Salve insigne lingüista, orgullo de su tierra,
que la lengua sagrada del maya antepasado,
gracias a tus esfuerzos un diccionario encierra,
tesoro que a los siglos, generoso has legado.
Salve ilustre maestro, tus angustias destierra,
que la ciencia tan vasta, que tú has aprisionado
en tus valiosos libros, fecundante se aferra
y en las mentes de tantos a los que has enseñado.
Hoy llegas victorioso a tus años ochenta,
ocaso que es aurora, cuya luz resplandece,
pues juvenil la Musa en tus sueños alienta
de sabio y de poeta, que admiración merece,
ya que al par que tu fama, que sin cesar aumenta.
Tu talla de gran hombre constantemente crece.
Rodolfo Ruz Menéndez.- 26 de noviembre de 1980.
Novedades de Yucatán. Mérida, Yucatán. Martes 30 de diciembre de 1980