras especiales en maya en estos niños tampoco es fortuito. Debido a que el estudio de la socialización se relaciona ampliamente con el de la adquisición del lenguaje, podemos darnos cuenta de que los cuidadores de una manera inconsciente están preparando a los infantes para adquirir el español yucateco, el cual como apuntamos más arriba posee una gran cantidad de vocablos tomados de la lengua maya. Así que construcciones como “hacer wiwí” o “hacer chichís” facilita el aprendizaje de otras construcciones como “hacer loch” (abrazar cariñosamente), “hacer puch” (aplastar), “hacer yach” (desleír), etc. que son de uso común entre los hablantes de español yucateco.

 

Abreviaturas

A............................................................Adulto
B.............................................................Bebé
M............................................................Madre
N............................................................Niño(a) pequeño(a)
N1..........................................................Niño uno
N2...........................................................Niño dos

 

Este artículo apareció publicado en el suplemento cultural Unicornio del Periódico Por Esto! Domingo 9 de marzo de 2008. Regresar

 




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